Dentro de las cuevas inexploradas y de los cenotes que conforman el (GAM) y que el ojo humano aún no ha visto, los murciélagos encontraron un hábitat y un hogar desde tiempos remotos.

El estudio de la iconografía maya del murciélago ha sido analizado por el antropólogo estadounidense James E. Brady, quien hizo un primer acercamiento en el texto ¿No hemos aprendido nada desde Seler? Un replanteamiento crítico del significado del murciélago en la iconografía maya, el cual se incluye en el libro Exploraciones del mundo subterráneo, editado por el arqueólogo Guillermo de Anda.

Rodeados de misticismos por sus hábitos nocturnos, la figura del murciélago en la cultura maya ha tenido interpretaciones deficientes e incompletas, así lo señaló en entrevista para James E. Brady, quien también es doctor en Arqueología por la Universidad de California.

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De acuerdo con Brady, la figura del murciélago en la iconografía maya —la cual comenzó a estudiarse a principios del siglo XX— se interpretó por diferentes investigadores y se asoció meramente a la sangre, a la decapitación y al sacrificio, lo que añade más “rechazo” a estos animales actualmente.

En el Códice Vaticanus B, la representación del dios murciélago se asocia con la sangre y la guerra. Foto: Códice Vaticanus B
En el Códice Vaticanus B, la representación del dios murciélago se asocia con la sangre y la guerra. Foto: Códice Vaticanus B


La vasija que utilizó Seler en 1904 para las primeras interpretaciones del murciélago maya. Foto: FAMSI
La vasija que utilizó Seler en 1904 para las primeras interpretaciones del murciélago maya. Foto: FAMSI

De acuerdo con Brady, para completar estas interpretaciones previas hay que añadir el contexto social y natural del Gran Acuífero Maya, es decir, estudiar la forma en que los antiguos habitantes concebían al murciélago y la forma en que se relacionaban con ellos.

Dicho análisis se encuentra en desarrollo, explicó el experto.

Para comenzar su investigación, el experto analizó la representación del murciélago maya que construyó el antropólogo alemán en 1904, en donde identificó una representación iconográfica de una vasija. Dicha imagen en la vasija representaba a una deidad murciélago. Sin embargo, Seler la asoció directamente a la iconografía del dios murciélago Camazotz, popularizado por ser una de las figuras principales del libro maya Popol Vuh.

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Para entender claramente la problemática se debe tener claro que el dios Camazotz fue adoptado por diferentes culturas prehispánicas, entre las que resaltan la zapoteca, la azteca y la maya, entre otras. Camazotz era venerado por ser un dios asesino y se le relacionó, desde tiempos prehispánicos, con la sangre, la noche y el sacrificio. Pero estas no eran sus únicas atribuciones.

“Esta primera interpretación de la figura de la vasija que hace Seler no ha sido examinada de forma correcta, aún así, es aceptada de manera tan amplia, que prácticamente casi todas las imágenes de los murciélagos en el área maya de diferentes épocas se identificaron solamente como el dios Camazotz”, apuntó.

Brady señaló que la falta de investigación de la iconografía del murciélago en la cultura maya se debe a que se ha trabajado poco en las cuevas y cenotes del área maya, por lo que las interpretaciones de Seler se mantuvieron vigentes después de un siglo.

“Nuestro argumento es simple: en la iconografía y en la etnohistoria existen múltiples figuras tanto de murciélagos como de murciélagos antropomórficos en otras representaciones y no todas hacen referencia a la sangre y a la muerte”, explicó Brady.

El antropólogo enfatizó que Eduard Seler basó sus interpretaciones solamente en iconografía realizada en el periodo Posclásico Tardío Maya, dejando de lado el periodo Clásico. “Si miramos las iconografías de los mayas clásicos, podemos ver diferentes cosas, en estas representaciones que comenzamos a analizar recientemente, vemos una relación con la fertilidad, no es solamente sangre y guerra”, dijo.

Por miles de años, cuevas y cenotes han sido el ecosistema de los murciélagos, que hoy podría sufrir transformaciones por la construcción del Tren Maya.  Foto: Paul Nicken
Por miles de años, cuevas y cenotes han sido el ecosistema de los murciélagos, que hoy podría sufrir transformaciones por la construcción del Tren Maya. Foto: Paul Nicken

Registros

Diferentes códices elaborados en el periodo Posclásico Tardío dieron cuenta de la figura del murciélago en la cultura maya. Esos códices fueron utilizados por Seler en sus investigaciones, de ahí la directa asociación con la sangre y la guerra.

En estos códices se representa al murciélago como una deidad violenta y sangrienta. Destacan el Códice Borgia, en el que se representa al dios murciélago lamiendo la herida abierta en el pecho de una persona.

Otro que destaca es el Códice Vaticanus B, en el que se aprecia a un murciélago antropomórfico decapitando a un individuo, mientras sostiene una cabeza humana con la otra mano.

Brady explicó que estos nuevos análisis del murciélago maya retoman estos códices pero añaden otros elementos que no habían sido tomados en cuenta, como el contexto etnográfico.

“En la nueva evidencia etnográfica que recolectamos en los estudios recientes , vemos que los mayas no le tenían miedo a los murciélagos, se les asociaba con la tierra, además de verlos como seres cercanos a los dioses debido a que habitaban el inframundo, incluso veían la mordida de este animal como algo bueno”, indicó el especialista.

Otro elemento en las interpretaciones deviene del análisis a otros elementos iconográficos que no habían sido tomados en cuenta. “En el arte maya Clásico las alas de los murciélagos son representadas por un patrón que representa la tierra, vemos ahí otra evidencia de que no sólo era la sangre y la muerte”, resaltó Brady.

“De acuerdo con mis análisis, el murciélago es un ser sagrado para los mayas”, aseguró.

Futuro incierto

Con la llegada del Tren Maya se sabe poco de las repercusiones que puedan tener estos ecosistemas y el daño que podría ocasionar a las cuevas que por milenios han sido hogar de murciélagos.

“No sé lo que pueda pasar, es cierto que el Tren Maya pasará por encima de cuevas y cenotes, el INAH tendrá que realizar más investigaciones de este tema. No olvidemos que los murciélagos y las cuevas mismas contienen enfermedades que no conocemos ”, concluyó.

- James E. Brady, antropólogo y arqueólogo

EL LIBRO

El análisis de James E. Brady forma parte del libro Exploraciones del Mundo Subterráneo, editado por el Guillermo de Anda.


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