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ana.pinon@eluniversal.com.mx
El poeta, activista y periodista nahua Mardonio Carballo (Chicontepec, Veracruz, 1974) colocó en las ventanas de su oficina de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, una frase que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dijo el 1 de diciembre en la toma de protesta simbólica que hizo en el Zócalo: “Vamos a darle atención especial a los pueblos indígenas de México. Es una vergüenza que nuestros pueblos originales vivan desde hace siglos bajo la opresión y el racismo, con la pobreza y la marginación a cuestas”. Estas palabras, dice, son un mandato y una de las líneas principales de esta administración y en particular de su trabajo.
“Este es el tiempo de los indígenas, de las mujeres, de lo gay, de lo trans, pienso que es el momento de todo aquello que molesta a la corrección política. Empiezan a haber voces de las minorías, se hacen presentes y molestan”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.
A seis meses de su llegada a la dirección que depende de la Secretaría de Cultura, el también locutor, productor y traductor que ha impulsado programas en medios nacionales con autores, músicos y poetas indígenas y ha sido reconocido en dos ocasiones por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) como precursor en la difusión de lenguas originarias, dio a conocer sus primeras líneas de trabajo, concentrados en el programa “Trabajar con los Invisibles” que consisten en cinco líneas dedicadas a trabajar con niños indígenas con talleres de escritura, con trabajadoras del hogar con una oferta cultural, con trabajadores de la construcción, con talleres e intervenciones artísticas; con jóvenes indígenas en convenio con universidades para ofrecer talleres de diversidad cultural; el último eje será un intercambio entre distintas comunidades, llamado “enroque cultural”.
Este programa en su primera etapa tiene un presupuesto estimado de 7. 5 millones de pesos. El presupuesto de la dependencia es de 112 millones, de los cuales, 88 millones se destinaron para el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC). El año pasado fue de 88 millones y 45 fueron para PACMyC.
“Estamos haciendo alianzas, ya sabes, la austeridad republicana, pero pienso que entre sus virtudes está la posibilidad de aglutinar esfuerzos, hacer que se encuentren carriles que no se volteaban a mirar”, dice.
Tu nombramiento ocurrió muy temprano. Tuviste un margen muy amplio para idear.
Sí, fue básicamente un proceso de imaginación porque no estuvieron las puertas abiertas en la administración pasada para que ocurriera ya no digamos un escrutinio, sino una forma de empaparnos de lo que aquí pasaba.
Entre la imaginación y la ejecución, ¿qué trabas encontraste?
La estructura corresponde a sistemas administrativos públicos y debería ser más abierta a los terrenos creativos y artísticos. Nosotros tenemos que incidir para que esa diferencia se vea en la parte administrativa. Por ejemplo: ¿cómo compruebas un recurso que le das a una persona que lo pide en la parte de la sierra de Nayarit, en donde no hay tiendas, no hay nada? Esa persona tiene derecho a tener un apoyo, pero ¿cómo le haces para que tenga la posibilidad de acceder a una convocatoria? La estructura no ve la diferencia.
Hay que hablar con Hacienda.
Sí, hemos tenido encuentros con Hacienda para encontrar posibilidades. En el PACMyC podemos trabajar con un tercero solidario, alguien que pertenezca a la estructura gubernamental que se haga responsable de ese tipo de trabajos administrativos.
No suena fácil.
Los indios nunca la hemos tenido fácil y nadie se ha muerto de intentar lo imposible. Un día dije que yo tendría que escribir un libro sobre lo que significa ser funcionario cuando perteneces a una comunidad distinta. Esto me ha llevado a procesos de reflexión, ¿cómo se es nahua en una administración que no toma en cuenta la diferencia cultural?
¿Cuál fue esa primera diferencia?
Pensé en cómo le iba a hacer para escaparme cinco días para convivir con mis muertos, porque yo no lo hago el 1 y el 2. Pensamos que nos entendemos porque hablamos el mismo idioma pero no nos conocemos. El otro día escuché a un compañero maya referirse a una persona como “bien dada”, no entendí a qué se refería y lo que decía es que estaba fuerte.
Eso pasa con casi todos, en el norte hay expresiones muy distintas a las del centro.
Sí, hay maravillosas muestras de la diversidad del país que dan pie a confusiones porque damos por hecho que nos entendemos. En esto creo que está la razón de mi trabajo, siempre he dicho que soy un puente, soy el que empezó a hacer programas de televisión con pueblos indígenas para los no indígenas. Es importantísimo que el sector mayoritario de la sociedad, que discrimina, que es racista, lo sepa o no lo sepa que lo es, se le debe hacer saber que hay otros que se ofenderían de las burlas que hace con la palabra “indio”, como el de “no tiene la culpa el indio”.
¿Cuántos indígenas trabajan en la Administración Pública?
Es un censo que vamos a hacer, esta es una de las premisas que tengo. Creo que hay muchos, no es tan fácil salir el clóset. Creo que sería una campaña efectiva: “Salgamos del clóset todos, ¿qué lenguas hablas tú?”. Hubo un momento en la historia en que el Estado apostó por que las lenguas se perdieran, esa fue la construcción de nación, y si hay un cambio de régimen tenemos que cambiar eso. Se invirtió mucho esfuerzo para que el país se unificara a través del castellano, pero ahora se abre la posibilidad de otros tiempos, es posible y necesario que la inclusión de los pueblos y las lenguas indígenas pueda ser una cosa fundamental en la política pública.
Dos historiadores, Federico Navarrete y Rodrigo Martínez, coincidieron en que los gobiernos mexicanos deben pedir perdón a los pueblos indígenas.
Con todo respeto creo que ninguno de los dos puede hablar de los pueblos. Son los pueblos los que tienen que decidir si necesitan un perdón, en el saneamiento de las relaciones, en la construcción del mundo están incluidas las vejaciones que se han hecho a varios pueblos, los nuestros incluidos. Es importantísimo que los gobiernos se hagan cargo de las responsabilidades que le son intrínsecas. Para citar a Federico, el mestizaje del México tan socorrido para la construcción de un nacionalismo, me parece pernicioso, cuando se dice que todos somos mestizos me parece que es un error. Somos mestizos, pero la mezcla es más la gente afro con los pueblos indígenas, los indígenas ya se mezclaron entre sí. Es decir, ese mestizaje del cual se nos quiere hacer sentir orgullosos no es tan cierto porque no ocurrió solamente con la llegada de los españoles, antes ya aquí había un proceso de mestizaje. Desandar la raza de bronce es importante. Me han dicho que yo soy la voz de los indígenas pero jamás asumiría tal responsabilidad.
¿Cuál es el diagnóstico con el que se basaron para determinar la población a la que iba dirigido el programa de Invisibles?
Partimos sobre trabajar con población de muy alta marginación. Cruzamos datos del INEGI y del INALI, y con eso localizamos los lugares para trabajar. Por otro lado, vimos desarrollos inmobiliarios por todos lados y vimos que ahí había gente que está trabajando y nadie voltear a ver. En Tlalpan vamos a trabajar con 500 mujeres y contratamos artistas para que puedan desarrollar su expertis con ellos, también es cierto que trabajamos con cierto tipo de artistas, intentamos que los honorarios no sean onerosos. Los artistas tendrán que ser empáticos con el tema, nos les vamos a llevar a Platanito, les gusta pero no incentivaremos eso.
¿En qué cultura estás pensando?
En la cultura indígena porque es muy fácil olvidar aquí tu cultura por la vergüenza, la discriminación; para mí es importante reforzar la identidad, por eso vamos a hacer las entrevistas y si ellos dicen que vayamos al Lago de los cisnes, pues iremos. Primero es ofrecer asideros identitarios, luego nos preguntaremos si les gusta Platanito o no.
Cuando has dicho que México no existe, ¿a qué te refieres?
El México mestizo, el México raza de bronce, el que habla castellano, el que es heterosexual, el México católico, el del Himno Nacional, es un México que existe en la construcción de este México que tiene que empezar a desandar sus pasos para reconocerse, ponerse en un espejo gigante y mirar el rostro que realmente tiene.
Dices que ni Navarrete ni Rodríguez pueden hablar de los pueblos indígenas, pero tienen amplios estudios, si ellos no pueden, ¿entonces cómo le hacemos?
Habrá un momento en que antropólogos indígenas empiecen a tener como sujetos de estudio a los blancos de Alemania que vienen y los estudian, ¿me explico? Llegará un tiempo en el cual los pueblos indígenas, si lo hacemos bien, ya no van a necesitar intermediarios. Este es el gran objetivo, que los pueblos indígenas tengan a sus propios filósofos, a sus propios genios, es decir, que en una plática yo en lugar de citar a George Steiner, cite yo a Yásnaya Aguilar. Si lo hacemos bien, cambiaremos la historia.