El cautiverio, la animalización de los seres humanos y atmosferas realistas que ponen a los protagonistas al borde del aullido son el lazo que une a los diez cuentos que el escritor Eduardo Cerdán ha reunido en el libro “ Había un perro bajo la cama ” (Nitro/Press), que aparece casi al mismo tiempo que una antología que él mismo ha compilado, titulado “8 (CulturaUNAM) que congrega a 55 voces que giran alrededor de la lectura como acto contestatario.
A propósito de los dos libros, Eduardo Cerdán, habla de literatura, creación y cultura escrita. Como autor y antologador.
“Mis personajes están al borde del aullido todo el tiempo, por eso quise aludirlo y permanecen así, y sobre todo están al borde, no llegan al aullido, incluso cuando se descolocan mentalmente o cuando tienen que sobreponerse para continuar; quería situarme en ese momento en que paran, pero tienen que continuar y seguir adelante, porque no han llegado al final o al desenlace”, asegura el narrador.
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Experiencias lectoras
"La lectura al centro. 55 autobiografías lectoras” es una antología que tomó mucho tiempo de lograr, asegura Eduardo Cerdan, compilador de este libro cuyas primeras historias nacieron u primer momento en internet, en la revista "Cuadrivio", una publicación digital, independiente y autogestiva, que editaba Ramsés Lagos Velasco y en la que se publicaban historias de experiencia lectura en una columna llamada "Caminos de la lectura", que tenía a cargo Cerdán.
En este libro se reúnen las voces de escritores, editores, gestores culturales y académicos como Rosa Beltrán, Agustín Cadena, Ana Clavel, Carmina Estrada, Cecilia Eudave, Ana García Bergua, Anamari Gomís, Claudia Hernández de Valle-Arizpe, Esther Hernández Palacios, Mónica Lavín, Luis Felipe Lomelí, Mauricio Montiel Figueiras, Angelina Muñiz-Huberman, Marina Perezagua, Benito Taibo, Daniela Tarazona y Socorro Venegas, entre otras.
"Lo que hay aquí son historias, no sólo son un compendio de títulos recomendados u obras con las cuales uno puede empezar a leer, sino que se está contando una historia de vida, en momentos muy determinantes como la infancia y la adolescencia y también con un asunto como de pasar revista a la generación entera, qué pasaba, cómo se relacionaban en los años 50 y 60 con la narrativa gráfica, cómo los niños con hepatitis empiezan a leer justamente por el cautiverio y el ocio", afirma Cerdán.
El profesor universitario y editor, asegura que lo que se extrae en general tras leer estas 55 historias relacionadas con la cultura escrita es que el ocio, que es algo de lo que carecemos mucho en esta época, es muy importante para dar rienda suelta al camino de un lector".
También que la lectura gozosa es liberadora, es la que fomenta la capacidad de decisión y de poder elegir. "La lectura nos da incluso la capacidad de disernir, especialmente en este momento del siglo XXI, donde estamos sometidos a mucha lectura impuesta, desde la escuela, pero también lo que encontramos en redes que no es siempre lo que elegimos, entonces vemos aquí la lectura como espacio de verdadera libertad, donde podemos ya no estar sometidos a lo que nos avasalla en los medios y las redes sociales, la ciudad misma. Es el ritual intimo que tenemos que atesorar en épocas como está", apunta Eduardo Cerdán.
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melc