GUANAJUATO, GTO.— El Beijing Dance Theater, compañía de danza proveniente de República Popular China, presentó Tres poemas, pieza de Wang Yuanyuan inspirada en textos de escritores como Lu Xun y Oscar Wilde, en el Auditorio del Estado, en el marco de la última jornada de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino.

La coreografía de esta reconocida compañía se dividió en tres obras breves: "Poisonous apple", "Wu I" y "The nightingale and the rose" —basada en el famoso cuento homónimo de Oscar Wilde—, creadas por la también fundadora, hace 15 años, junto al productor Han Jiang y el artista visual Tan Shaoyuan, de la compañía de ballet contemporáneo y danza moderna que se ha convertido en una de las más prestigiosas a nivel internacional.

Sobre la razón por la que tomó ciertas obras literarias como punto de partida de este tríptico, la coreógrafa, que en 2008 fue codirectora de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing, dijo que "la literatura es la forma en la que podemos plasmar nuestros sentimientos. Nos ayuda a capturar lo que sentimos, atrapar nuestras ideas y sincronizar las emociones".

Leer una pieza escrita —abundó— equivale a atrapar algo en el aire, algo que logra entender a quien se acerca a ella: "La literatura encuentra la formas de decir las cosas; es un lenguaje más, así como el lenguaje corporal que tiene formas particulares de conectarse con la poesía o el cuento", señaló la artista, quien en tiempos recientes se presentó, además, en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing en 2022.

Sus palabras las confirmó la adaptación que hace de Oscar Wilde, en la parte final de Tres poemas, con su iluminación que van de lo crepuscular al rojo, el estilo cercano a los cuentos clásicos y la forma tan precisa en la que encarna, a través de los bailarines, los sentimientos del amor romántico, la muerte y el renacimiento.

“Creo que Oriente y Occidente no están tan lejos el uno del otro. Los sentimientos son algo universal. Todos llegamos a sentir lo mismo desde lugares diferentes. Al hablar de la muerte o el amor (sentir y dar amor), uno se encuentra con sentimientos que siempre serán los mismos; es como llegar al mundo, sin importar dónde nacemos. No es que exista una diferencia entre lo oriental y lo occidental”, señaló la destacada coreógrafa.

Yuanyuan, sin embargo, no dejó de lado la preponderancia del lenguaje del cuerpo: "Después de investigar mucho la creación humana, descubrí que el cuerpo es la mejor manera para que una persona y otra se conozcan con independencia. Es un camino para enfrentar al mundo. Siento que puedo representar mi cuerpo y mi espíritu en el escenario. Se trata de explorarnos a nosotros mismos. Es un sentimiento verdadero para descubrirnos y encontrarnos. Es el hogar para un espíritu libre y ése es el propósito de la obra. Con la danza puedo sentir libremente, dejar salir mi sentir y mi actitud. Es una especie de liberación creativa que tiene un lugar importante en mi vida. Quiero dejar también mi obra espiritual en el escenario", concluyó la creadora.

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