Más Información
Pensión Bienestar amplía cobertura en Michoacán; 48 mil mujeres de 63 y 64 años se suman a apoyo económico
Más de 10 mil aspirantes registrados para elección judicial 2025; Monreal destaca alta participación
Claudia Sheinbaum felicita a Yamandú Orsi por su triunfo en Uruguay; “El Frente Amplio regresa a gobernar por voluntad del pueblo”
México en COP29; reitera propuesta de reforestar 15 millones de hectáreas y alcanzar cero emisiones para 2050
“Es tiempo de unidad para lograr el cambio”; María Teresa Ealy dialoga con comerciantes del Sagrado Corazón en Miguel Hidalgo
El historiador inglés Ian Kershaw (Oldham, 1943) reconoce que no tiene mejor opinión de Jeremy Corbyn que de Boris Johnson al ser preguntado por el futuro del liderazgo de los laboristas y los conservadores británicos en pleno Brexit.
En entrevista con Efe con motivo de la publicación de su última obra,"Ascenso y crisis. Europa, 1950-2017: un camino incierto" (Crítica), el historiador considera acertada la comparación del actual dirigente laborista con su predecesor de los 70 Michael Foot. Ese a quien en su libro caracteriza por su "ineficaz giro a la izquierda".
Es un "paralelismo razonable", añade el historiador, que sostiene que "Corbyn ha sido ineficiente en la movilización de la gente joven, en cuestiones difíciles, particularmente en el Brexit, o afrontando a los viejos del partido laborista, muy pro brexit, mientras los jóvenes son muy partidarios de permanecer".
Pese a la actual coyuntura para el futuro de la Unión Europea, Kershaw considera que la UE podrá superar la crisis creada por el Brexit con "reformas", pero duda mucho de que su país pueda seguir como miembro.
El reputado biógrafo de Adolf Hitler completa con este nuevo volumen la historia del viejo continente en el siglo XX , que comenzó en 2016 con "Descenso a los infiernos: Europa 1914-1949", un repaso exhaustivo y de fácil lectura a las últimas siete décadas.
La obra recorre momentos históricos claves y las transformaciones profundas tras la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
Profundiza en los cambios desde la "vitalidad" de los años 60 a la época actual y son dos momentos, entre otros, los que sobresalen al mostrar esos cambios.
La conmoción causada en la sociedad del bienestar surgida tras la devastadora conflagración y el cuestionamiento de esa prometedora época que supuso la crisis del petróleo del 73, prólogo del neoliberalismo encarnado en los ochenta por los conservadores Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Y al comparar las protestas juveniles de los 60 con la actualidad adivina diferentes motivaciones ideológicas.
"Los jóvenes están hoy preocupados por encontrar un buen trabajo al término de sus estudios", aclara.
Y no le falta razón pues la precariedad del empleo es un elemento que determina la actual incertidumbre frente a la estabilidad en el trabajo del período posterior a la II Guerra mundial. Esa que, junto a las mejoras en los servicios públicos, fue la base de un contrato social que aportaba tranquilidad vital y sensación de seguridad.
Las percepciones son elementos tan importantes como la realidad, a juzgar por lo que opina Kershaw.
Para él, el referéndum del brexit no refleja un "sentimiento de debilidad económica, sino más bien el pensamiento de que los problemas británicos no pueden ser resueltos con la permanencia de su país en la Unión Europea".
"Por un lado, son problemas económicos, con la zona euro en crisis, pero aún más importante es la crisis migratoria en Europa", explica.
Esa que recuerda a los británicos -añade- "sus propios problemas migratorios y, en ese sentido, es muy distinto a los años 70" y la crisis surgida tras el aumento de los precios del petróleo.
Para él, la problemática migratoria es tal porque es así "percibida".
"Tenemos una historia distinta del resto del continente. (Gran Bretaña) es el único país no ocupado ni conquistado en la segunda guerra mundial", recuerda para explicar las motivaciones de sus compatriotas.
Pero él no es nada partidario de hacer consultas.
"El referéndum es siempre una opción horrible", afirma con una rotundidad que contrasta con su pausada manera de exponer sus ideas y los conceptos que aborda en su última obra.
"Hay para quien no son aceptables normas superiores a las leyes británicas", dice y justifica ese pensamiento en los principios democráticos que -puntualiza- tal vez en esta cuestión, no han sido comprendidos en su integridad fuera del Reino Unido.
También advierte de la existencia de una corriente de pensamiento que aboga por la disminución de la carga fiscal.
Además de las demandas básicas como salud, educación o trabajo estable, Kershaw insiste que ahora además la gente quiere menos impuestos.
"Quieren pagar impuestos bajos. Tener servicios 'Rolls Royce', pero pagando mini impuestos", ironiza al exponer las contradicciones del individuo, ese que "quiere poner límites a Google, pero usa siempre Google".
Ironiza al recordar el calibre de los impuestos escandinavos, que no parecen muy populares en ningún país.
Pero también previene de que "tras la desregulación financiera y económica, tiene que haber otra manera de regular".
Opina que "la Unión Europea está haciendo esfuerzo para lograrlo, para controlar estos grupos tecnológicos, pero -reconoce- un Estado-nación sólo no puede: es precisa la cooperación internacional".
"Necesitamos esa unión, necesitamos esa integración",
proclama.
"Desafortunadamente pienso que vamos a abandonar la Unión Europea" -comenta con pesar- antes de reprochar a Corbyn, del que recuerda que "siempre ha sido anti UE", que dijese en la campaña que votaría por seguir .
"Estuvo muy callado en la campaña. No puso al laborismo detrás de la campaña para seguir dentro de la UE", lamenta.
"La Unión Europea se puede recuperar si se reforma, pero eso es diferente del sentimiento de orgullo del que todos nos identificamos primero con nuestros países, aunque -aclara- no son dos cuestiones incompatibles. Necesitamos una Europa fuerte y, (también) a nuestros Estados-nación".
Tras analizar el laberinto británico, accede a comentar la historia de la Transición española que refleja en su libro, donde sostiene que el rey emérito Juan Carlos I "no era un demócrata por instinto, pero veía en qué dirección soplaba el viento".
"La monarquía no era en 1975 vista como una parte crucial de la democracia; tomó su tiempo...hasta los 80, cuando afrontó intentos de golpe de Estado y luego España ingresó en la Unión Europea, que la consolidación de la monarquía vino con el Partido Socialista", rememora.
Y sus mejores carcajadas las reserva para los procuradores en las Cortes franquistas, de quienes escribe, sucumbieron "mediante incentivos financieros y promesas de futuros ascensos".
"Un raro ejemplo de pavos votando a favor de la Navidad". Humor británico en estado puro.
akc