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En distintos países del mundo, como Alemania y México, las ferias del libro han tenido que mudarse a la virtualidad debido a la pandemia , a los repuntes y rebrotes de coronavirus . En los Emiratos Árabes Unidos , particularmente en Sharjah , la 39 edición de su encuentro librero es una realidad y no se realiza en medio de un imaginario posapocalíptico, sino con medidas pocas veces vistas. Por ejemplo: con una pulsera que cambia de color para advertir que se han rebasado el tiempo límite para estar al interior del Sharjah Expo Centre, que es de tres horas.
La 39 de la Feria Internacional del Libro de Sharjah (SIBF, por sus siglas en inglés) inició el miércoles pasado.
Ayer, viernes, un día considerado como festivo, que se dedica a la religión y a la familia, el evento cultural se llevó a cabo con pocos visitantes.
El ingreso a las instalaciones exige las medidas que hoy, a 8 meses de haber iniciado la pandemia, ya son habituales, como la toma de temperatura y el uso del cubrebocas, que, aquí su correcto uso no sólo es habitual, también se tiene consciencia de su vital importancia.
Pero existen también medidas que son ajenas a las que existen en la realidad occidental: advertencias para evitar el saludo de nariz a nariz, una forma tradicional de saludar entre hombres emiratíes.
Foto: Frida Juárez/EL UNIVERSAL
Además de que la estancia dentro de la feria es limitada a tres horas, en cada sala hay un contador de personas, si el aforo permitido no es rebasado, se puede acceder, de lo contrario, hay que esperar.
Otro aspecto que llama la atención es que se mantienen las salas de rezo tanto para hombres como para mujeres, aunque son medidas de prevención que sólo conocen aquellos que practican la religión del Islam, para el resto son inaccesibles.
En Emiratos Árabes Unidos ha habido, hasta ayer, de acuerdo con la agencia Reuters, 139 mil 891 contagios y 510 muertes relacionadas con el coronavirus desde que comenzó la pandemia de coronavirus. Una cifra que, tal vez, les ha permitido llevar a cabo una feria que en otros países tuvieron que suspender su actividad presencial.
Hace un año, EL UNIVERSAL realizó la cobertura de este festival con motivo de que México era el invitado de honor. Las cosas cambiaron inevitablemente. Además de las medidas mencionadas, el centro del pasillo principal está libre de stands para una circulación fluida. La oferta gastronómica se redujo, pero se mantuvieron las mesas para su consumo tanto en el interior como en el exterior del centro de convenciones; las actividades culturales son en línea y se prescindió del escenario externo para la música en vivo.
La SIBF alcanzó en 2019 la cifra de 2.52 millones de visitantes. Igualar ese número para este año se vislumbra impensable y hoy la afluencia de visitantes lo infiere. Aunque la tendencia a aglomerarse también existe.