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CÓRDOBA, ARG.- El crítico literario Christopher Domínguez Michael aseguró que una de las amenazas de la lectura proviene del populismo en el poder que considera que no basta con abaratar, lo cual dijo, siempre se agradece, los libros producidos por el Estado, como ocurre en México, sino en rebajar el nivel de catálogos diseñados para los universitarios “imprimiendo octavillas de consumo popular”.
Durante su participación en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, Domínguez Michael, sin hacer referencia al proyecto que emprende Paco Ignacio Taibo II desde el Fondo de Cultura Económica, señaló: “Vasconcelos soñaba con que los campesinos leyeran a Homero, y por eso lo editó, por eso lo editó, prefiero ese sueño a ver impresa folletería de naturaleza relacionada con las revoluciones del siglo pasado”.
El colaborador de EL UNIVERSAL participó en “Escribir para ser leído. La entre autor y lector”, afirmó también que sostiene su prejuicio de que “los chicos del milenio son los más incultos de la historia y que nunca como ahora el lector común había estado tan indefenso en manos de merolicos que se mudaron de la prensa frívola al YouTube”, pero que casi de inmediato su odiado relativismo viene a darle el consuelo de que la lectura siempre ha sido minoritaria.
“La crítica siempre ha estado en crisis amenazada por los totalitarismos de diversos signos y por la voracidad de los comerciantes, yo solo creo en las personas que tienen tiempo para leer, pues los que no lo tienen no me interesan”, afirmó.
Domínguez Michael afirmó también que el crítico ya no es el mediador entre el autor y el lector; pues el tránsito entre el libro impreso como instrumento civilizatorio y la era digital ha barrido en todo el mundo con revistas y suplementos literarios; sin embargo, publicar un libro en papel sigue siendo la principal fuente de legitimidad para un nuevo autor.
“Cada época cree tener el monopolio de las desgracias, yo mismo encuentro el mismo motivos de desaliento y veces preferiría haber sido crítico en tiempos de los grandes críticos del pasado que admiro, porque constato que el prestigio de que la lectura amorosa y en silencio está por los suelos”, señaló.