En su segunda edición, el vuelve con el estreno internacional de piezas originales de música y ballet; con una semana más de actividades y una vocación remarcada en la pluralidad de las disciplinas artísticas que se presentan —su programa le abre camino a la plástica y tiene más actividades de danza que las del año pasado.

Desde hoy y hasta el 8 de julio, el Hotel Xcaret Arte, en Quintana Roo, es la sede en la que se realizan conversatorios, presentaciones de danza, intervenciones y conciertos. Su fundadora, la directora de orquesta Alondra de la Parra, describe el festival como una plataforma cultural en la que no sólo pueden coincidir artistas con trayectorias internacionales consolidadas, sino talentos jóvenes. Además de que ver un abanico tan amplio de artistas como el que se da cita estos 10 días en la Riviera Maya implicaría viajar por todo el mundo.

Estarán el músico cubano Paquito D’Rivera, leyenda del jazz latino que no necesita presentación; el coreógrafo inglés Christopher Wheeldon, ganador en más de una ocasión de los Premios  Tony, uno de los más prestigiosos que se dan en el teatro estadounidense; la violonchelista británico-alemana Sophie Kauer, cuya interpretación en Tár, cinta de 2022 dirigida por Todd Field y protagonizada por Cate Blanchett, la lanzó al reconocimiento internacional; el  bandoneonista y compositor argentino Omar Massa, uno de los principales difusores del legado de Astor Piazzolla y del Nuevo Tango, y Gaby Muñoz, mejor conocida como Chula The Clown, quien presenta Perhaps, perhaps... quizás, obra creada completamente por ella.

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También participarán algunos de los bailarines mexicanos más destacados del presente: Anais Bueno, José Pablo Castro Cuevas y  Fabrizzio Ulloa.

Para De la Parra es impresionante que Wheeldon, coreógrafo extranjero, uno de los más exitosos a nivel internacional, señale quiénes son los grandes bailarines mexicanos, el talento joven, al que hay que seguir.

Habrá, por ejemplo, cinco programas sinfónicos que abarcan clásicos como Mozart, Brahms y Dvorák, y también piezas originales de Paquito D’Rivera (“The Journey-Concerto for clarinet, cello and orchestra”, conocido también como el concierto del arroz con frijoles, guiño directo a la cultura latinoamericana”, y de Omar Massa (“Concerto for bandoneon and chamber orchestra”). A este programa se añaden conciertos de cámara y una gala de ballet, que encabeza Wheeldon y en la que destaca la presencia de los integrantes del Joffrey Ballet de Chicago.

En la gala es notoria la presencia de algunos de los bailarines mexicanos ya citados y que conforman el Joffrey Ballet . Uno de ellos, José Pablo Castro Cuevas,  interpretó a Alexey Vronsky en el ballet inspirado en Anna Karenina, adaptación que en 2019 ganó el Premio Internacional Benois de la Danse, máximo galardón internacional que se puede obtener en la danza.

Además de presentar en PAAX una muestra de ese protagónico,  participa en la puesta en escena del ballet que se le comisionó a Yoshihisa Arai, coreógrafo legendario del Joffrey,  a partir de la pieza también comisionada “Portrait. The history of the great Zhimao”, de la flautista Gili Schwarzman. Son estrenos de primer nivel que ven la luz en México.

Si bien es difícil describir una pieza sin trama, el bailarín adelanta: “Es un cuarteto en el que bailamos Anais Bueno, Amanda Assucena, Alberto Velázquez y yo. Son dos movimientos; el primero es más lírico, la música es más tranquila, romántica, inclusive. A pesar de que no tiene una historia clara y concreta, inclusive, la música va guiando al espectador en esta travesía. El segundo movimiento es un poco más enérgico, un poco más rápido, no es tan tranquilo ni tan lírico, tiene más acentos y rapidez. Entonces se refleja en el primer movimiento una coreografía más calmada y fluida; en el segundo es rígida y más rápida”, explica Castro.

En el caso de Massa, quien ha sido nominado a los Premios Gardel (los más importantes de la música argentina) y que fue  bautizado  como “embajador del bandoneón y de la música de Astor Piazzolla” en Alemania, el tango se aborda desde una perspectiva acorde al presente: no es el cliché de antaño en el género, sino que el hombre que escucha tango es para Massa alguien que puede hacer yoga y cuya exploración musical entierra sus raíces en compositores neoclásicos minimalistas como Philip Glass, Steve Reich y Arvo Pärt.

Massa vuelve a México con gusto: “Hace 10 años vine a presentar mis obras a Bellas Artes y al circuito de museos del Centro Histórico. Se trató del primer momento en que yo personalmente decidí tomar coraje y mostrar lo que hacía con mis composiciones. En Buenos Aires hay una cosa muy cerrada. Es difícil hacer cosas distintas y que te las acepten. En Argentina yo no tenía el espacio y en México la respuesta fue fantástica y eso me animó a presentarme en Europa, fue un cambio drástico en mi carrera”, señala el artista.

Más allá de que se trate de un festival ambicioso que se realiza en la Península de Yucatán, es notoria la relación entre México y el talento internacional. Uno de estos caso es el de Rolando Fernández, quien participa en la Orquesta Imposible (orquesta para la que Alondra de la Parra convocó exclusivamente a grandes solistas) y que tocará con uno de los platos fuerte del festival: el músico de jazz Paquito D'Rivera. Fernández, violonchelista cuya nacionalidad parece fincada por igual entre México y Cuba, le rendirá además homenaje a Paquito D’Rivera en el Darskide que le dedican (una serie de conciertos donde, por ejemplo, un músico que interpreta a Mozart en el día incursiona en la salsa o la cumbia en la noche).

The Journey es un concierto para tres solistas: uno es el propio  Paquito D’Rivera, en el  clarinete; el otro es Andy Lin, en el “erhu”, llamado violín chino, y el tercero es Fernández, al violonchelo, quien cumple un sueño, puesto que creció escuchando la música de Paquito D´Rivera en casa de sus padres.

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