Las citas se cumplen y en días recientes finalmente Enrique Márquez hizo su reaparición pública. Presentó su nuevo libro, "Nos queda la palabra", en compañía de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, nombre presidenciable y amigo de Márquez desde principios de los años 90, cuando el historiador editó las obras completas de Ponciano Arriaga y Ebrard tenía material que le podía ser útil. En el evento, organizado en la famosísima cantina Covadonga, en la colonia Roma, también se presentó la asociación civil Pensamiento crítico, cuyos ejes de reflexión, se anunció, serán los siguientes: la pospandemia, la salud mental y el feminismo. Entre el público, que abarrotó el lugar, hubo algunos rostros conocidos en el mundillo cultural, como el exdirector de la Casa Refugio Citlaltépetl, Philippe Ollé-Laprune, que colaborará de cerca con el proyecto de Márquez, y José María Espinasa, director del Museo de la Ciudad. O sea que a Márquez le salió todo que ni planchado: casa llena, llegó el padrino de lujo y lo demás fue silencio... Porque en la fiesta no hubo ninguna palabra que recordara el escandalillo literario que terminó por convertirse en tremenda crisis institucional en la Cancillería, en la que Márquez se enredó hasta perder el equilibrio y luego el puesto y en su caída pasó a despeinar al canciller. Así que borrón y cuenta nueva. "Habemus" asociación y agenda internacional progresista y la misma pregunta desde que lo supimos: ¿será este el inicio de la agenda cultural en la precandidatura de Ebrard? Veremos.
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