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La VIII Feria del Libro Independiente que durante 16 días reunió a cerca de 60 editores bajo el lema “Comunidad en acción”, concluyó ayer con la Declaración de los Editores Independientes, un documento de 11 puntos planteados por los editores para enfrentar este “contexto de fragilidad e incertidumbre” derivada de la pandemia por el Covid-19 que agravó la situación crítica de las editoriales y librerías independientes.
La propuesta plantea entre los puntos centrales que es necesario contar con un organismo gubernamental encargado de las políticas públicas relacionadas con el libro y la lectura, una entidad “que desarrolle programas de estímulo y fortalecimiento de la edición independiente por medio de coediciones transparentes y abiertas, con programas de apoyo a la traducción —desde y hacia las lenguas de México—, a la exportación del libro mexicano, a la compraventa de derechos de autor en el plano internacional”, señala la Declaración presentada por los editores Tomás Granados y Pablo Moya, durante la clausura de la feria.
“Lo primero es identificar al interlocutor, que pueden ser de las secretarías de Cultura, Educación, Hacienda o Economía, deben ver que aquí hay un asunto que involucra a muchas áreas de la actividades prosductivas del país. Hablamos de créditos, estímulos fiscales, de compras para bibliotecas por eso decimos que hace falta una entidad que vea en conjunto, que vea el panorama completo”, dijo entrevista Tomás Granados, editor de Grano de Sal.
El primer paso tras la Declaración será realizar el encuentro con autoridades del Fondo de Cultura Económica, que se iba a dar en el marco de la feria pero por razones de agenda se pospuso. “En este momento hay una ausencia de un interlocutor directo, alguien encargado de proponer y llevar a cabo una política cultural en materia de libros y de lectura... se ha debilitado la presencia del Fondo, fue uno de los impulsores de la feria, pero no está teniendo una política de coediciones, la Dirección de Publicaciones dejó de hacer muchas cosas que eran útiles para la industria en su conjunto; viéndolo con optimismo, ese debilitamiento puede ser la oportunidad de crear un organismo que se ocupe de todo lo que tenga que ver con libros y lectura”, afirma Granados.
La Declaración de Editores Independientes no sólo llama al Estado a actuar y a los legisladores a retomar las modificaciones en la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, también hace una autocrítica al gremio, a trabajar en digitalización y los metadatos de los libros, a tener mayores diálogos entre editores y libreros, a avanzar en la venta en línea. Sin embargo hay avances, ya hay un grupo de 17 editoriales organizadas para ir en colectivo a la FIL Guadalajara, si se hace, cuyo stand sería atendido por la librería Carlos Fuentes de la Universidad de Guadalajara.