En 1927, a los 21 años, la vida ya le comenzaba a sonreír al joven escritor. No sólo ya había publicado en México, en 1925, su libro "Ensayos", editado en los Talleres Gráficos de la Nación, que incluye dos grabados de Roberto Montenegro, también dirigía, junto con Xavier Villaurrutia, la revista Ulises. Sin embargo, esa carrera literaria e intelectual luminosa que ese año lo llevó a Estados Unidos, no le impedía mantener una intensa relación, mediante correspondencia, con su madre, Amelia López Espino, a quien en sus cartas llama siempre “Mamacita” o “Mamacita linda” y con quien mantuvo una comunicación permanente y a quien le daba cuenta de sus aventuras, pero también, incluso, de las delicias gastronómicas que descubría.

En una carta fechada el 8 de abril de 1927, Salvador Novo escribe: “Mamacita: Quién sabe cuándo le llegará esta carta, puesto que sólo hay vapor cada ocho días. Este escribir sin esperanza de contestación es triste como un monólogo, pero igualmente consolador; espero sin embargo encontrar carta suya en el consulado de San Francisco”. Esta misiva es una de las casi 300 cartas, postales y notas del poeta, ensayista, cronista e historiador dirigidas a su madre, que resguarda el Centro de Estudios de Historia de México Carso en el Fondo Salvador Novo.

Entre los mil 130 documentos que contiene ese fondo, entre correspondencia, fotografías, apuntes, postales, mecanuscritos y notas de su puño y letra, que están bajo custodia de ese rico Centro de Estudios, sobresalen las cartas a su madre, así como también una carta de Xavier Villaurrutia a Salvador Novo fechada en 1936; además de una serie de textos para la revista Hoy, bajo el título “Cartas a un Amigo”. También una gran cantidad de materiales sobre información diversa de interés general y de actualidad de la época; textos de teatro, literatura, artículos, comentarios breves, remembranzas históricas, análisis y escritos sobre personajes de la política y la cultura; y ensayos, efemérides, vivencias y experiencias personales, en las que tiene un lugar importante la Ciudad de México.

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Reproducción del acervo que tiene el Centro de Estudios de Historia de México Carso del archivo personal Salvador Novo. Fotos: Berenice Fregoso El universal d=
Reproducción del acervo que tiene el Centro de Estudios de Historia de México Carso del archivo personal Salvador Novo. Fotos: Berenice Fregoso El universal d=

A propósito de la conmemoración del 120 aniversario de su nacimiento, que se cumple el próximo 30 de julio, que coincide este 2024 con los 50 años de su muerte que se cumplieron el 13 de enero pasado, se adentró en “los papeles personales” de Salvador Novo, quien es considerado por Manuel Ramos, director del Centro de Estudios de Historia de México Carso, una de las más importantes figuras culturales del México del siglo XX, y por ello asumen como un tesoro su archivo personal, que resguardan desde 2006, cuando les fue entregado por la señora Gloria Friscione Pérez Jácome, quien lo custodiaba en la casa que perteneció a Salvador Novo y que ella compró sin saber que allí habían dejado el archivo personal del escritor.

“El archivo de Novo obviamente estaba en su casa, él vivía muy cerca de aquí; cuando él muere el archivo se queda intacto, pero ¿qué es lo que normalmente sucede cuando muere un individuo, con testamento o no?, pues que los descendientes lo que buscan es lo que da dinero, que los muebles, que la casa, y de hecho la casa se vendió con todo y el archivo a la familia Pérez Jácome. Doña Gloria Friscione Pérez Jácome se dio cuenta que ahí estaba el archivo de Novo. Cuando la conocí me dijo: ‘Era un tesoro, lo adopté y lo di a conocer’. Ella lo catalogó y lo procuró, porque sabía el valor tan grande que tenía el archivo”, cuenta Ramos.

En otra carta, del 26 de marzo de 1927, Novo le cuenta a su “Mamacita linda” que va en un tren con “un departamento de millonario”, con baño, agua caliente y peluquería. Años más tarde, en otra estancia en Nueva York, el 14 de enero de 1934, le cuenta a su “Mami” que volverá a la ciudad en un tren de Laredo: “No me parece, sin embargo, conveniente que vaya usted a la estación: la dejé en su casa y ahí quiero encontrarla, le llevo algunas cosas que no le detallaré para que sean sorpresa”. Le cuenta además que le mandarán a México el coche que adquirió: “Compré uno precioso, con radio y muchas chivas, me sale llevarlo a Veracruz todo por 1,117 dólares”. También le envíaba a su madre telegramas y “postcards”.

Entre papeles y objetos personales

El Fondo Salvador Novo en el Centro Carso se divide en tres secciones: Antonio López Mancera, Salvador López Antuñano y Libros “Side Car”. Rubén Martínez, jefe del Archivo Histórico del Centro de Estudios de Historia de México Carso asegura que en la sección Antonio López Mancera es donde se encuentra la correspondencia mucho más profesional, incluye materiales que se refieren a la creación de La Capilla, tiene alguna correspondencia con Xavier Villaurrutia, “pero sobre todo tiene una parte muy sensible, emotiva y personal que son las cartas a su mamá”.

En tanto que la segunda serie, la Salvador López Antuñano, donada por la señora Pérez Jácome, es una parte más personal, en el sentido de que es ahí donde tiene muchas fotografías, cartas de sus relaciones amorosas, “es la parte mucho más interesante porque es el personaje”, dice Martínez.

Afirma que la tercera sección contiene los libros “Side Car”, llamados así por Novo, que es como se llamaban los cuadernos. En esos libros tiene sus guiones de teatro, y otras más son los álbumes que él mismo hizo con recortes de periódico con artículos sobre él”.

En el archivo hay más que papeles, hay objetos personales del integrante del grupo de Contemporáneos y autor de La estatua de sal y Nueva grandeza mexicana. Dos tesoros muy icónicos de la personalidad de Novo que también resguardan son sus anillos, de grandes piedras, y sus pelucas pixies, no así los míticos chalecos, que aunque los buscaron para integrarlos al Fondo, no los consiguieron. Lo que sí sumaron fue un pequeño conjunto de casi 50 libros de su biblioteca. Así como su recetario de cocina mexicana.

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El Centro de Estudios de Historia de México Carso posee el Fondo Salvador Novo. Fotos: Berenice Fregoso El universal
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Rubén Martínez, el jefe del Archivo Histórico, asegura que entre los papales de Novo no hay ningún diario, más bien “tiene cosas personales, apuntes, reflexiones, pero no propiamente un diario, sino apuntes personales podríamos llamarles y una biblioteca muy pequeñita, no pasa de los 50 libros, de hecho creo que eso llegó de una manera un tanto accidental y llegó muchos años después. Lo que sí tenemos son fotografías, es una caja muy pequeñita, pero tiene retratos de él y de sus parejas, esas por conservación están en el Museo Soumaya. También los anillos y las pelucas se mandaron al museo”.

El doctor Ramos asegura que es muy interesante ver cómo los objetos complementan un archivo personal. “Normalmente el archivo se conoce como los papeles o biblioteca, pero cuando es de un personaje como Novo que cuidó tanto sus pertenencias, como sus pelucas y sus anillos, eso nos lleva a conocer más de su personalidad”.

Justo la de Salvador Novo es una personalidad a la que le hace falta una obra historiográfica más profunda a partir de su archivo personal, al que pocos investigadores han entrado y los que han entrado no ha sido para escribir un libro.

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