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Con el estreno de Óxido, de Claudia Lavista, y la reposición de Minimal, de Víctor Manuel Ruiz, díptico titulado "Paisajes insondables", la compañía Delfos Danza Contemporánea celebra mañana 30 años de carrera en el Palacio de Bellas Artes, a las 19:00 horas. Ambos —bailarines, coreógrafos y directores de Delfos— enmarcaron sus respectivas obras con dicho nombre porque su primer espectáculo se llamó Visiones insondables: “Hoy, esas visiones se han convertido en paisajes. Es una metáfora, estamos cumpliendo un ciclo”, dice Ruiz.
Aunque cada pieza refleja la identidad y el lenguaje estético de sus creadores, las inquietudes son similares, detalla Lavista. Son obras, en palabras de Ruiz, que se conectan porque tienen una parte postapocalíptica, abordan la destrucción del entorno y plantean como solución el estar en paz con la naturaleza.
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"Óxido" es interpretada por un cuarteto de bailarines y es una reflexión, continúa Lavista, sobre los muros reales e ideológicos, así como los de las grandes ciudades que crecen y asfixian todo: “Los muros imaginarios y reales provocan una sociedad hostil y agresiva. ¿Qué pasaría si tiramos esos muros y nos desarrollamos desde la horizontalidad? Hay sociedades que han aprendido a funcionar así”.
La pieza surgió a partir de un viaje que en 2022 hizo Lavista a Jerusalén, donde vio el muro que separa a Palestina e Israel: “Es inhumano, me impactó mucho”.
En dicho viaje, visitó el desierto, y su paisaje sirvió también de inspiración para la segunda parte de la obra, en la que reflexiona sobre un derrumbe metafórico que permitiera contemplar el horizonte abierto: “La única manera de volver a vernos a los ojos, desde la horizontalidad, es reconociéndonos. Muchos de los paradigmas contemporáneos se están derrumbando frente a nuestros ojos y debemos pensar qué vamos a hacer con los escombros”.
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La escenografía hecha de papel craft es de Aurelio Palomino y la música, interpretada por SAFA. Ensamble de percusiones, es la “Danza isorrítmica”, de Mario Lavista.
"Minimal", por su parte, inicia con el ritual de la danza del venado: “Quise hablar de la animalidad del ser humano y la destrucción masiva que hace de todos los ecosistemas. Pero también tiene que ver con la pandemia, la incomunicación y con cómo, cuando estamos encerrados, nos volvemos agresivos y cometemos actos verdaderamente vandálicos”, explica.
La intención de la pieza es la reflexión —puntualiza— puesto que de nada sirve presentar una danza bonita si no se tienen los pies bien puestos en el contexto actual. “Tenemos que volver a apoyarnos unos a otros o todo se puede ir a la basura”. La música es de Steve Reich: "Music for Pieces of Wood".
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