Aunque Amin Maalouf , Premio Princesa de Asturias, escribió antes de la pandemia su última novela, la incertidumbre que vive la sociedad en la actualidad se reconoce en esta obra de ficción del escritor libanés que cree que el mundo hoy necesita ser "repensado, reinventado y reimaginado".

"Nuestros inesperados hermanos" (Alianza) es el título de esta novela con la que Maalouf ha buscado en la ficción la esperanza que, aseguró, no puede encontrar en la Historia real.

Para Maalouf, "2020 es un momento de naufragio, no es el final del mundo aunque estamos en pleno naufragio. Pero hay una vida después y hay que pensarla", señaló este novelista, periodista, ensayista y miembro de la Academia francesa.

La pausa vivida en los últimos meses es una "oportunidad" para el mundo y cree que debe ser interpretada como una señal del cielo: "es una advertencia, un aviso que la Historia nos da de que si seguimos en esa senda avanzamos hacia confrontaciones infinitas. Hay que reconstruir una especie de orden internacional", insistió el escritor.

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Maalouf terminó su novela antes del confinamiento y había pensado editarla en 2021 pero aceleró el proceso porque en ella habla de que el mundo se detiene y vuelve a funcionar pero las cosas más básicas han cambiado.

"Al principio del libro cito una frase de un escritor llamado Novalis que dice 'la novela surge de las carencias de la Historia' y eso es cierto en esta novela. Es una novela que nace de una angustia respecto a la Historia tal como es ahora. Tengo la sensación de que la Historia avanza en una dirección que no es la que deseo y quería imaginar un mundo en el que sucede algo espectacular y suple esas carencias de la Historia", explicó Maalouf.

Porque, dijo, está convencido de que "el mundo va hacia algo que se parece al Titanic, y esta ficción nació precisamente de esta idea, de ese temor de ver que el mundo avanzaba hacia un naufragio", y recurre para ello a una parábola relacionada con el "milagro ateniense" de hace milenios.

"Estoy constantemente consternado viendo la evolución del mundo, tanto sea en mi región natal como América o Europa, el incremento de tensiones, de una muy probable guerra fría y carrera de armamento y la incapacidad de hacer vivir en nuestras sociedades de gestionar la evolución del mundo", confesó.

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Sobre los últimos atentados perpetrados en Francia, consideró que, probablemente, el fenómeno de fanatismo yihadista hace 6 ó 7 años ha remitido, ya esas organizaciones han perdido buena parte de su influencia en grandes territorios, "pero lo que ha continuado y es muy difícil detener es ese tipo de fanatismo, de criminalidad, en el que hay personas jóvenes influidas por especuladores, con cuchillos y con objetivos fáciles de atacar".

Un tipo de "terrorismo residual" que cree "terriblemente difícil de impedir". Y confió en que ese tipo de actos puedan ser impedidos mediante un control social, del entorno mismo de donde proceden.

"Si estuviera en la época antigua diría que hay que sacar el agua en la que el pez del terrorismo se baña. Desgraciadamente no es así, hay entornos en los que la propaganda de este tipo surge efecto. Hay una brecha entre la manera de ver una parte de la población emigrante y la manera de ver de la gran mayoría de la población del país. Hay un problema que debería ser resuelto y que desgraciadamente no está siendo resuelto", recalcó Maalouf.

También se refirió al Líbano, país que consideró abocado al "desmoronamiento" y concluyó que su sueño es que quede bajo la gerencia de una alianza de potencias que apoyen una administración provisional que reconstruya el país, porque no es capaz de encontrar por sí mismo la forma de salir "de ese colapso".

fjb

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