Más Información
INE aprueba ampliación presupuestal de 9.2 mdp; se destinará para comprar chalecos en elecciones del Poder Judicial
Sheinbaum anuncia obras de infraestructura en Nayarit; destaca puente que irá de Bahía de Banderas a Puerto Vallarta y un acueducto
Detienen a presunto jefe de célula delictiva allegada a Los Chapitos; se encargaba de narcomenudeo y compra-venta de armamento
“¡Arráncate, Coalcomán!”; así fue la campaña de Anavel Ávila, presuntamente ligada al “Mencho”, para Movimiento Ciudadano
Presupuesto para programas sociales está asegurado en la Constitución: Ariadna Montiel; destaca que se benefician a 320 mil nayaritas
Sheinbaum anuncia construcción de Farmacias del Bienestar en 2025; asegura habrá medicamentos gratuitos para personas vulnerables
“Envidio a los japoneses y la extrema claridad por la que se caracterizan sus obras. Nunca son apagadas, nunca parecen estar hechas precipitadamente. Sus obras son como respirar, y dibujan una figura con unos pocos trazos seguros, con la misma facilidad con la que uno se abotona un chaleco. Tengo que conseguir dibujar una figura con solo unos pocos trazos”.
Así le escribió el artista neerlandés Vincent Van Gogh (1853-1890) a su hermano Theo a finales del siglo XIX, cuando se dejó deslumbrar por la sensibilidad artística de los japoneses. Y aunque nunca visito ese mágico “país del sol naciente”, su influencia dividió su carrera artística.
Precisamente, el documental Van Gogh y Japón , que se podrá ver en algunas salas de varios paises, le revela a los espectadores esa faceta poco conocida del autor de obras emblemáticas en la historia del arte como ‘La noche estrellada’ y ‘Los girasoles’.
La producción, bajo la dirección de David Bickerstaff, se basa en la muestra que el Museo Van Gogh de Ámsterdam
(Reino de los Países Bajos) presentó el año pasado, inspirado en esta faceta del artista. La muestra incluyó varios de los más de 600 grabados japoneses que el artista neerlandés, maravillado por esta cultura, compró en París, cuando vivió entre 1886 y 1888.
De hecho, durante este periodo del siglo XIX, fueron muchos los artistas que como Van Gogh sucumbieron ante el talento de sus colegas japoneses. Así dan cuenta obras también de Monet, Manet, Degas y Rodin, entre otros.
Toda esta movida de la pintura francesa comenzó a detallar la paleta de colores planos, los altos horizontes, la atención a los detalles de la naturaleza, la gran claridad de sus líneas y sus formas y, en general, la manera como los japoneses componían sus obras. Todo esto representaba una nueva manera de ver el mundo para los artistas de Occidente, como lo explica en la producción Nienke Bakker, curadora del Museo Van Gogh.
“Cuando él recién empezó, en realidad copiaba cuadros japoneses. Así que podrías pensar que eso es lo más representativo, pero creo que las pinturas que hizo en Arles, cuando fue al sur de Francia, mostraban la forma en la que miraba la naturaleza. Esas fueron las pinturas más relevantes o las que dieron mayor evidencia de la influencia del arte japonés en él”, le contó a este diario David Bickerstaff.
Anota que durante la investigación de las cartas del artista a su hermano Theo, Van Gogh le describía, por ejemplo, su interés por pintar los botes en el mar, con la serenidad que lo podían hacer los japoneses, o de su interés de autorretratarse como un monje budista.
Para el Director, el documental permite entender cómo la crítica y los estudiosos de este genio dela pintura se nutrió de Oriente.
“Hay una conexión reciente que la gente ha hecho entre los cuadros que él coleccionaba y sus trabajos más conocidos. Eso es muy reciente, entre 1930 y 1950. Así que esto le ha dado un nuevo significado a su legado y también le ha dado una nueva y poderosa dimensión a toda su obra. Pero si sigues ahondando encuentras nuevos descubrimientos sobre Van Gogh y es por eso mismo que hay bastante investigación alrededor de sus pinturas”, concluye el director de la producción.
akc