En “ El último viaje de Consuelo de Saint-Exupéry ”, el dramaturgo argentino Alejandro Finzi (Premio Konex 2014) imagina una escena durante el último día de vida de Consuelo Suncín, escritora y artista plástica salvadoreña-francesa cuyo libro autobiográfico, “Memorias de la rosa”, devela su relación con el novelista Antoine de Saint-Exupéry. El día en el que se desarrolla la historia es el 28 de mayo de 1979, cuando Suncín recapitula y pone en la balanza su propia vida.
A raíz de la fama que tuvieron las memorias de Suncín, ha sido contada de formas diferentes su historia de amor con el autor de “El principito”, quien, por cierto, se inspiró en ella para crear al personaje de La Rosa. Una de las ficciones documentales más famosas que se han hecho sobre la pareja es “Saint-Ex”, por ejemplo, película de Anand Tucker. Pero la diferencia entre esta historia y la de Finzi es que se acerca más a un examen de conciencia en el que la figura de Suncín está al centro, lejos del punto de vista de Saint-Exupéry: “Lo que hizo el dramaturgo fue tomar el último momento de la vida de ella, cuando se encuentra en el hospital en Francia, a punto de morir. La obra se concentra en un momento muy específico, su proceso final de pasar de la vida a otro estado; a raíz de lo que ella enfrenta, hace una especie de repaso de su relación con Antoine y de lo que ella significa en El principito”, detalla José Pablo Umaña, director de la obra.
Suncín vivió —continúa el director— en Europa y padeció los estragos del colonialismo, una carga pesada por tratarse de una mujer de ascendencia indígena. Ella, una artista, una persona creativa, fue “opacada por la luz que se había derramado sobre Antoine a partir de sus éxitos literarios”; vivencias que son reconstruidas en el monólogo de Consuelo.
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El origen de la pieza es doble; primero surgió de la devoción que Finzi siempre tuvo hacia la obra de Saint-Exupéry y de la lectura de “Memorias de la rosa”, el disparador de este libreto. En segundo lugar, Finzi, como uno de los dramaturgos sudamericanos más importantes de las últimas décadas, visitó Costa Rica en varias ocasiones; estos viajes se empalmaron con los montajes que Umaña hizo en el pasado de otras dos obras de Finzi, consolidando así una relación cercana, no sólo con el director, sino con la actriz principal, María Bonilla.
Fotos: José Pablo Umaña, cortesía
“Sin embargo, Alejandro tuvo una manera de hacer dramaturgia que algunas personas pueden considerar como extraña porque no está necesariamente escrita de la forma en que, por lo habitual, se cuenta una historia. Lo que él quiere es que el espectador tome pedacitos de información por aquí y por allá y que arme su propio mundo a través de lo que ve en escena”.
Aunque Umaña ha trabajado en varios montajes con la actriz Bonilla y forma parte del grupo Teatro Ubú que ella fundó, detalla que “El último viaje de Consuelo de Saint-Exupéry” es un proyecto que nació exclusivamente del interés de un grupo de artistas costarricenses alrededor de la obra de Finzi y que financió la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica, a través del concurso LabEscena 22 para cubrir gastos de producción.
Uno de los mayores retos de esta puesta en escena fue que Umaña se encontró con uno de los textos más sintéticos de Finzi. “Básicamente es la historia de una mujer en una cama de hospital, a punto de morir. Imaginar el traslado de esto a un montaje fue un primer reto porque había que lograr que el público no sólo entendiera la historia, sino que le resultara tierna y le entretuviera”.
Además, el director añadió a un personaje más que no existe en el libreto original. En escena, la actriz María Bonilla interpreta a Consuelo, mientras que la artista Katalina Vargas “canta, baila y actúa. Esto sirve para presentar otra faceta de la personalidad y la creatividad de Consuelo que no se ven en el texto escrito ´per se´”.
En algún momento de la obra se escuchan comentarios al aire —voces de las enfermeras que cuidan a la mujer moribunda— sobre los escritores José Vasconcelos y Enrique Gómez Carrillo, quienes también fueron pareja de Suncín.
“Creo que independientemente de si el público conoce al personaje, Suncín, e incluso independientemente de conocer ´El principito´, se explica lo suficiente para formarse una perspectiva clara de la historia”, afirma el director.
Fotos: José Pablo Umaña, cortesía
Por último, la pregunta que se lleva el espectador es si el amor que el personaje del principito sintió por la rosa de verdad implicaba mantenerla apartada por siempre en una cápsula. “De verdad fue un acto de amor aquello que admiramos en ´El principito´? ¿La rosa realmente quería eso? O fue, como dice Consuelo en la obra, una forma de privarla del sol y del aire, metáforas de lo que ella quería experimentar en la vida”.
Se trata, concluye Umaña, de saber qué se da por descontado en el amor y cuestionar si la posesión de las cosas que se quieren representa, en el fondo, el arte, la belleza y el amor.
La obra podrá verse del 20 al 22 de enero, a las 20:00 horas, en el Foro La Gruta (Revolución 1500, Guadalupe Inn).
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melc