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En medio de la pandemia y la incertidumbre que genera en la salud y en la economía, 21 editoriales independientes se unieron para donar más de 600 libros de diversos géneros para pacientes con Covid-19 y para el personal sanitario que los atiende en la Unidad Temporal Covid-19 del Centro Banamex a cargo de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.
La iniciativa “Libros para reconfortar”, que impulsa la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI), nació de la conciencia de que, ante la pandemia, la solidaridad es fundamental para sostenernos como comunidad, y motivó a las editoriales a ofrecer lo mejor que tienen: sus libros. “Pensamos en la lectura como una práctica cultural liberadora, y en el libro como un instrumento curativo”, señala Pablo Moya, director de Ediciones El Milagro.
Fue así que Bonilla Artigas, La Cabra, La Caja de Cerillos, El Dragón Rojo, Educación y Cultura, El Milagro, El Tucán de Virginia, Ítaca, El Errante, Ficticia, Grano de Sal, Hacerse de Palabras, Juan Pablos, Libros Magenta, Mangos de Hacha, Mantis, Narratio Aspectabilis, Textofilia, Tintable, Trilce y Vanilla Planifolia reunieron más de 600 libros que entregaron el pasado sábado a la Unidad Temporal Covid-19 del Centro Banamex.
“Los editores, como muchos otros gremios, estamos muy preocupados por el futuro y por la situación económica, pensamos que más que pensar en nuestra propia situación desafortunada había que pensar en la comunidad, y pensamos que era el momento de actuar y decidimos compartir lo que tenemos: libros”, asegura Pablo Moya, director de Ediciones El Milagro.
Déborah Holtz, editora de Trilce, afirma que las editoriales donaron entre 30 y 50 libros de todo tipo, infantiles, juveniles, para adultos, “cada una de las editoriales de acuerdo con su catálogo hizo un mix de lo que podía y quería donar, la idea es poder ayudar, poderles dar a los pacientes y al personal sanitario un poco de respiro, y de alguna manera hacer patente la importancia de la lectura y el libro en cualquier tipo de circunstancia”.
La selección fue un poco accidental, dice Moya, en algunos casos pudieron buscar sus mejores títulos pensando en la situación, pero en otros casos son los libros que la editorial tenía a la mano, “muchos editores no tienen acceso a la bodega y to maron los que tenían en su casa, los juntaron y los donaron. Los editores respondieron muy bien, rápido y con mucho entusiasmo. Estamos contentos de haberlo hecho”.