El libro de Historia o aquellos materiales educativos que a lo largo de los años se han elaborado en el área de Ciencias Sociales (junto con Civismo, o Cívica y Ética) para hablar de la historia de México, han sido los que más controversias, desatinos y discusiones han generado entre los especialistas que han colaborado con el diseño y ahora rediseño de los Libros de Texto Gratuitos (LTG) de la Secretaría de Educación Pública.
En medio de los cuestionamientos que se han dado a partir del rediseño de los libros impulsados por el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, y de las críticas que ha generado este rediseño sin que se conozca el diagnóstico que lo sustenta, sin directrices claras ni cronogramas y más bien hecho con prisa y sin transparencia, que debe quedar cerrado el 31 de mayo, especialistas en educación analizan las implicaciones del proceso y visualizan el riesgo que corre si se hace a contrarreloj y con una visión particular.
Los expertos aseguran que en el modelo curricular de 1970 a 1993 no existió un libro específico de Historia, por eso la discusión de 1993 que giró en torno a que “la historia de México se había desdibujado” fue emblemática, y a partir de ese año se incorporó la Historia de México a los libros de texto de primaria. Así ha quedado establecida en los libros de 4º y 5º, cuya tercera edición es de 2019, hecha para el ciclo escolar 2020-2021.
En 1993, afirman, hubo una discusión curricular muy fuerte porque se encargó a un grupo de especialistas llamado El Castillo de Chapultepec que diseñara los libros de historia, los contenidos generaron la oposición de otro grupo de expertos porque dichos libros “estaban cargados de ideología y eran tendenciosos”, así que los desecharon.
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La doctora en pedagogía e investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Susana Quintanilla, quien colaboró en los rediseños de 1970 y 1993, dice que sin duda hay mucho que modificar y discutir.
La especialista en la historia de la educación, la vida intelectual y la investigación científica en México señala que la cuestión de cómo se ubica la historia tampoco es nueva, así lo intentaron Martín Luis Guzmán y Jaime Torres Bodet, ellos reconocían tres etapas históricas, la Independencia, la Reforma y la Revolución, y ellos se asumían como la Revolución, “ahora lo que se puede inferir del discurso de López Obrador es que será la cuarta etapa, con exactamente la misma visión, una visión nacionalista revolucionaria pero muy conservadora”.
La experta en pedagogía curricular dice que en la actualidad hay un discurso que se trata de poner a debate: “¿Por qué decir que la historia la van a ‘volver a regresar’? si la historia ha estado en los libros de texto desde 1993, incluso las modificaciones recientes en el libro de historia de 5º de este ciclo escolar ya se encuentra el nombre del presidente Andrés Manuel López Obrador, todavía no termino de comprender este discurso de aquellos que no quieren que se cuente la historia porque la historia está contada”.
Crowley Rabatté señala que por ahí de 1990 los libros de texto tenían mezclado Formación cívica e Historia, “nos topamos luego con que el libro de Historia ya es un libro como tal en 1993, entonces la preocupación ahora tiene que ver con cómo un contenido que lo desarticulas de su área científica de pertenencia cómo son las Ciencias Sociales, lo empiezas a articular, y entonces empiezan a hablar de la transversalidad de los materiales curriculares”.
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Crowley, quien ha analizado las convocatorias lanzadas por la Dirección de Materiales Educativos, dice que el proceso está tan hecho a la prisa que entre los 18 libros que la SEP pretende rediseñar se encuentran tres libros que no existen o al menos no han comenzado a circular: los Cuadernos de aprendizaje de Historia para 4º, 5º y 6º año.
“Creo que fue un error de la SEP en la Convocatoria, de otra forma no me lo explico porque no he encontrado ninguna pista de ellos; salta porque si es una convocatoria para el rediseño de los libros de texto, incluyen estos libros o estas categorías de participación; te das cuenta de este terrible error de la SEP porque en algunos comunicados de prensa ya no saben si son 18 o son 16 libros de texto, que tampoco cuadra porque tendrían que estar hablando de 15 libros, tendrías que eliminar estos tres libros que no existen”, dice Carolina Crowley Rebatté.
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Los que si existen, agrega, son nueve nuevos libros que la SEP ha incluido en el catálogo durante este ciclo escolar, que son toda la serie de Formación Cívica y Ética, de 1º a 6º año, los Cuadernos de aprendizaje de Formación Cívica y Ética de 5º y 6º y el Cuaderno de actividades de Geografía de 6º año.
“No se sabe realmente cuál es el criterio a partir del cual se tomó la determinación de hacer esta convocatoria para el rediseño, y sería necesario no solamente para nosotros como profesionales de la investigación sino en función de las necesidades que tiene el sistema educativo a nivel básico y sobre todo para los niños y los profesores que trabajarán con ellos”, afirma Álvarez.
Susana Quintanilla insiste en que no hay que perder de vista que los libros de texto son un elemento didáctico que no debe atender a grandes posturas políticas e ideológicas, sino que atiende nuevas corrientes de pensamiento educativo, experiencias concretas, didácticas y cuerpos especializados.
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Pero también advierte que la inexperiencia de Arriaga es tremenda, “no sé si se cree como un nuevo Martín Luis Guzmán pero no le llega ni a los talones. Me puse a revisar su curriculum, tiene algunas publicaciones de filología hispánica, ninguna de ellos tiene ninguna cita, no tiene ningún conocimiento del campo de la investigación educativa”.
Y por ello su preocupación ante el rediseño es que estamos ante algo que “es entre amalgama y champurrado”, pero además sentencia que “una reforma que parta de falsedades siempre es peligrosa, siempre, independientemente del uso que se le quiera dar”.