Antes de competir en el Prix de la Danse Luisa Díaz y obtener el primer lugar, lo esencial para Danza AM, compañía y escuela de formación profesional en Guadalajara, Jalisco, era que los bailarines alcanzaran la conexión entre el cuerpo y el alma en el escenario, que “foguearan la coreografía y se enfrentaran al público”, afirma Montserrat Martínez, directora de dicha compañía.

Con la coreografía Afecto natural, el grupo irá hacia las finales del Global Dance Open 2025 en Inglaterra. Pero, antes de alistarse a la competencia hubo una coreografía, una puesta que se montó bajo ciertas ideas de Danza AM que exploran la vulnerabilidad ante la violencia y la búsqueda de caminos diferentes, compasivos y amorosos en la .

“Incluso antes del estreno de la obra, nos planteamos ver primero la reacción del público, cómo veía la coreografía", señala Martínez y afirma que el punto de partida fue pensar en ese primer enfrentamiento con un espectador exigente, conocedor. La meta principal, subraya, no era el premio, sino que los bailarines se vieran ante un público especializado; que ese público diera su opinión: "Fue una respuesta bastante buena". La prioridad del proceso ante el resultado se relaciona estrechamente con el origen de Afecto natural: es una especie de punto final a una investigación pedagógica que Martínez arrancó en 2019. "Estaba estudiando la especialidad en estudios del movimiento por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Lo que planteo en esa investigación es poder empezar una formación artística para niños y jóvenes, en la que el refuerzo positivo fuera la clave para su formación, no solo física, sino intelectual. De 2019 a la fecha, lo ejecuto con Danza AM y veo que tiene grandes resultados", dice.

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Lo que la coreógrafa intentó lograr con Afecto natural fue llegar más lejos a través de este otro camino pedagógico: “Lo que busqué era la implementación de algo similar, ya con una investigación más desarrollada. Lo que busco es que los alumnos o los bailarines puedan no sólo tener una técnica impecable, sino sanar aquellas heridas que hubo en su formación, en su niñez, y reencontrarles un sentido en el movimiento".

Que los chicos pudieran tener un movimiento genuino, un movimiento más interno, recalca. Pero con la base profesional que da ser parte de una compañía que trabaja bajo la misma disciplina de la danza clásica. “Lo vemos desde un lado más humano, desde el trabajo en la individualidad del bailarín y el respeto al hecho de que todos son individuos diferentes que se mueven con una misma pieza coreográfica”.

Sirvió como brújula el manual de consumo interno “La relación del ser en un cuerpo en movimiento”, hecho por la propia coreógrafa. En el montaje participan los bailarines Yamile Méndez, Fernanda Tenorio, Arist Márquez, Ana de Anda, Carolina Torres, Arturo Alcalá, Catherine Cruz y Sofía Piceno.

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