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Después del descontento que causó su traslado a una bodega en San Ángel, el Archivo Técnico de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tendrá como sede definitiva el Museo Nacional de Antropología.

Académicos e investigadores del instituto aseguran que este miércoles fueron convocados a una reunión con el director, Diego Prieto, quien les presentó la propuesta de alojar este archivo que contiene la memoria de la arqueología del país en la planta baja de dicho museo, en un área donde tendría mejores condiciones y espacio para su crecimiento.

Según miembros del Comité Ejecutivo del Sindicato de profesores de investigación científica y docencia, el funcionario les prometió que el traslado del acervo de San Ángel a Antropología se hará en esta administración, posiblemente en septiembre. Los documentos y materiales del archivo dejaron el espacio que tenían en el Palacio del Marqués del Apartado en el Centro Histórico a principios de este año debido a que la Secretaría de Cultura federal planea adaptar ese edificio de Donceles en un recinto cultural; por ahora, el acervo está resguardado en un edificio de avenida Revolución que adaptaron para su conservación. Los materiales siguen en cajas.

Investigadores del INAH alertaron desde el año pasado que ese espacio está expuesto a la contaminación, a inundaciones y no cuenta con salida de emergencia ni con un sistema eléctrico adecuado.

Joel Santos, secretario general del sindicato, comenta que la nueva propuesta también incluye cambiarle el nombre al acervo, pues asegura que fue eso lo que provocó que los funcionarios de la Secretaría de Cultura minimizaran su importancia y lo trasladaran a una bodega sin condiciones para resguardar un archivo que contiene unos 9 mil informes de trabajos de campo y de proyectos de investigación, fotografías y mapas que dan cuenta del trabajo arqueológico en el país. “Para los funcionarios de la Secretaría de Cultura, cuando escucharon hablar de un archivo técnico, pensaron que se trataba de un archivo muerto y para ellos lo más natural era que se embodegara y no pasaba nada. No dimensionaron su importancia”, cuenta. Según Santos, incluso contemplaron llevarlo a unas instalaciones en Perote, Veracruz.

Comentó que las inconformidades de académicos y trabajadores del INAH fue fundamental para que los directivos del instituto gestionaran la nueva sede. “Es un archivo donde han trabajado muchas personas desde que se creó y es muy consultado por académicos y estudiantes”, destacó.

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