Como anillo al dedo le cayó a la Secretaría de Cultura la desgracia de la pandemia para continuar dando machetazos contra la clase trabajadora. Con el pretexto de la compra de vacunas y de la “situación económica internacional”, alrededor de cien empleados de la Fonoteca Nacional no serán recontratados. Los damnificados formaban parte del sufrido Capítulo 3000, es decir, sin base o contrato de planta, ni prestaciones. Como si en Arenal despachara Ebenezer Scrooge, la noticia de que se quedaban sin trabajo les fue dada el 23 de diciembre en la tarde. O sea que mientras cien personas más de la larga lista de afectados durante este año se la pasaron con un nudo en la garganta en la cena de Nochebuena, otros brindaban con mezcalito por lo estupendo que han salido las cosas en Chapultepec, ¡jo, jo, jo, jo, jo! Y ahí no terminan las desgracias para la Fonoteca Nacional: quienes se quedan tendrán que trabajar con una disminución del 80% del presupuesto que sin duda pondrá en riesgo las tareas de rescate de la memoria sonora del cine mexicano, que está considerada como Memoria del Mundo. En las próximas horas se conocerán más detalles sobre este nuevo desastre contra los derechos laborales del modesto personal del sector y contra la investigación y conservación del patrimonio cultural mexicano. ¿Ante la opinión pública del país la Secretaría argumentará que las medidas son para apoyar la compra de vacunas? Veremos si se atreven a tanto.

Premio nacional a la Secretaría de Cultura por interpretar leyes

Hace unos días le contamos que los ganadores del Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 son Adolfo Castañón, Manuel de Jesús Hernández “Hersúa”, Alfredo López Austin y Mario Agustín Gaspar, en los campos de Lingüística y Literatura; Bellas Artes; Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; y Artes y Tradiciones Populares, respectivamente. Pero que como eran sólo hombres la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, convocaría al Consejo de Premiación para otorgar una “distinción extraordinaria” para una mujer destacada en estos campos. También le contamos que según la Convocatoria y la Ley de Premios, Estímulos y Recompensas Civiles, eso no parecía posible. El Consejo se reunió y se anunció que se determinó otorgar un “reconocimiento” a Bertha Navarro por su destacada trayectoria cinematográfica y compromiso con la cultura. El término que usaron fue “Reconocimiento especial”. O sea, sí es Premio Nacional, pero no se aclaró si en el campo de Bellas Artes, ¿no se especificó porque la Ley dice que un premio por campo? En el boletín informativo se aseguró que el “reconocimiento” lo permite la Ley. Y pues sí, si se hace una interpretación amplia de la Ley, pues ahí dice que serán merecedores quienes hayan contribuido a “enriquecer el acervo cultural del país. Navarro lo ha hecho, sin lugar a dudas. Pero la convocatoria dice que el Premio en cada uno de sus campos (acordémonos que es uno por campo, excepto el de Artes y Tradiciones Populares, que puede entregarse a comunidades o grupos) consiste, entre otras cosas, de 823 mil pesos y la distinción de Creador Emérito en el Sistema Nacional de Creadores de Arte, la cual es vitalicia y anda por los 42 mil pesos mensuales. Ni en la Ley ni en la Convocatoria dice que estos estímulos se le puedan dar a un “Reconocimiento especial”. Entonces, ¿se los van a dar o no? Por respeto y por mérito y porque ha contribuido a “enriquecer el acervo cultural”, pues sí. Qué extrañas formas de interpretar la ley. Por cierto, no que andamos en austeridad y por eso no habrá subsecretaria de Diversidad Cultural para ahorrar el milloncito que se gasta en ese sueldo, pero sí nos alcanza para un Premio Nacional más. En fin, felicidades a Bertha Navarro, una creadora con méritos incuestionables. Eso que ni qué.

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