El asesinato de Martin Luther King, en abril de 1968, cambió los planes del entonces primer bailarín del New York City Ballet, Arthur Mitchell, quien tenía el objetivo de fundar su propia compañía de danza en Brasil. La noticia lo hizo replantear sus prioridades y voltear a su comunidad: un año después, Mitchell fundó la escuela del Dance Theatre of Harlem, que hoy tiene 400 alumnos. En aquel tiempo aún no se vislumbraba el futuro del proyecto: dividirse en tres venas, empezando por el ya citado plan educativo, un programa de giras y una compañía que hoy se presenta en el Auditorio del Estado de Guanajuato, a las 20:00 horas, en el marco del Festival Internacional Cervantino.
"Mi hija aprendió sus primeros pasos de danza en la escuela. Es una escuela diversificada. Tiene bailarines de todos los lugares del mundo y ayuda a la gente de su entorno; en sus programas educativos ofrecen clases a la comunidad", cuenta, en entrevista, Ingrid Silva, bailarina de la compañía, quien subraya que, a su paso por México, el Dance Theatre of Harlem, también ofrecerá clases: "Es un programa que aplican mucho cuando viajan".
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La otra vena o vía del proyecto, abunda, es la compañía por sí misma, su profesionalismo y pluralidad, con bailarines de Brasil, Italia y Estados Unidos, entre otros países. Más allá de estos programas, la compañía tiene una identidad bien delineada. Silva continúa: "No queremos que el público sólo mire el show. Nuestro objetivo es conectar con la gente en un nivel diferente", dice y describe la compañía como un grupo de ballet clásico y neoclásico: "Nosotros bailamos piezas clásicas como también clásico-contemporáneo. Nuestro repertorio, vasto, es enseñado a los bailarines. El mensaje para la gente que nos mira, la audiencia, es que estamos representando algo que es mayor a nosotros".
Se trata de un sello personal, proveniente del rastro de la historia afroamericana, sus huellas en el presente, que el bailarín Elías Re explica: "Dance Theatre of Harlem es una compañía con bailarines de color que se centran en lo clásico y lo neoclásico". Una vía paralela, en otras palabras, para el posicionamiento político.
"En la mayoría de las compañías la gente blanca tenía más presencia que la gente de color. Los negros no tenían mucho espacio. Mitchell cambió esto en el mundo de la danza al convertirse en la primera persona que creó, a nivel mundial, una compañía negra de bailarines. Ahora tenemos bailarines de todo el planeta, pero sin lo que él hizo creó que nada de esto existiría".
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Algunas declaraciones de los bailarines se vuelven nítidas al entender desde qué punto en la historia del siglo XX halló eco la compañía: los repertorios únicos, por ejemplo, y la presencia de un cuerpo de ballet específico para el trabajo que llevan a cabo: "Hacemos danzas sociales con pasos de ballet clásico".
Para su participación en el Cervantino, el Dance Theatre ha preparado tres piezas, entre las que se cuentan obras neoclásicas de George Balanchine y de Robert Garland, coreógrafo residente. En otras, por ejemplo, se incluye música del legendario Stevie Wonder.
melc