Aún es muy pronto para decir cómo será recordada la actual administración cultural federal. Quizá será por el gran proyecto centralista, carísimo y megalómano que se cocina en Chapultepec. Pero hoy por hoy no se puede negar que ya pasó a la historia como la administración que le prestó el Palacio de Bellas Artes a un violador, hoy confeso, para celebrar su cumpleaños el 15 de mayo del 19. Alejandra Frausto, como secretaria de Cultura, y Lucina Jiménez, como titular del INBAL, han protagonizado un episodio difícil de borrar en sus chambas al haber rentado el espacio cultural para un evento religioso ilegal y un pomposo homenaje al señor Naasón Joaquín García, abusador sexual sentenciado en EU a 16 años de prisión. En su momento, Frausto defendió que el evento no fue de carácter religioso y el INBAL denunció que la persona que solicitó el espacio al final hizo mal uso de la imagen; aún no está claro cómo ocurrió un hecho tan grave en las narices de las funcionarias y de sus equipos. ¿Por qué no sabemos? Porque la información está reservada hasta 2024 por las mismas autoridades que, dicen, no tienen nada que ocultar. ¿De veras?
El deterioro opaca la plata y el oro del MUNAL
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