El gran atractivo de La danza de mi muerte, novela biográfica escrita por Sandra Frid sobre la escritora y bailarina Nellie Campobello —que en 2016 publicó editorial Planeta y que aún circula—, son los “datos asombrosos” y desconocidos de la vida y obra de Campobello, sin embargo no es una investigación propia sino una apropiación de la realizada por los historiadores Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino.
En una revisión puntual, los historiadores chihuahuenses encontraron que en 85 de las 153 páginas de su novela, Frid utilizó información de Nellie Campobello: mujer de manos rojas, la biografía de 692 páginas, profusamente investigada, documentada e ilustrada, que ellos publicaron en 2013, en una edición de la Secretaría de Educación del gobierno de Chihuahua, que representa 25 años de trabajo riguroso.
El 12 de octubre de 2018, dos años después de que Sandra Frid publicó su novela, los investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Júarez enviaron una carta a la editorial Planeta para denunciar el plagio cometido por la autora regiomontana: “No se trató de una leve apropiación, hicimos en una revisión puntual y encontramos que, de las 153 páginas en que (Sandra Frid) desarrolló la biografía con los diversos momentos de la vida de Nellie, en 85 de estas páginas utilizó información originalmente nuestra”.
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Los historiadores afirman a EL UNIVERSAL que esos “datos asombrosos” de la vida de Nellie, así como información sobre las relaciones que sostuvo con personajes del medio intelectual, como Martín Luis Guzmán, Germán Lizt Arzubide, Gerardo Murillo Dr. Atl, José Clemente Orozco y Melchor Peredo, fueron plagiados de su biografía por Frid.
Documentaron datos con base en más de 20 entrevistas a familiares, vecinos, amigos, compañeros y alumnos de Campobello, revisaron archivos de Chihuahua, Parral, Durango, México y Villa Ocampo; también acreditaron su nombre real: María Francisca Luna. Revisaron archivos hemerográficos, públicos y privados, e hicieron una profunda revisión bibliográfica de la obra de Nellie Campobello.
“Decidimos hacer la carta a Planeta porque estamos convencidos de que en todos los casos donde haya un plagio evidente, el afectado tiene que hacerlo público para que el plagiario vea que no es tan fácil. Esta escritora ha de haber pensado, pues es un libro sin registro, porque es un libro que no tiene ISBN, es un libro de provincia allá perdido, 500 ejemplares, pues quién se va a dar cuenta. Pues no, nos dimos cuenta”, afirma Jesús Vargas en entrevista desde Chihuahua. Planeta nada les respondió a la carta, como tampoco a EL UNIVERSAL hasta el cierre de la edición.
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Los investigadores revisaron página por página la novela de Frid, hicieron la “compulsa” para determinar los datos que la autora “trasladó de nuestro libro a su novela”, y destacaron los datos concretos que obtuvieron de documentos familiares a los que sólo ellos accedieron, de entrevistas que realizaron, marcaron anécdotas que consiguieron, información específica que rastrearon en microfilms del periódico La Patria, de El Paso, Texas, resaltaron hallazgos como el poemario Francisca, Yo!,” que Nellie publicó en 1929, el libro desconocido que ellos hallaron y reeditó la Secretaría de Educación de Chihuahua en 2004, como parte de su trabajo de investigación de más de dos décadas.
La historiadora asegura que muchas personas han utilizado la biografía para hablar de ciertos momentos de la vida de Campobello, pero hacen la referencia a su libro, como no lo hizo Frid, y eso que en su caso “hay un porcentaje muy alto de la novela que se basó en nuestra investigación, incluso agregó apreciaciones nuestras o suposiciones nuestras, cosas que no pudimos comprobar al 100% pero que nos indicaban que así era y así lo comentamos en nuestra biografía”.
A Sandra Frid, agrega, le parecieron muy convincentes y las utilizó tal cual en su novela y las dio como un hecho, “pero evadió poner nuestros nombres puesto que si nombró otras dos obras en las que también se apoyó, las de Irene Matthews y César Delgado, que escribió sobre el secuestro y de nosotros no mencionó nada. Incluso puso el testimonio de Jesús Vargas sobre la presentación en Bellas Artes donde se descubrió todo el teatro del secuestro, pero lo convirtió en un policía que daba el testimonio”.
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Cuentan que en ninguna presentación Frid citó sus nombres o la biografía, y que incluso la autora guardó silencio cuando en una presentación una amiga de ellos expuso que antes de esa novela había una investigación muy rigurosa de Jesús Vargas y Flor García. EL UNIVERSAL buscó a Sandra Frid a través de sus redes sociales y tampoco obtuvo respuesta ante la denuncia de plagio.
Jesús Vargas asegura que ellos no darán ningún paso legal, “nuestro interés es fundamentalmente de justicia intelectual, de que se reconozca nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y para que cada vez sea más difícil que alguien haga con tanta facilidad un plagio. No nos anima absolutamente ningún interés material”.
El historiador, quien es autor de Planeta, donde publicó su libro Villa bandolero, fruto de la investigación sobre Nellie, ya que la escritora defendió a Pancho Villa y en sus textos hizo referencia a él, agrega: “No nos anima ningún revanchismo con la escritora, no hay nada de eso, lo que hay es la defensa de nuestro trabajo que requirió mucho tiempo y que hicimos con mucho rigor y con mucho respeto”.
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La biografía Nellie Campobello: mujer de manos rojas, que acaba de reeditar la Secretaría de Cultura de Chihuahua y de la que saldrá otra edición realizada por el Instituto de Cultura de Durango, es parte de una investigación de 25 años y de revaloración de la obra de la escritora, que arrancó en 2004 con la edición facsimilar del poemario Francisca, Yo!, que incluyó un avance biográfico que ya tenían; luego reeditaron Mis libros, que Nellie publicó en 1960; y en 2014, el mismo gobierno de Chihuahua reeditó las versiones originales de Cartucho y Las manos de mamá.
“Es muestra de hasta donde ha sido nuestro compromiso para que se difunda la obra de Nellie y se le reconozcan sus méritos que no se le reconocieron por haber sido mujer, brusca, provinciana, por no haber ido a la escuela, por haber defendido a Francisco Villa y por haber sido una mujer libre”, afirma Vargas.