Villanueva, Zacatecas.— Hace casi un año que el municipio de Villanueva, “Tierra de Antonio Aguilar” y un lugar que destaca por tener una gran riqueza artística, cultural y arquitectónica, se convirtió en el séptimo Pueblo Mágico de Zacatecas, pero de manera simultánea lo impactó la violencia del crimen organizado y algunos señalan que eso “también lo convirtió en un pueblo trágico”.
Artesanos cuentan a EL UNIVERSAL que con el nombramiento obtenido el 27 de junio pensaron que sería una gran oportunidad para promocionar sus productos, sin embargo coinciden en que al paso de los meses han visto que “el nombramiento es de membrete, mientras los estragos de la violencia son una realidad”.
Lamentan que Villanueva el año pasado se colocara en el escenario nacional e internacional, no por el nombramiento de Pueblo Mágico, sino por la tragedia ocurrida a finales de septiembre que marcó al pueblo con la desaparición de siete adolescentes en la comunidad de Malpaso, luego seis aparecieron masacrados mientras que uno sobrevivió.
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En otro hecho, en diciembre pasado, en la comunidad de Boquilla del Carmen, hubo enfrentamientos entre cárteles; al llegar las corporaciones hallaron a seis muertos y dos heridos; presuntamente pertenecían a los grupos criminales.
El 11 de enero se registraron los primeros homicidios del año en la entidad, ocurrieron en este pueblo con un enfrentamiento en la comunidad Emiliano Zapata; las autoridades confirmaron el hallazgo de al menos ocho cuerpos.
Y el 17 de febrero se registró el hallazgo de dos bolsas con restos humanos sobre la carretera federal 54, a la altura de la comunidad Santa Rosa. El 22 de febrero, en la comunidad de El Tarasco, hubo un enfrentamiento entre grupos del crimen organizado y militares; el saldo: dos integrantes del grupo delictivo muertos y un elemento de la Guardia Nacional herido.
Tras estos hechos, el diputado federal Miguel Torres Rosales, originario de este lugar, afirma que lamentablemente “Villanueva más que un pueblo mágico se convirtió en un pueblo trágico”. Incluso dice que hace poco visitó la comunidad El Tigre y le tocó escuchar las ráfagas “a todo lo que daban. Eso genera terror entre los habitantes”.
Torres Rosales considera que la riqueza que tiene Villanueva se ve opacada por la violencia y afirma que el nombramiento “es de membrete, no sirve de nada porque con la llegada del actual gobierno federal se desapareció el fideicomiso para pueblos mágicos que permitía mejorar la imagen urbana e impulsar al turismo. Ahora la única satisfacción que tienen los municipios es presumir que tienen ese nombramiento, pero cada uno se rasca con sus propios recursos”.
El diputado destaca que su pueblo, aparte de ser la cuna de Antonio Aguilar, también es de Enrique Samaniego, considerado el padre del tamborazo y la banda, además de contar con haciendas antiguas y muchas riquezas culturales que pudieran promocionarse como atractivo turístico, pero insiste en que mientras no se logre la paz los estragos serán negativos.
Además en Villanueva existe el centro prehispánico La Quemada, considerado el asentamiento monumental más relevante en el centro norte de México por su arquitectura. La Calzada Mayor de este sitio arqueológico es uno de los elementos más grandes del lugar, con más de 400 metros de largo y 25 metros de ancho. De acuerdo con información del INAH, la ocupación prehispánica de La Quemada ocurrió entre los años 350 al 1150 de nuestra era.
Otros sitios arquitectónicos destacados en Villanueva son los cascos de cinco antiguas haciendas de Tayahua, Malpaso, El Salto, La Encarnación y La Quemada. La exhacienda más antigua es la de Tayahua, su fundación es incluso anterior a la de la cabecera municipal, data de 1554. Su primer dueño fue Diego Hernández de Proaño, compañero de armas y amigo de Nuño de Guzmán. Después de haber tenido varios dueños, fue adquirida a finales del siglo XIX por la familia del cantante Antonio Aguilar, quienes la han sabido conservar hasta la fecha.
En ese municipio también está el Templo Parroquial de San Judas Tadeo, considerado el más antiguo del continente, donde se venera a este santo cuya celebración se lleva a cabo el día 28 de octubre. Aquí los peregrinos llegan por miles y se suman a los turistas culturales que visitan el pueblo zacatecano.
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Desde hace más de 20 años, algunos artesanos acuden cada 15 días al portal, afuera del palacio municipal, donde cada uno lleva su mesa y su silla para poder exhibir sus productos.
María de Lourdes Enciso, presidenta de 25 artesanos organizados, forma parte del nuevo comité de Pueblo Mágico, pero dice que sólo se ha realizado una reunión en la que se planteó que se les brindaran apoyos. La respuesta de la autoridad de turismo municipal fue que después se vería eso porque no hay recursos. “Seguimos a la espera, a ver si un día nos convocan a todos para que nos escuchen”, lamenta la artesana.
Lourdes dice que sólo les pidieron muestras de sus productos para exhibirlos en un tianguis turístico, pero ella y otros artesanos consideran que lo ideal es que los invitaran, pues detrás de cada producto hay dedicación e historia.
Lourdes se siente orgullosa de ser la nieta de don Pancho, quien hace 86 años logró fama por elaborar los más sabrosos dulces típicos del condado. Tras la muerte de su abuelo y al ver que su padre no tenía interés en continuar con esa tradición, ella tomó la batuta, pues sabía todos los secretos para elaborar dulces como chilacayotas, camote, tamarindos, cacahuate garapiñado, piloncillo, greñudas, dulce de leche quemado, rollos de guayaba, que tienen demanda entre los habitantes y paisanos radicados en Estados Unidos.
Su negocio y marca se llama “Dulces Típicos Don Pancho” y ahora busca que una de sus hijas continúe la tradición familiar.
Otro caso es el de Salvador Núñez de la Cruz, mejor conocido como “Chavo” —nombre de su marca artesanal—, dedicado a la talabartería y marroquinería; él es de la tercera generación que se dedica a la elaboración de artículos de cuero destinados al campo y la charrería como chaparreras, monturas, cintos, carteras, entre otras cosas.
Asegura que pese a que ya no es tan rentable este oficio que le enseñó su abuelo y su padre, desea que no muera esta tradición pero se enfrenta a una competencia desleal de productos de fabricación china, por eso la importancia de impulsar las artesanías hechas a mano, desde los cortes de baqueta, el dibujo, el cincelado, sellado y secado del producto, un proceso que implica dedicación.
Chavo ha comenzado a grabar en sus productos la frase “Pueblo Mágico”, aunque admite que sólo es una frase porque aún “no se ha reflejado ningún beneficio”; mínimamente, dice, debería instalarse un pabellón artesanal.
La temporada alta es durante la fiesta patronal en honor a San Judas Tadeo, pero reconoce que la violencia ha bajado los flujos de visitantes que no sólo impacta en los artesanos, sino en toda la actividad comercial: “La inseguridad nos alcanzó, es algo que no se puede negar, porque la vivimos, la sentimos”.
Otro de los artesanos que desde hace 15 años acude a poner su mesita en los portales es Javier de la Cruz Olvera, de 84 años de edad, quien desde hace 32 se ha dedicado a realizar shampoo y cremas con extractos de hierbas como sangre de grado, romero, sábila y nopal. Don Javier, de la comunidad de Tenango, se destaca por colocar etiquetas escritas a mano en las botellas, eso es garantía de que son sus productos. Explica que aprendió a elaborar las fórmulas en una empresa de Guadalajara, donde estuvo trabajando siete años como químico.
Sobre la violencia, dice: “Villanueva es un municipio difícil porque es grande, un tanto incomunicado y ha sido afectado por los grupos criminales; desde hace años que llegaron Los Zetas, luego se calmaron, ahora se ha sabido de hechos lamentables”.
Concluye que hace falta promoción a los productos artesanales por parte de las autoridades, “porque nosotros como artesanos le echamos todas las ganas y nos esmeramos en hacer lo mejor posible para beneficiar a las personas”.