Para la arqueóloga Fanny López Jiménez, descubrir la tumba de la Reina Roja en Palenque fue abrir una puerta para que las mujeres se incluyeran en los análisis y estudios arqueológicos del mundo maya.
Hace 30 años, López Jiménez vio por primera vez la cámara donde fue depositada la Reina Roja, quien fue, posiblemente, la esposa de Pakal El Grande, gobernante maya que rigió lo que hoy es la zona arqueológica de Palenque.
La arqueóloga responsable de este hallazgo es hoy profesora de tiempo completo de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, además dedica su vida a la investigación. Por su trayectoria y ser parte fundamental en el hallazgo de la Reina Roja, Fanny López Jiménez recibirá mañana la medalla Rosario Castellanos, premio que reconoce a investigadores distinguidos por sus aportaciones en las ciencias y artes.
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En entrevista, la docente habla sobre su participación en las investigaciones arqueológicas de Palenque, la importancia del hallazgo y su sentir por ser reconocida con este galardón.
En entrevista, señala que hace falta inversión para la arqueología. “Ser galardonada es un acto que me honra como chiapaneca, a pesar de que muchas otras personas cumplen con los requisitos, yo resulté ganadora, es un honor”, expresa.
“Este hallazgo no sólo es importante para Mesoamérica y el mundo prehispánico, sino que ayuda a visibilizar a las mujeres mayas, a reconocer que las mujeres mayas ocuparon cargos importantes en distintas áreas. A partir de eso comenzaron estudios de género, y se les comenzó a reconocer más. Pudimos establecer que la participación social de las mujeres fue más activa en el periodo clásico maya”, detalla.
Expresa que la cosmovisión maya era totalmente diferente a la nuestra, ya que, según las evidencias y vestigios, se puede deducir que la mujer maya ocupó un papel importante en la composición social y política maya.
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“Vemos a la mujer en distintas áreas , en diferentes culturas, específicamente de los años 300 a 800 después de Cristo”.
Emocionada, la arqueóloga rememora el momento exacto en que encontró la tumba de la Reina Roja. “Fue un momento muy importante en mi vida personal y académica. Después de leer los informes de arqueólogos que me precedieron, me puse a trazar las excavaciones. A través de un pozo que hice en el Templo de la Calavera, llego a una tumba con 700 piezas de jade y concha”.
Después del hallazgo, dice, pasó enfrente de otra excavación que mandó a hacer, y notó una puerta que la sorprendió. “Andaba buscando unas escalinatas, esa puerta me extrañó. Entré y vi un pasillo. Al día siguiente regresé y supe que el último que había estado ahí era un maya de la época del clásico; se sintió como atravesar un portal en el tiempo”. Con la ayuda del arqueólogo Arnoldo González Cruz, el equipo de investigación hizo un hoyo para acceder a una cámara sellada. Luego, encontraron un sarcófago. “Encontrarlo fue maravilloso, en un Chiapas sumergido en el caos político debido al levantamiento del Ejercito Zapatista”, relata.
Sobre el tema de los hallazgos y criticas de las obras en el Tren Maya, la arqueóloga expresa que esta disciplina siempre va supeditada a la vida pública del país.
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“La arqueología tiene que ver con las políticas públicas de los gobiernos, el Tren Maya es un ejemplo de eso. Y claro, puede que no nos guste que se alteren los contextos, que se altere el orden, pero al mismo tiempo no podemos controlar el avance de la modernidad, pienso que debemos adaptarnos” expresa.
Apunta que tuvieron que pasar 30 años para que se invirtiera en infraestructura cultural en Chiapas, pero, aunque es positivo, no deberían pasar tantos años para invertir en museos y sitios arqueológicos.
“En Chiapas tenemos más de 3 mil sitios arqueológicos y más de 2 mil monumentos, pero sólo 10 sitios están abiertos, y eso entre comillas, porque algunos han cerrado por la inseguridad. Al menos esos 10 deberían estar bien, con presupuesto, pero no, parece que siempre faltará recurso para la arqueología”.