El descubrimiento que un grupo de niños hace de un cadáver traído por el mar, en el cuento "El ahogado más hermoso del mundo", de Gabriel García Márquez, obliga a una pequeña comunidad a reflexionar sobre la muerte y preguntarse cuál es la forma correcta de actuar ante un cuerpo desconocido: ¿Darle sepultura? ¿Abandonarlo a su suerte? ¿Entregarlo de vuelta al mar? ¿Atarle un ancla para que nunca vuelva?

El argumento escrito por el narrador colombiano es respetado en la adaptación teatral homónima que dirige Carlo Montes de Oca y cuyo elenco conforman los actores Alonso Caballero, Miranda Labardini y Fernando Reyes. En los últimos cinco años, dicha versión ha evolucionado hasta el punto que la puesta en escena llega a su tercera temporada. Tiempo en el que el equipo de trabajo "ha visto cosas diferentes, ha madurado y aprendido a sentir desde nuevas perspectivas", cuenta Montes de Oca, en entrevista.

El núcleo emocional de la puesta en escena, la reflexión que plantea, gira en torno del sentido de comunidad y el reconocimiento que hace uno mismo frente a los demás. " La reflexión que esperamos que el público se lleve es que tú y yo, yo y el otro, no somos tan diferentes. Este proceso de remontaje nos lleva, a su vez, al redescubrimiento de que no somos tan distintos. De hecho, somos tan parecidos que tendremos el mismo final: la muerte. Entonces, ¿de qué manera vamos a despedir a aquellos que no sabemos quiénes son?"

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Desde su primera puesta en escena, cada función —continúa el director— ha sido diferente sin abandonar su centro: reflexionar y poner sobre la mesa al trabajo comunitario. Aunque el dispositivo escénico tiene un peso importante, con sus juegos de iluminación y sus colores cálidos, sepia y beige, la obra, en cierto sentido, está diseñada para adaptarse a cada recinto arquitectónico y espacio donde se presente, teatros pequeños, explanadas al aire libre y demás. "Es una pieza noble, pensada para llegar a cualquier sitio; para ello, concebimos la ficción en un lugar delimitado, lo cual nos lleva a transformar la puesta en escena por completo".

Niños de tres años, cuenta el director, se acercan e interactúan; uno de ellos, recuerda, para colocar una flor en el cuerpo del ahogado —títere de gran formato—; en otros casos, el diálogo se abre y espectadores de todas las edades hablan sobre sus seres queridos que murieron en la pandemia sin que nadie pudiera despedirlos. Algunos más ponen el dedo en la llaga y señalan la importancia de la conciencia social: los individuos no son cifras —dicen—, su identidad queda definida bajo un nombre, una historia y aquellos que los amaron. "No está bien que se vuelvan un número más en la lista de desapariciones y feminicidios"

Montes de Oca detalla: la obra conecta, deja huella, porque habla de un problema social. Es un hecho que la muerte y la desaparición existen, pero se necesita reflexionarlas con empatía, amor y respeto. Detrás de el argumento infantil infantil, subyace un tema que afecta a toda la sociedad y es abordado de forma sutil con la improvisación, el clown y los trucos de magia. "Está manejado de tal manera que nadie sale espantado, sino con el deseo de festejar la vida y la sensación de que los muertos que traemos encima no duelen tanto. Una gratitud que nos libera de las cargas".

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La obra se ha presentado en espacios como la Sala Novo, la Capilla, el Encuentro Mundial de Teatro Infantil y Juvenil (Uruguay, 2017), el Festival Internacional de Teatro Universitario (FITU) 2019 y el Museo de la Ciudad. "El año pasado participamos en un festival de obras infantiles que organizó el Gobierno de la Ciudad de México en la Plaza de Santa Catarina", concluye el director.

"El ahogado más hermoso del mundo" puede verse hasta el 25 de junio, los domingos a las 13:00 horas, en el Foro Shakespeare (Zamora 7, Condesa). La entrada cuesta $250 pesos.

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melc

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