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Emilio Carranza
, un distinguido piloto aviador de la Fuerza Aérea Mexicana y sobrino de Venustiano Carranza , falleció el 12 de julio de 1928 en un accidente, su aeroplano se estrelló en un vuelo de regreso a México, debido a la mala condición del tiempo.
Todo comenzó el 11 de junio de 1928, cuando el piloto mexicano viajó a Washington D.C. para estrechar una relación amistosa entre ambas naciones, y en respuesta del viaje de buena voluntad que hizo el aviador Charles Lindbergh a México, en diciembre de 1927.
Días después, Carranza arribó a Nueva York, donde también fue bien recibido entre celebraciones y homenajes hasta el 12 de julio, cuando emprendió su vuelo de regreso a la Ciudad de México. Nada se supo del aviador hasta el día siguiente por la tarde, cuando John Carr, quien se encontraba recolectando frutas en una zona boscosa cerca de Mount Holly, encontró el cadáver del piloto y partes del aeroplano.
La noticia fue lamentable para el mundo de la aviación, incluso la aviadora Amelia Earhart le dedicó unas palabras al piloto de tan sólo 22 años, sobresaliente por ser el “as” en su profesión y lograr vuelos de largas distancias sin escalas y en corto tiempo.
Así fue como EL UNIVERSAL reportó la muerte de Emilio Carranza.
Foto: Hemeroteca El Universal
La aviación nacional está de duelo: Murió Carranza
14 de julio de 1928
Un rayo fue la causa de la tragedia
Su cadáver fue encontrado en Mount Holly, New Jersey.-Las alas del aeroplano arrancadas y el cuerpo del piloto destrozado
Una profunda pena siente EL UNIVERSAL, al informar al público de la muerte del Capitán Emilio Carranza .
Dentro de nuestro medio, escaso en ejemplos heroicos para la juventud, este “caballero águila” se destacó por su voluntad, por su pujante y claro esfuerzo de conquistador de los aires. Su muerte señala un camino de lucha, de acción, para todos los jóvenes de hoy, que nunca deben olvidar a quienes ofrendaran su vida, en el cumplimiento de su deber.
By Associated Press
Nueva York, julio 13.— Urgente. Un cadáver que se cree sea el del capitán Emilio Carranza, fue encontrado cerca de Mount Holly, New Jersey.
Las autoridades norteamericanas de aviación en Mitchell Field, dicen que un ferrocarrilero de Mount Holly les informó que el cadáver encontrado allí ha sido identificado como el del aviador mexicano Carranza.
Varios detectives acudieron precipitadamente al lugar en que perdió la vida el piloto Carranza. Las primeras noticias decían que no había sido identificado el cadáver; pero que se había encontrado un informe de la Oficina Meteorológica, dirigido al capitán Carranza. El cadáver fue visto a cerca de cincuenta pies de distancia del avión destrozado. Testigos oculares opinan que el avión fue tocado por un rayo.
Declaraciones del adminitrador de "Roosevelt Field"
El teniente Henry B. Clark, administrador de Roosevelt Field, dijo esta noche que el capitán Carranza había hecho caso omiso del consejo de los expertos cuando partió desafiando el mal tiempo, y agregó: “Mis tripulaciones del aeródromo estuvieron a sus órdenes durante todo el tiempo, y su experto consejo fue puesto a su disposición, pero él pasó por alto ese consejo”.
Cuando alzó el vuelo, yo le expliqué personalmente que no lo hiciera, manifestándole que el tiempo era malo y que sería un milagro que pudiera alzarse de la pista. Antes soplaba un fuerte viento sobre la pista, y del Oeste se aproximaba una tempestad eléctrica. Yo le dije que si podía esperar hasta que el tiempo se despejara, tendría viento del Oeste, que lo ayudaría materialmente en su partida. Debido al hecho de que era un aviador de un gobierno, había que tener considerable diplomacia, y todos en el aeródromo hicimos lo mejor que pudimos. Si Carranza hubiera sido un aviador comercial, nosotros nunca hubiéramos permitido que se usara la pista la noche que alzó el vuelo. Terminó diciendo que a Carranza se le había puesto a su disposición el aeródromo, sin siquiera cobrarle los derechos de pista acostumbrados.
El capitán Walter Bender, quien administró los informes sobre el tiempo, dijo que él creía que la tempestad había sido la causa del desastre, y agregó: “Es de deplorarse que el vuelo de este joven, que habría hecho mucho para cimentar la buena amistad entre los Estados Unidos y el pueblo mexicano, haya terminado tan trágicamente”.
Otra versión: un choque
El “AS” mexicano capitán Emilio Carranza se mató a causa de un choque de su avión en una red boscosa, durante su vuelo de Nueva York a la ciudad de México. El cadáver fue encontrado por John Carr, quien vive en Sandy Ridge, New Jersey.
Carr agregó lo siguiente: “Hoy a las 3.25 P. M., buscaba guayabas con mi madre y mi cuñada Marie Anderson, quien vive con nosotros. A doscientas yardas de Sandy Ridge encontré un objeto que creía era parte del ala de un aeroplano. Mientras caminaba con mi padre por el bosque, encontré más piezas de aeroplano. Luego encontramos el cuerpo del aviador tendido boca abajo a cincuenta yardas del fuselaje. El brazo izquierdo del aviador estaba debajo del cuerpo, y en la mano tenía la lámpara eléctrica, rota.
Inmediatamente me dirigí a Chatsworth y conté lo ocurrido a Willis Buzby. Buzby notificó el asunto a los detectives del Condado. Cuando encontramos al infortunado aviador no tenía casco y no vimos huellas del paracaídas”.
La identificación se demoró debido al traslado del lugar donde se encontraba el cadáver; pero fue finalmente establecida cuando los detectives llegaron al sitio del desastre y encontraron varias monedas mexicanas y tarjetas personales en los bolsillos, y dos boletos de un match de box que se efectuó en el Madison Square Garden , así como un mensaje de la Oficina Metereológica de los Estados Unidos dirigido al capitán Carranza aconsejándole que siguiera la ruta de Nueva Orleans y volara alto. La identificación del cadáver fue hecha por Arthur Carabine con otros investigadores. El detective Carabine después de convencerse de que era el cadáver de Carranza el que había visto, lo comunicó a la Embajada de México en Washington .
El cuerpo fue encontrado a una distancia de cerca de sesenta pies del aeroplano, y los detectives expresan la opinión de que probablemente fue arrojado del aparato antes de ocurrir el choque. Ambas alas estaban arrancadas del aeroplano, y había astillas y fragmentos esparcidos a una distancia de cerca de tres cuartos de milla.
En lo general, se cree que el aeroplano de Carranza fue tocado por un rayo mientras volaba en medio de la tormenta. Ni el avión ni el cadáver están quemados. Los detectives expresan la opinión de que es posible que Carranza haya quedado inconsciente cuando el avión chocó, y haya saltado del aparato, encontrando la muerte.
Centenares de personas de las cercanías se reunieron en el lugar del accidente, cuando se estableció la identidad de la víctima. Entre ellas figuraban periodistas, fotógrafos y peliculeros de Filadelfia.
En este croquis una cruz señala el lugar en donde cayó el avión del Capitán Carranza y la línea gruesa indica la ruta probable que siguió desde su salida del campo de aviación en Long Island. Foto: Hemeroteca El Universal
Tres horas antes de su muerte pronunció un discurso
Menos de tres horas antes de la muerte de Carranza, el aviador mexicano pronunció un discurso en Lowell, pidiendo la construcción de más aeropuertos y campos de aterrizaje para ofrecer refugio a los aviadores que tuvieron que hacer descensos forzados. El discurso fue pronunciado con motivo de la inauguración del aeropuerto de Lowell , de donde Carranza voló para Mitchell Field, y fue objeto de un gran recibimiento.
Honda consternación en Nueva York
En los círculos aeronáuticos en general, y en los de aviación militar en particular, la noticia de la muerte del capitán Emilio Carranza ha causado honda consternación. El coronel Campbell B. Hodges, comandante de los cadetes de West Point dijo lo siguiente: “El capitán Carranza visitó nuestra Academia Militar para obsequiarnos una fotografía del Colegio Militar de México , y por ausencia del general Smith, yo tuve el honor de darle la bienvenida en la Academia. Todos lo estimaban, y en verdad fue para nosotros un gran placer el haber tenido la oportunidad de conocer a un joven tan distinguido y meritorio. Su país ha sufrido una gran pérdida”.
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Miss Amelia Earhart , primera mujer que atravesó el Atlántico por aire, se expresó así: “Estoy profundamente conmovida por la muerte del capitán Carranza. Ninguna pérdida entre los aviadores militares puede ser más lamentada. Era un magnífico aviador, y yo creo que su muerte significa una gran pérdida para la aviación”.
Lo que dice un testigo de la tragedia
Halloway, administrador de Cranberry Bog, a una milla de distancia de donde cayó Carranza, dijo: “Vi volar un aeroplano y salí de mi casa para observarlo. Me pareció que volaba a un a altura de 2 mil 800 a 3 mil pies, pero poco después la lluvia y los relámpagos me obligaron a entrar a la casa. No pasó mucho tiempo antes de oír un choque y una violenta explosión, que ocurrió momentos después de que brilló un relámpago muy vivamente. Estoy seguro de que el aeroplano de Carranza fue tocado por un rayo”.
Un informe técnico
El coronel G. E. Kune, de Port Monmouth envió al teniente F. W. Bullock a que examinara los restos del aeroplano destrozado la noche anterior. Cuando el referido teniente, experto en cuestiones aeronáuticas, terminó su inspección, aseguró enfáticamente, que “el aeroplano no había sido destruido por un rayo”. Su informe continuaba así: “Examiné el motor y los controles minuciosamente, y encontré, por la disposición de la chispa que todo parecía indicar que el piloto intentó aterrizar en los momentos en que se produjo el choque contra la tierra”.
Foto: Archivo El Universal
Será traído a México en breve, el cadáver
Instrucciones del señor Presidente para que sea embalsamado en N. York
Ayer, cuando se tuvo la confirmación de la noticia, que dió cuenta de la muerte trágica del capitán primer piloto aviador de la Fuerza Aérea Mexicana, Emilio Carranza, el señor Presidente de la República, envió instrucciones urgentes al señor don Arturo Elías, Cónsul General de México en Nueva York, para que procediera desde luego a recoger el cadáver del aviador desaparecido y lo trasladara a la urbe mencionada.
Allí deberá hacerse el embalsamamiento y en tanto se gestiona el traslado a esta ciudad, se velará en las oficinas del consulado mexicano. Por una contingencia que no sabemos cómo calificar, el padre de Emilio Carranza, don Sebastián del mismo apellido, será el que presida los actos luctuosos ya que, como es sabido, trabaja en las oficinas a cuyo frente se encuentra el señor Elías Calles. Don Sebastián Carranza participó en los homenajes estruendosos que se tributaron a su hijo a su llegada a territorio de los Estados Unidos; ahora encabezará el cortejo doliente que habrá de seguir hasta su última morada el que fuera intrépido aviador.
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Carranza va a descansar en una de las fosas del lote que en el Panteón Francés adquirió nuestro Gobierno para los componentes de la aviación mexicana que sucumban en el cumplimiento de su deber.
Supimos en fuentes autorizadas que el señor general Calles manifestó su deseo de acompañar hasta el Panteón Francés el cadáver del llorado piloto
Todos están consternados en Balbuena
Por Álvaro Medrano
Cuando las caravanas integradas por elementos de todas las clases sociales se dirigían a Balbuena, anhelantes de tributar un homenaje de admiración y de cariño al piloto que se había aventurado contra los elementos a realizar el vuelo directo de Nueva York a México, el capitán Emilio Carranza, y no se hablaba de otra cosa en toda la ciudad, llegó a Balbuena la fatal noticia de la muerte del aviador intrépido, que constituía, uno de los más legítimos orgullos para los mexicanos todos.
El teniente coronel Alfredo Lozanía y cinco pilotos más, se disponían a abordar sus “Tohtlis”. Iban a encontrar a su camarada. Deseaban ser los primeros en darle la bienvenida bajo el cielo de México. Sa consideraban orgullosos de haber sido elegidos para desempeñar comisión tan honrosa y significativa. Empero, el destino dispuso otra cosa y en lugar de que ayer hubiera sido de fiesta en el Parque Aeronáutico Nacional, se prendieron crespones luctuosos en las arcadas de los hangares, en cuyos frentes se leen los nombres de los aviadores que forman el martirologio de la aviación mexicana, y que ha venido a aumentar el nombre glorioso e inmortal de Emilio Carranza.
“No puede ser. La noticia debe ser falsa. Emilio no puede haber muerto”. Estas y otras exclamaciones oímos de labios de los muchachos de Balbuena y también vimos cómo en sus rostros se retrataba el dolor.
Después, cuando la noticia trágica se confirmó ampliamente pudimos convencernos de que Emilio Carranza era generalmente estimado entre sus jefes, entre sus camaradas y aun entre los obreros más humildes que trabajan en los talleres nacionales aeronáuticos.
Foto: Hemeroteca El Universal
“Ya murió Emilio…”
Por Jacobo Dalevuelta
Y esta tremenda frase invadió el hogar del aguilucho caído
La familia de Carranza estuvo ayer desde la mañana presa de esa misteriosa melancolía precursora de las grandes desgracias. Claro que, ni por un momento, sospechó que la terrible catástrofe que les privó de su consentido viniera a poner en claro la causa de su incertidumbre.
El “no sé qué”— terrible frase— que hemos escuchado tantas veces en los relatos de gentes que sufren cruelmente, lo repitieron los familiares del heroico aviador que murió entre las nubes por el rayo iracundo.
Ayer, tristemente recogimos las primeras impresiones de angustioso dolor, del viaje eterno de regreso. ¡Había honda tribulación en el lugar que está envuelto hoy con crespones!
Cuando ayer fuimos los primeros que asomamos la cara dentro de la casita, de la Calle de Chiapas, abandonaba en aquellos instantes la casa un médico que atiende a la señorita Carranza, el doctor Sousa. Estaba el hombre conmovido. Al vernos se apresuró a decirnos: — La mamá de Emilio y su esposa no saben nada aún. Se ha convenido que sean los señores ingeniero Villasana y licenciado Espinosa Mireles quienes les traigan la infausta nueva.
Escena que no se puede describir
Un general uniformado y otro señor, Jesús Carranza, llegaron en pocos instantes. Todo se hablaba en voz baja. De pronto escuchamos arriba pasos, lamentos y voces femeninas. Y de entre el rumor que formaban esos ruidos una bien perceptible voz de mujer, un intenso grito de dolor de aquellos que enferman: — ¡Ya murió Emilio! — Y la tremenda frase invadió toda la casa.
— Ya murió Emilio —, repitió otra voz.
Asomamos. Arriba, en el descanso de la escalera, dos mujeres se abrazaron estrechamente, para juntar su duelo. La mamá y la viuda.
Pero la voz sedante de la señorita Carranza volvió a conjurar la crisis; volvió a fijar un nuevo plazo para que se conociera por la viuda y por la madre del glorioso Cóndor de Balbuena, la tremenda verdad.
— No mamacita; no ha muerto. ¡Dios nos libre!
El llanto se fue haciendo lejano. A poco no se escuchó nada.
— ¿Qué detalles tiene EL UNIVERSAL?
No pudimos sortear la respuesta a tan categórica pregunta. Volaba, se suponen que la tempestad lo sorprendió matándolo el rayo. Los detectives encontraron el cuerpo carbonizado y los documentos que llevaba en el vestido lo identificaron.
— Pobre Emilio
Brillaban los ojos de la señorita Carranza; pero sólo afloraba su dolor en la marcada palidez de su cara. ¡Ni una lágrima! ¡Ni un suspiro! Y eso que el dolor la hería de muerte.
Nos hablaba la mamá de la bondad de niño del aviador muerto; de su entusiasmo por el triunfo definitivo; de su optimismo.
— Siempre luchó por hacer algo. Siempre buscó la gloria, aun cuando sabía que cada intento podía costarle la vida...
Ya en la calle, de regreso, cuando los voceros de los diarios gritaban febrilmente la noticia, a medida que el público arrebataba las hojas del “GRAFICO” de las manos trabajadoras de los “papelerillos”, se fue formando el ambiente de tristeza en la Metrópoli. Una hora después, se sintió el duelo: se palpó la honda consternación que la muerte de Carranza producía en toda la ciudad.
Honada Pena del Sr. Presidente Calles
En la Presidencia, de la República, se siguió con todo interés el vuelo del atrevido piloto Emilio Carranza, y durante toda la mañana de ayer, en que no se tuvieron noticias, las oficinas telefónicas estuvieron comunicándose con los Estados Unidos, hasta que por la tarde se recibió el fatal mensaje confirmando la muerte del aviador.
El Jefe del Estado Mayor Presidencial , teniente coronel Ramón Limón que había recibido órdenes expresas del señor Presidente de la República para seguir todos los detalles del vuelo, al tener el telegrama en sus manos, se dirigió a la residencia de Primer Magistrado a darle la fatal nueva.
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El general Calles recibió la noticia de labios del Jefe de su Estado Mayor causándole gran pena. Expresó que como soldado mexicano deploraba profundamente la pérdida de un compatriota, muerto en el cumplimiento de su deber y buscando la gloria de su país. Al enterarse de que un rayo había sido el que abatió al piloto cuando retornaba a tierra de sus mayores, el señor Presidente expresó que aquello era una fatalidad.
Foto: Archivo El Universal
Quién era el piloto Emilio Carranza
Cómo comenzó su carrera en la Escuela Nacional de Aviación
El capitán Emilio Carranza nació el 9 de diciembre de 1905 en la población de Ramos Arizpe, Estado de Coahuila. Siendo sus padres el señor Sebastián Carranza Jr., actualmente empleado del Consulado General de México en la ciudad de Nueva York, y su señora madre doña María Rodríguez de Carranza, quien actualmente vive en esta capital. Carranza, pues, contaba al morir, 22 años de edad.
Siendo muy niño, sus padres se trasladaron a los Estados Unidos del Norte, llevándolo consigo. Sus estudios elementales los inició en la ciudad de San Antonio, Texas, sin concluirlos enteramente, en virtud de que su familia tuvo necesidad de regresar a México. Debido a la circunstancia citada primeramente, el joven piloto aviador que acaba de perecer hablaba el idioma inglés, con relativa perfección.
Una vez, que se encontró en la ciudad de México, y después que hubo concluido sus estudios de enseñanza primaria, iniciando otros de orden superior, ingresó a la Escuela Nacional de Aviación, el día 1o. de julio de 1923, sobresaliendo en sus estudios aeronáuticos así como también por la entereza y pericia que reveló desde sus primeros vuelos de práctica.
Carranza titulado de piloto aviador
El título de piloto aviador le fue conferido en esa misma Escuela el 14 de enero de 1925, siendo uno de los pocos que, durante ese mismo año, merecieron las más altas calificaciones en las pruebas finales y una calurosa felicitación por los sinodales que integraban el jurado calificador. Aún se recuerda el éxito que obtuvo con la presentación de su tesis en ese acto y la cual versaba sobre “La Teoría del Vuelo”. Este trabajo logró ser reproducido en parte en algunos magazines especialistas de los Estados Unidos del Norte, mereciendo los más entusiastas comentarios, gracias a la claridad de su exposición y documentación relativa. Una vez que el piloto Carranza obtuvo el grado respectivo en la mencionada Escuela, entró al servicio activo de la Fuerza Aérea Nacional.
En la Quinta Arma del Ejército Nacional, el piloto Emilio Carranz fue ascendido hasta el grado de capitán, grado que ostentara hasta el momento en que le sorprendiera la muerte.
Los más importantes vuelos del capitán Carranza
El primer vuelo de importancia que llevó a cabo el joven aviador mexicano, y del cual se ocupó la prensa mexicana y americana, en aquel entonces, fue a bordo de un avión llamado “Lincoln”. Carranza salió de la ciudad de Chicago, Illinois, con el propósito de trasladarse a la ciudad de México; pero desgraciadamente no obtuvo el éxito esperado, en virtud de un accidente, en el que milagrosamente se salvara la vida.
Otro de sus más notables vuelos fue el que realizara, desde la ciudad de Nogales, Sonora, hasta la de Guadalajara, Jalisco, en un término de tiempo relativamente corto. Pero, indudablemente los de mayor significación de cuantos hiciera, fueron los de México a Ciudad Juárez, sin escalas y de San Diego, California a México.
fjb