(Ciudad de México, 1953-Ciudad de México, 2019) fue un poeta salvaje y transgresor, de la estirpe de Rimbaud. “Fue uno de estos personajes que van a contrapelo de los convencionalismos, rebeldes, que ante todo les importa hacer una apuesta vital, que la poesía sea como la vida y la vida como la poesía, y lo llevan hasta las últimas consecuencias: a algunos les va muy bien como a Roberto Bolaño, sobre todo cuando se va al mundo de la narrativa, pero a otros la vida les cobra caro desobedecer a los padres y desobedecer los cánones y las reglas de comportamiento”.

, la escritora que ha hecho del deseo y sus sombras la poética de sus novelas, se adentró en la vida y la obra de Darío Galicia, un poeta que fue cercano a los infrarrealistas y a Roberto Bolaño, quien lo convirtió en Ernesto San Epifanio en su novela Los detectives salvajes, para crear al personaje de su nueva novela, Por desobedecer a sus padres (Alfaguara), en la que ella convertida en la escritora Ana Laurel sigue las huellas de Galicia, que en la vida real ella y un grupo de amigos encontraron al poeta, en 2019, enfermo y abandonado en el pueblo de San Andrés Tetepilco.

“Darío se firmaba como Darío G. Alicia, eso me permitió abordar más la ciudad imaginaria que conocieron Darío y los poetas infras, de los que estuvo muy cercano aunque él no formaba parte del grupo, como creo aclarar en la novela. Darío era un personaje muy rebelde, muy soberbio, muy dandy, muchos lo comparaban con Oscar Wilde, tenía mucha gracia corporal, con el lenguaje y los juegos de ingenio; Roberto Bolaño —Beleño, en mi novela—, lo quería reclutar para su grupo, pero Darío nunca estuvo”.

Collage en código Carroll

Ana Clavel conoció a Darío en los años 80 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; quien se lo presentó le contó que sus padres le habían practicado una lobotomía para quitarle lo homosexual; hay quien dice que la operación fue para retirarle unos aneurismas. Aunque Ana no llegó a ninguna conclusión, lo cierto fue que esa operación afectó al poeta. Años después ella fue tras sus pistas hasta dar con él; al hacerlo se acompañó de voces que dieron lugar a una novela que es un mural de coro de voces “un poco demencial” porque incluye datos médicos y científicos sobre la lobotomía.

“Me permití todas las libertades de la ficción, pero al mismo tiempo hago un retrato mucho más colorido e infiel para lograr una mayor fidelidad de la propuesta más cercana a toda esta apuesta vital y desafiante que fue la vida de Darío”, señala Clavel, quien asegura que juega con el personaje y le rinde “un homenaje de la imaginación y de la apuesta lúdica y creativa que desafía los convencionalismos”.

Porque la novela misma no es una novela convencional. Ana juega con G. Alicia a través del espejo, juega con la novela de Carroll y con parte de Alicia en el País de Las Maravillas, “de alguna manera es lo que hacía G. Alicia cuando desaparecía y aparecía, no solamente de la vista de nosotros, sino él imaginariamente para saltar al otro lado de la realidad que a él lo aplastaba”, dice y agrega que el propio Rimbaud pagó el precio, pero él tuvo todo un rescate por el nivel poético y toda la influencia posterior, pero no así Darío Galicia, quien murió sin protección social.

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