Entre la celebración por ser Guadalajara la primera ciudad mexicana que obtiene de la UNESCO la certificación de Capital Mundial del Libro, cuya labor arranca hoy, justo en el marco del Día Mundial del Libro, y cuya travesía libresca concluirá el 22 de abril de 2023, está el descontento, los cuestionamientos por la opacidad en el manejo de recursos y lo inacabado del programa general. Además critican que tan importante celebración (que contempla más de 2 mil actividades) no incluya ninguna acción que derive en políticas públicas puntuales para la industria del libro y sólo tenga “eventos de relumbrón”.
La designación se dio durante la pandemia y luego tomó a Guadalajara en el cambio de administración. Las primeras reuniones se dieron en octubre de 2021, pero ya con Martín Solares a la cabeza se restablecieron este año; sin embargo, entre editores, libreros y escritores locales existe un descontento por no sentirse incorporados al programa que hoy arranca con la inauguración de Guadalajara, Capital Mundial del Libro, en el Centro Cultural Cabañas, y con actividades paralelas como la inauguración de la Feria Municipal del Libro de Guadalajara, en el Palacio Municipal, y la lectura en voz alta dedicada a José Saramago y su libro Ensayo sobre la ceguera, organizada por la FIL Guadalajara.
“Como Gremio de Editores de Guadalajara hemos sido convocados a varias reuniones, en términos generales el ayuntamiento de Guadalajara y la secretaría de Cultura han mostrado buena voluntad, mucha intención; lo que nos preocupa es que no se ha dado a conocer por completo el programa, no podemos seguir una ruta de trabajo y de acompañamiento porque el programa sigue sin darse a conocer en su totalidad, el tema del presupuesto sigue siendo muy opaco y hay un tema que queremos que se trabaje, el de las políticas públicas para el libro”, dice Carlos Armenta, librero y editor de Impronta.
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El llamado es a que no se quedé en una celebración que hasta ahora califican como “improvisada”, “desastrosa”. Mauricio Montiel, escritor jalisciense que en 2016 presentó un proyecto al alcalde de entonces para postular a la ciudad como Capital Mundial del Libro ante la UNESCO, dice que todo ha sido atrabancado y que “la gente que está trabajando en el proyecto ni siquiera se ha dignado a ir a conocer las librerías independientes para conocer qué vínculos con editoriales y autores locales tienen.
“Fui a Guadalajara en Semana Santa... desayuné con amigos del gremio, uno de ellos es uno de los seis libreros independientes de Guadalajara; me contó del absoluto desastre que es esta iniciativa, no hay interés de parte de todas las instituciones que están alrededor, no hay interés de hablar con los libreros independientes, que sería un eje primordial de Capital Mundial del Libro; y la gente de las bibliotecas, que en Guadalajara están de la fregada, está muy sacada de onda”, señala Montiel, quien reconoce que hay un descontento entre la comunidad literaria local.
Armenta dice que les preocupa que los eventos de relumbrón que representan un gasto de dinero público no se volverán políticas públicas que mejoren su calidad de vida como trabajadores del libro; y es cuestionable pues son recursos públicos del municipio de Guadalajara, la Secretaría de Cultura estatal y la Universidad de Guadalajara, “hay mucha opacidad tanto con el programa y plan de trabajo como con el presupuesto”.
Martín Solares, director de Guadalajara, Capital Mundial del Libro, asegura que tras el proyecto que se presentó a la UNESCO para obtener la certificación, desde el año pasado tres equipo trabajan simultáneamente en un diagnóstico que busca reactivar la vida literaria mediante acciones como lanzar convocatorias públicas para coeditar literatura en colaboración con editores locales, cursos para libreros y promotores literarios, o una revista literaria y un programa de televisión dedicado a los libros.
“Nuestro objetivo es apoyar todos los eslabones de la cadena de la literatura, del autor al lector, pasando por todos los indispensables mediadores, tomando en cuenta las exigencias y solicitudes puntuales de numerosos actores de la cadena del libro en Guadalajara”, señala.
Solares comparte las cifras del presupuesto. “Este año el Ayuntamiento de Guadalajara aportará 20 millones iniciales, pero gracias a las aportaciones de la Universidad de Guadalajara, del Gobierno del Estado, de muchos empresarios, instituciones académicas y creadores locales se destinarán 60 millones en conjunto y se espera que el próximo año se inviertan otros 30”.
Dos nuevos proyectos
La postura crítica se confronta con el buen ánimo que priva desde la UNESCO, donde han dado su visto bueno para que Guadalajara se convierta en el punto de lanzamiento de dos proyectos importantes: la entrada en acción de la red de Capitales Mundiales del Libro, que con Guadalajara suma 22, que significaría un nuevo paso en el programa que lanzó la UNESCO en 2001.
El otro es que presentarán en Guadalajara una nueva iniciativa denominada “Libros por la paz y el progreso”, que pretende llevar libros a ciudades o regiones en conflicto o afectadas por desastres, semejante a la labor humanitaria que hace Cruz Roja Internacional o Médicos sin frontera por todo el mundo, tal como relata a EL UNIVERSAL, Pere Vincens, el editor y librero español que impulsó el día del libro y la rosa en Barcelona, el Día Mundial del Libro en 1995, el programa de Capital Mundial del Libro en 2000, y ahora estos nuevos proyectos.
“Me parece que Guadalajara, con todas las relaciones y actos que está preparando, va a ser y será la capital de la mayoría de edad del programa de la red de Ciudades Capitales. En la reunión de hace unos días propuse pensar y elaborar la creación dentro del programa de una nueva iniciativa que es ‘Libros para la paz y el progreso’, un programa como Cruz Roja o Médicos sin fronteras. Lo que nos proponemos este año con ayuda de Guadalajara, es establecer los principios para este organismo dentro de la red de Ciudades Capitales del Libro”.
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Martín Solares, director de Guadalajara, Capital Mundial del Libro, asegura que uno de los objetivos es que los habitantes de esta capital no deban caminar mucho ni esperar demasiado antes de toparse con algún evento literario de primer nivel.
“Cada mes se impartirán siete talleres artísticos, que incluirán los principales géneros literarios, y tendremos una conferencia mensual impartida por reconocidos autores extranjeros, como Alessandro Baricco, Salman Rushdie o Sofi Oksanen. Y quien camine por esta ciudad se topará con dos antologías literarias, realizadas por especialistas en la materia y expuestas en las fuentes de Paseo Alcalde y los muros del resto de la ciudad, las cuales incluirán la mejor poesía jalisciense y selecciones de la mejor literatura escrita aquí a lo largo de los últimos siglos”, señala.
Para Armenta “no hay problema por la presencia de autores de talla internacional que publican con las trasnacionales, pero no se ha reforzado con suficiente voluntad la parte local de Guadalajara, la parte de los que hacemos la vida del libro todo el año en la ciudad”, afirma. Mientras que Montiel señala que hay mucho enojo por parte del medio literario de Guadalajara; dice que no están tomando en cuenta a escritores locales y que se perfila un coloquio literario que parece una nueva FIL de Guadalajara, “sin diversidad, sin inclusión”.
Solares apunta las tres líneas de acción principales: enfrentar distintos problemas sociales mediante un programa cultural apoyado en la literatura, identificar las necesidades literarias de los diferentes estratos y barrios de la ciudad a fin de dotarles de las actividades y ofrecer eventos literarios de alta calidad que puedan tener repercusión a largo plazo entre los habitantes de la ciudad, como diplomados, conferencias, cursos y talleres. “A lo largo del año buscaremos responder a las necesidades literarias de los distintos barrios, abonar a la creación de una cultura de paz y proponer actividades literarias con un nivel de excelencia”.
Que Martín Solares esté al frente del programa es parte del descontento, aunque el gremio reconoce que ha escuchado a gran parte de los actores que trabajan el libro en Guadalajara, que es una persona muy preparada y sensible al tema, pero lo ven como parte del centralismo en la industria del libro que se impone desde la Ciudad de México. “Traer a alguien que trabaja bajo el ritmo del centralismo de la Ciudad de México a un festejo que celebra al libro en Guadalajara, el mensaje que nos da es como si en Guadalajara no hubiera gente capacitada para llevar a cabo este programa”, afirma Armenta.