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La escultura del Apóstol Santiago quedó “comprimida” tras el sismo del 19 de septiembre de 2017 y el caballo donde estaba montado, destruido, por lo que desde diciembre de ese año, especialistas del INAH trabajan en la obra que, se prevé, quede completamente restaurada para mediados de 2021.
A causa del sismo, cayó una cúpula de la Parroquia de Santiago Apóstol en Izúcar de Matamoros, Puebla, lo que provocó que la escultura del siglo XVI quedara aplastada, por lo que el 4 de diciembre de 2017, especialistas de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH acudieron al sitio para embalar los restos y trasladarlos a la Ciudad de México.
Desde entonces, la restauradora Roxana Romero ha coordinado un equipo de especialistas en el Taller de Escultura Policramada de la CNCPC para la restauración de la pieza elaborada con la técnica de papelón, es decir, papel y caña de maíz.
“Se tiene la intención de que la escultura esté lista para mediados de 2021. Estaba pensada para entregarse en diciembre de este año, pero por la pandemia se tuvieron que detener las labores de restauración. Evidentemente tenemos otros factores como el presupuesto, que podrían influir en el avance de la restauración”, explica Romero.
Romero reconoce que existía el temor de que los materiales tuvieran cambios “drásticos”, pero eso no sucedió debido a que el laboratorio tiene condiciones estables: “No hemos tenido deformaciones en ninguna de las partes. Tampoco tenemos animales ni insectos. Todo está detenido por la pandemia, pero en perfectas condiciones”.
Aunque no se puede avanzar en la restauración, el equipo planea los trabajos y las formas de volver, escalonadamente o alternando días. También elaboran el informe del trabajo realizado.
El rompecabezas
El Santiago Apóstol está elaborado con la técnica conocida como papelón, es decir, papel y caña de maíz, por lo que cuando se dio el derrumbe de la iglesia, la escultura quedó comprimida, como un acordeón.
A casi tres años de trabajo, los brazos y las piernas ya tienen una forma definida, incluso, antes de que comenzara la emergencia sanitaria, los especialistas ya iban a comenzar la unión entre el torso y la cabeza.
Sobre las mesas del laboratorio ya se encuentran partes como el rostro, extremidades, la coraza y el torso con formas definidas, aunque separadas.
Con respecto a la cabeza, explica Romero, el rostro está casi completo, pero falta recuperar el cuello, zona en la que hubo “mucho más pérdida que en el resto del cuerpo, aún más en su parte posterior”.
“En la Colonia había una reglamentación sobre cómo elaborar ciertos acabados, hoy se recopila esa información y la de las imágenes que se tenían de la pieza para lograr un trabajo especializado”, Roxana Romero, restauradora.
La restauradora detalla que del rostro ya fue resanado, aunque aún no se llega a la parte de la policromía (capas de pintura), porque previo a la pandemia se realizaban pruebas para lograr la calidad requerida:
“Con la policromía se busca dar tersura y brillo. En la Colonia había una reglamentación sobre cómo elaborar ciertos acabados, ahora se recopila esa información y la de las imágenes que se tenían de la escultura para lograr un trabajo especializado”.
El torso, explica Roxana Romero, quedó como un “acordeón”. Ahora ya tiene su forma original, para ello se tuvo que someter a dos procesos: separar la policromía y así poder trabajar únicamente con el soporte de papel, y se le colocó una estructura interna que no estaba en la obra original.
“Es una estructura extra que le dará soporte. Se evaluó y consideró que lo más responsable era darle más fuerza. La estructura al interior del torso ayudará a dar mayor fuerza, rigidez y también ayudará a unirlo con las piernas, brazos y con la cabeza, aunque la cabeza será lo último que se va a colocar y será cuando el cuerpo completo esté estabilizado”, dice la restauradora.
El soporte al interior del torso es de madera de cedro, material que se decidió después de una evaluación de lo más conveniente para que resista el peso de todo el cuerpo (brazos, piernas, torso, cabeza), así como aquellos movimientos cuando vistan y muevan al Santiago cuando ya esté en su parroquia.
“Teníamos que adelantarnos, pensar que la estructura tiene que resistir y cuando lo lleguen a mover, no se desplome o comprima. Se buscó afinidad con los materiales. Esto modifica las características originales de la escultura, pero al final, la escultura pasó por un proceso difícil de deterioro y era la única manera de salvarla. Aunque modifiquemos el original, se está recuperando”, agrega la especialista.
Una base de madera
El Apóstol Santiago montaba un caballo, figura que estaba empotrada al concreto de la parroquia, por lo que cuando cayó la cúpula de concreto, quedó completamente destruido.
Romero señala que el caballo no era de papelón, “estamos seguros que era posterior”, porque estaba hecho de madera, y al caer, se fragmentó por completo. “Con esas características era muy difícil recuperar esa escultura. Si pegáramos esos fragmentos de madera, tal vez no se sostendría por sí mismo y significaría un riesgo”.
Ante esa situación, el equipo decidió hacer una réplica que será de madera de cedro y algunas partes de otra clase “más suave” para que pueda ser tallada.
Los restauradores ya cuentan con las dimensiones y parte del material para la réplica del caballo: “Estamos bien en tiempo y forma, aunque detenidos con la emisión de recursos y el trabajo por la pandemia”.
Con respecto al presupuesto, Romero dice que la restauración del Apóstol Santiago es financiada por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, aunque desconoce qué institución destinará los recursos para la realización de la réplica del caballo.