El águila real

representaba para los mexicas la encarnación del sol, la valentía, la fuerza y la fiereza, valores que requerían atención especial, antes, durante y después de servir en la parafernalia ritual.

Un equipo de Investigadores del Proyecto Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia revelaron distintos aspectos de los usos que le dio a esta rapaz dentro del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, y que explican, en parte, su devenir como símbolo patrio.

Fue tal su importancia que para los mexicanos, que el 13 de febrero se ha instaurado como Día Nacional del Águila Real.

En el marco de los esfuerzos por recuperar la Aquila chrysaetos canadensis en México, el arqueólogo Israel Elizalde Mendez refiere que hace más de 500 años, la presencia de ésta en el centro y norte del actual territorio nacional, permitía su captura por personas especializadas que ascendían hasta la cúspide de los árboles en busca de los nidos, apropiándose de las crías, se detalló en un comunicado.

Retomando lo asentado por fray Bernardino de Sahagún y Diego Durán, el experto explica que las aves eran transportadas a Tenochtitlan y a su llegada a la ciudad eran mantenidas en jaulas hechas de barrotes de madera, y recubiertas con redes. En este espacio se les brindaba protección y cuidados durante largos periodos, dato que ha sido comprobado a través de la evidencia arqueológica.

Junto con su colega, la maestra Ximena Chávez Balderas, Israel Elizalde ha llevado a cabo el análisis de los esqueletos de águila real completos e incompletos, registrados en ofrendas del Templo Mayor y algunas edificaciones aledañas. Después de 40 años de investigaciones por parte del Proyecto Templo Mayor, uno de los más destacados del INAH, se han recuperado 45 individuos de esta especie.

Ambos especialistas son autores de un profundo ensayo publicado en el libro Escudo Nacional. Flora, fauna y biodiversidad, coeditado hace un par de años por el INAH y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Salvo una osamenta de águila real localizada por el equipo de Salvamento Arqueológicos del INAH, ha sido en 27 ofrendas, de las más de 300 excavadas hasta el momento por el Proyecto Templo Mayor, donde se han registrado 45 ejemplares de esta ave.

Los esqueletos fueron encontrados en la plataforma del Templo Mayor , así como en el Edifico A, la Casa de las águilas, el Templo Rojo Sur y en la Plaza Oesta.

Indican que, si bien esta ave aparece en ofrendas de la etapa constructiva asociada al gobierno del tlatoani Axayácatl, entre 1469 y 1481, fue poco antes de la llegada de los españoles, entre los mandatos de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin , de 1486 a 1520, cuando se utilizó un mayor número de ejemplares, “traídos tanto de tierras lejanas como criados en cautiverio, revelando la intensificación de su uso durante el periodo expansionista.

Los huesos presentan múltiples huellas de corte y fracturas hechas con instrumentos cortantes y corto-contundentes. “En efecto, algunos fueron enterrados cuando ya estaban completamente esqueletizados y desarticulados como consecuencia de la descomposición natural, en tanto que otros se colocaron poco tiempo después de su muerte”.

Ambos arqueólogos resaltan que muchos de los ejemplares incompletos son producto de una manufactura local de pieles, que se pudo haber nutrido de animales que habitaban en el vivario de Tenochtitlan, conocido popularmente como el “Zoológico de Moctezuma”. Concluyen que el análisis de los restos de águilas reales descubiertos en contexto arqueológico, ha resultado una oportunidad única para develar incógnitas relativas a la economía, la religión y las interacciones entre la fauna y los humanos en la antigua Tenochtitlan

akc

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