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La memoria es el punto en común entre las dos nuevas esculturas que presenta el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), como parte de su programa de comisiones.
Se trata de Aquí siempre es jueves, de la artista Yolanda Ceballos (Monterrey, 1985) y de Tu imagen se borrará, pero nunca se la llevará el viento, de Isaac Olvera (Puebla, 1982).
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La primera obra, Aquí siempre es jueves, es una instalación multisensorial con máquinas que recrean la neblina, focos que emulan la luz del día, así como relámpagos y una bomba de agua para generar lluvia.
Ceballos, quien tiene formación como arquitecta, construyó todo este escenario para crear un “tiempo atmosférico” en específico, es decir, recrear las condiciones climáticas de un día jueves que le fue significativo. La pieza también tiene dibujo, perfume y un dulce que comparten aroma y sabor.
“La instalación tiene también una escultura, con las proporciones en mi cuerpo, en concreto y cristal. Hay teorías que dicen que cuando haces un objeto en tus dimensiones, te transfieres a ese objeto. Entonces la escultura soy yo viviendo dentro de este día en un loop infinito”, explica la artista en entrevista.
Ceballos, quien ha expuesto en la galería Pequod Co. y el Museo de Arte Carrillo Gil, trabaja el tema de la memoria porque le interesa registrar tiempos y espacios donde ocurrieron sucesos en específico.
“La memoria nunca es la misma, uno va reescribiendo lo que vivió hasta convertirse en ficción”, agrega la artista, quien espera que su obra remonte al público a revivir un jueves significativo.
Por su parte, en Tu imagen se borrará, pero nunca se la llevará el viento, Olvera hace una escultura en memoria de los artistas y escritores marginales.
La obra es un conjunto de cinco postes con pelucas de cabello humano, expuestas en el patio del museo. La creación surgió un día que el artista escuchó en un camión el poema Natasha y yo, del escritor Francisco Jaymes. La musa del poema es Natasha Fuentes Lemus, hija de Carlos Fuentes.
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Olvera dice que su obra es una metáfora visual del desgaste de la vida de los artistas que están en la calle, como Edgar, quien recitó el poema en el camión y ya falleció, o el autor del texto, que es parte de un grupo de escritores que viven en la calle y marginadas.
“En el título está la premisa de que la obra se va a desgastar con el paso del tiempo. De ahí viene la relación con el poema, que habla de una vida maravillosa que concluye. Estos artistas fallecen o no vuelves a ver (...) pero los llevo a la memoria con esta obra”, declara Olvera, quien expuso en 2017 esta escultura en Bold Tendencies, Londres.
Las piezas estarán en exhibición hasta febrero, acompañadas con un programa público.