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Pablo Raphael, Esther Hernández, Ángeles Castro, Martha Bremauntz, Alejandra Chávez, Alejandro Ortiz, Francisco Romero y Valeria López: estos son los nombres de los funcionarios de nivel alto de la Secretaría de Cultura que participaban en el grupo de WhatsApp “Desactivación colectivos”, pero no eran los únicos metidos en esa bronca que desde hace unos días ha provocado que no se oiga ni una mosca volar en las oficinas de Arenal. Hasta parece que fuera cierto que se mudaron a Tlaxcala, ¿verdad? Pero como todo mundo supone, claro que esos muchachos y muchachas no eran los únicos participantes en la pandilla. Había más en el grupo, gente de “personal de apoyo”, es decir, personal de menor rango cuyo número e identidades desconocemos. Hasta ayer la Secretaría sólo había informado en un boletín que los involucrados en ese bochornoso complot contra los colectivos de creadores habían “recibido un apercibimiento”, y que “se ha cesado a la persona responsable de la creación del grupo”. Los días pasaron sin que se dijera ni pio (ejem) sobre quién o quiénes ya no cargarán a los peregrinos en la dependencia encabezada por Alejandra Frausto. Como a esta sección no le gusta que se la hagan de emoción, no se aguantó las ansias y preguntó directamente, pero nada: “que se están haciendo las diligencias formales para dar un anuncio aparte”. ¿Estaban a la espera de una pieza descompuesta de la guillotina?, ¿se estaba dejando secar la leña verde para encender la hoguera?, ¿se estaba esperando a que se endurecieran en su punto las galletas de animalitos para hacer los cortes precisos en las venas de los sentenciados? ¡Sabrá el dios del maíz! Circularon rumores varios, como que quien creó el grupo fue Esther Hernández, una superconsen en la Secretaría. Por supuesto preguntamos también pero que “¡no!”, nos respondieron así, con signos de admiración y toda la cosa. Y sin embargo, Esther se movió como si fuera la culpable, con una disculpa que ni fue pedida ni, por lo visto, creída por los afectados, según el tantómetro de las redes sociales en las que, por cierto, se clama por la destitución de la secretaria de Cultura. ¿Qué está pasando en medio de este silencio institucional? Al cierre de la edición, la Secretaría de Cultura anunció que hoy lunes, a las 9 de la mañana, Alejandra Frausto dará un mensaje de “hasta 30 minutos” por videoconferencia a los medios de comunicación. ¿El tema es desactivar por fin esta crisis de credibilidad institucional con medidas ejemplares como el caso lo requiere? O mientras la secretaria habla ante los medios, de cosas que nada tienen que ver con el asunto, en otro hipotético grupo de WhatsApp alguien ya habrá escrito: “que nadie responda ni diga nada hasta que pasen unos días y a todos se les haya olvidado, ¿ok?” Veremos.
¡Cuál patrimonio, si no hay presupuesto!
En pocas horas, la campaña #SinPresupuestoNOhayPatrimonio, ha reunido a casi un centenar de profesionales mujeres, restauradoras del patrimonio histórico del INAH que denuncian con su foto y pancartas, la cuestionable gestión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); cada fotografía de las restauradoras redoblan la denuncia de las trabajadoras que solicitan a las autoridades que respeten sus derechos laborales. El arqueólogo Leonardo López Luján, y el historiador Enrique Krauze, hacen eco de esta demanda. En su cuenta de Twitter López Luján señala: “Más de un centenar de restauradoras del INAH, líderes mundiales en conservación de bienes culturales, sin un presupuesto mínimo necesario para intervenir el gigantesco patrimonio de México.” y respalda esta iniciativa que es difundida con apoyo de la empresa L’atelier Patrimonio y Conservación, y donde el mensaje es directo: “Yo no soy del INAH pero YAPAGALESINAH” porque la realidad es contundente: #SinPresupuestoNOhayPatrimonio, como señala la campaña a la que, por cierto, Diego Prieto, director del INAH, no ha dado ni siquiera acuse y mucho menos atendido. ¿Para cuándo?
Y la CDMX no es más sensible
La desactivación de colectivos y los recortes, no son las únicas acciones inoportunas en el mundo de la Cultura. ¿O no, señores de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México? Trabajadores de los Faros, que pidieron no revelar sus nombres, cuestionan a través de una carta que Vinculación Comunitaria de la Secretaría de Cultura local, que encabeza Benjamín González Pérez, haya convocado a los artistas, promotores culturales, talleristas, colectivos y prestadores de servicios de los programas de esa área de Cultura Comunitaria, a participar en las labores de los macro quioscos de detección y en pruebas rápidas de SARS-Cov-2. La medida sorprende, sobre todo, en un año donde muchos de los creadores que años atrás participaron en programas, en éste quedaron fuera. Pero ahora, señalan los críticos, las autoridades sí se acuerdan de ellos. El tema ha escalado en redes sociales y aunque Benjamín González respondió, sus comentarios no dejaron satisfecho a nadie, al contrario. De ahí que el llamado a la “solidaridad voluntaria” obtuvo respuestas como “Voluntaria y solidariamente les pedimos que renuncien”.