Cultura

Cultura y ciencia, entre las dunas del desierto de Maleha en Sharjah

La capital cultural de los Emiratos Árabes Unidos está llena de contrastes y apuesta por el desarrollo

Turistas disfrutan del desierto de Maleha. Foto: FRIDA JUÁREZ. EL UNIVERSAL
07/11/2019 |00:00Frida Juárez |
Frida Juárez Bautista
Reportera de la sección CulturaVer perfil

frida.juarez@clabsa.com.mx

Sharjah. —Llegar al desierto de Maleha en Sharjah, el tercer Emirato más grande, implica un recorrido de hora y media en autobús. Durante este trayecto se pueden conocer diferentes facetas de la capital cultural de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), desde la Sharjah comercial que recuerda zonas del Centro Histórico cercanas a La Merced; la turística que colinda con cuerpos de agua rodeados por hoteles inmensos, hasta la Sharjah residencial de fachadas que demuestran la abundancia que posee el país petrolero.

Entre terrenos baldíos, obras negras y esqueletos de lo que prometen ser grandes construcciones comienza a marcarse el futuro de una ciudad que con tan sólo 48 años de haberse fundado ya se posiciona como una potencia en el sector cultural.

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No muy lejos de la zona residencial comienzan a aparecer en el panorama palacios de arquitectura típica de los Emiratos que forman la Universidad de Sharjah; uno de estos inmensos edificios está dedicado a la Biblioteca, muy propio para la Capital Mundial del Libro, según la UNESCO.

Unos kilómetros más adelante se encuentra el Sharjah Center for Astronomy & Space Sciences, un edificio con una gran cúpula dorada que simula ser el Sol, rodeado por cuerpos celestes; es un espacio imponente que muestra que hoy los EAU no sólo apuestan por el desarrollo cultural, sino por el posicionamiento en tecnología y ciencia.

Para 2021, los EAU lanzarán su primer satélite a Marte y esperan que en los próximos 100 años puedan arribar los primeros astronautas emiratíes.

En las dunas del desierto de Maleha, de una arena de cinco colores, el Sol se oculta detrás de unas montañas que estaban debajo del mar hace más de 5 mil años, comenta el conductor del safari.

El guía agrega que en las montañas rocosas todavía es posible encontrar algunos restos fósiles marinos.

Tras el recorrido por las dunas y el descenso para la típica sesión fotográfica para los turistas, el paseo concluye en un área para cenar con decoración propia de una historia de Aladino.

No se puede decir que la cena se llevó a cabo bajo un firmamento oscuro en el que las estrellas eran las únicas que iluminaban el momento: es una realidad que aquel desierto salvaje está comenzando a ser dominado por una contaminación lumínica por los 1.4 millones de habitantes de Sharjah que rodean este espacio.

La noche cierra con una mirada al espacio a través de un telescopio, específicamente a la luna y a Saturno.