Desde el amor y el homenaje, pero también desde la ficción y la introspección, sea construyéndola o destruyéndola, sea con ánimo libertario para representar las luchas de las mujeres, o también desde las oscuridades y los márgenes a los que se han visto sometidas por maternar, la madre ha sido elemento central en la obra artística de cuatro creadoras: la coreógrafa y bailarina Cecilia Appleton (1958), la escritora y académica Rosa Beltrán (1960), la cineasta y guionista Michelle Garza (1987) y la dramaturga Giannina Ferreyro (1991), quienes se han situado ante sus madres desde su obra creativa, y en general, lo han hecho desde el amor.
En la novela Radicales libres (Alfaguara, 2021) Rosa Beltrán pone en la madre de su historia algunos rasgos autobiográficos de su propia madre. Con más determinación, Cecilia Appleton reconoce que su madre está en casi todas sus coreografías, en especial en Por fuera estás dormida y por dentro sueñas, Danzón dedicado a mi abuela y M-H: Confesiones de despedida.
Igual la cineasta Michelle Garza desde su cortometraje La rabia de Clara y particularmente en su ópera prima: Huesera, se ha inspirado mucho en las figuras de sus predecesoras y en las reflexiones acerca de su madre, abuela y bisabuela. Lo mismo que la dramaturga Giannina Ferreyro ha puesto en Sangre y madre la voz de su madre, como antes utilizó la figura de su abuela en el texto Salsa boloñesa.
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De manera consciente o inconscientes, desde la orfandad o el vacío, pero también desde la presencia vital, las cuatro creadoras, de distintas generaciones, se han asumido ante sus madres y han creado su obra desde esa figura central, pero en todas cuestionando el papel de abnegación de la maternidad y celebrando su libertad, identidad y su propia voz.
“Radicales libres es una obra de ficción. Por cercano que sea un personaje en una novela siempre hay un proceso de construcción donde la narración impone sus propias leyes. En esta novela, la madre, que guarda ciertos rasgos biográficos con la mía, pertenece a una generación heredera de la píldora anticonceptiva, cambio gracias al que pudo participar de un destino donde maternar no fue el único mandato. Por ese cambio histórico y su afán por aprender (el arte, la filosofía, la pintura) nadó a contracorriente del mundo”, asegura Beltrán.
“De ella aprendí la audacia, el derecho de las mujeres a imaginar una vida que sea nuestra. Y a ser independiente. A dudar de cualquier totalitarismo, incluido el de la bondad”, afirma la escritora, quien agrega que en sus cuentos darwinianos, en cambio, ha explorado el papel de la madre desde el mito: “En nuestra cultura es fuerte por la herencia del cine de oro y las telenovelas que mostraban que el sacrificio era una virtud intrínseca. Y un bien rentable”.
Pero concluye: “Todo lo que he escrito sobre el tema es un homenaje permanente a mi madre. De ella he heredado casi todo lo que soy”.
Para la coreógrafa Cecilia Appleton, la mamá es un tema que la cruza de muchas formas. “Mi mamá siempre ha estado presente en mi obra, desde mi creación más temprana, siempre desde diferentes vertientes. Soy muy autobiográfica y mi mamá lo tenía claro. Cuando murió quise hacerle una coreografía: Por fuera estás dormida y por dentro sueñas”, afirma.
Creó una pieza en la que su madre es tres mujeres. “En esa obra están estas cosas que trabajo desde el inconsciente o el subconsciente, era una fantasía de ver a mi mamá triplicada en tres mujeres costureras; mi mamá nos cosía el vestuario y era hilar mi vida y la vida de mi familia ... Mi mamá siempre está ahí cruzándose, siempre está viva”.
Pero más allá de situarse ante su madre, en el escenario Appleton también se ha situado como madre. En el proyecto M-H: Confesiones de despedida, la coreógrafa habla de la maternidad de su madre y la suya propia y lo hace en compañía de su hijo: Isaí Appleton, con quien dialoga sobre el escenario en torno a la figura de la madre de este joven que también está en la obra y su encuentro como ser humano, “ambos estamos reconociéndonos en nuestra relación individual y en nuestra relación como madre e hijo, pero ahí también está mi mamá, que también fue la segunda madre de mi hijo”, apunta.
Ante la maternidad
Huesera, ópera prima de Michelle Garza, es una cinta que explora mitos como la maternidad, la familia y la estabilidad clasemediera, una obra en la que protagonista vive la pesadilla de un hijo que crece en su vientre y la pesadilla que cada noche la aterroriza, protagonizada por una huesera.
“En mi madre, mi abuela, mi bisabuela, en mis predecesoras es justo en lo que baso gran parte de mi trabajo y claro que tiene que ver con la reflexión que he tenido ya desde hace varios años con que muchas veces los roles maternales esconden muchos aspectos de la identidad y la vida de las mujeres que se ven obligadas a silenciar y a no compartir partes de sus vidas y pensamientos. Para mi es un acto absoluto de amor”, asegura la creadora.
La cineasta afirma que desde su cortometraje La rabia de Clara, que presentó como su tesis en el CCC, y particularmente en Huesera, se ha inspirado mucho en las figuras de sus predecesoras. “La rabia de Clara estaba bastante inspirada en una de mis bisabuelas y Huesera está tanto inspirada en reflexiones acerca de mi madre como de mi abuela”.
Reconoce que Huesera no está basada en la historia de su madre, pero el hecho de perderla, pues ella falleció, la hizo pensar en ella como un individuo separado. “A veces no entendemos la vida de nuestras madres, sólo tenemos la perspectiva de ser sus hijos, pero no logramos entenderlas como seres humanos completos y que por el mismo tema de la maternidad se vieron obligadas a esconder o a frenar partes de sus vidas y de sus identidades. Lo mismo en el caso de mi abuela, en la cual en ella si está más inspirado el cortometraje que tiene que ver con las reflexiones acerca de lo que identificamos como la mala madre, no entendemos que exigirle perfección es lo más deshumanizante del mundo, pero que es lo que esperamos de las madres y las acabamos culpando de tantos males del mundo”, afirma Garza.
Por su parte, la dramaturga Giannina Ferreyro, afirma que la pieza teatral Sangre y madre, que se presentó en el Foro Shakespeare en 2022, partió de sus propias vivencias y experiencias. “Cuando la escribí, aunque sabía que era mi mamá, yo no era consciente que yo estaba dando totalmente su perspectiva y cuando la empezamos a montar y a trabajar con las actrices... ellas tuvieron su voz sobre lo que ellas pensaban de sus personajes, entonces fue mucho más sencillo para mi entender el proceso de la perspectiva de mi mamá y de la madre de la obra”.
Ferreyro dice que la escena que detona la historia la soñó y pasado un tiempo necesitó escribir sobre esta madre (campira) que manda a cazar a sus hijas para ella; “esa era la escena que había soñado, de pronto me encontré ante esta búsqueda de tener a la figura de la madre muy distinta a la madre maternal a la que estamos acostumbrados, sino como una madre más dura y fuerte que en cierto sentido utiliza a sus hijas, pero que no por eso deja de amarlas y de querer lo mejor para ellas, sino al revés, ella piensa que lo que hace es lo mejor para sus hijas y comparte esta naturaleza, poco ortodoxa, con ellas”, concluye.
"Huesera está tanto inspirada en reflexiones acerca de mi madre como de mi abuela, es justo en lo que baso gran parte de mi trabajo”
- Michelle Garza, cineasta
"Mi mamá siempre ha estado presente en mi obra, desde mi creación más temprana, siempre desde diferentes vertientes”
- Cecilia Appleton, coreógrafa
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