Hoy es el 130 aniversario del natalicio de Nahui Olin, artista, modelo y escritora que dejó una huella en la historia del arte mexicano por su fuerte carácter e irreverencia.
Como ejemplo de esta personalidad, recordamos cuando Carmen Mondragón –como realmente se llamaba– fue víctima de un robo, pero más que quedarse en el rol de víctima, Olin fue quien rastreó al ladrón e incluso fue a enfrentarlo a su casa… aunque no lo encontró.
El sujeto, que se había hecho pasar por un admirador, le robo invaluables joyas a la artista y 40 pesos.
Nahui Olin fue víctima de un hurto de alhajas
14 de febrero de 1930
- Entre otras cosas dice que le llevaron un aderezo de turquesas orientales.
La conocida modelo y artista Nahui Olín, cuyo verdadero nombre es el de Carmen Mondragón Santoscoy, hija del general Manuel Mondragón, se presentó ayer en la primera comisaría denunciando el robo que había sido víctima por parte de un sujeto que se mostró entusiasta admirador era sólo un ladrón…
Nahuí Olín, que vive en la azotea de la casa número 18 de la calle del Cinco de Febrero, en donde tiene un cuarto de madera, verdaderamente buhardilla, refirió en la primera comisaría que el lunes pasado salió a comer a un restaurante cercano, y cuando regresó por la tarde, se encontró con que había estado un joven vestido de gris a buscarla. Le manifestó que había permanecido mucho tiempo en el extranjero y que al llegar había tenido deseos de ir a presentar su tributo de admiración a la eximia artista pintora, así como a invitarla a una fiesta que daría en su honor.
Fue acompañando a Nahuí Olín hasta la Avenida Uruguay y allí se despidieron. Y cuando por la noche regresó Carmen Mondragón Santoscoy, o sea “Nahuí Olín”, se encontró la puerta de su buhardilla abierta.
Comprendió que había recibido la visita de los ladrones y revisó sus cosas, notando la falta del aderezo de turquesas orientales. Este aderezo estaba formado por unos pendientes, un collar, una pulsera, un prendedor con dos corazones y otro corazón grande a manera de pendantif. También le faltaba un medallón de oro con chispas de brillantes, el cual tenía una inscripción en el anverso que decía “Manuel” y en el reverso “El General Manuel Mondragón murió el día 28 de septiembre de 1922”.
Y por último se habían llevado cuarenta pesos que en efectivo tenía Nahuí Olín en un portamonedas.
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El enamorado Romeo era el autor del robo
Unos peluqueros que se dieron cuenta de que Nahuí Olín había sido víctima de un robo, le dijeron que el joven aquel vestido de gris, apenas ella se había ido, había regresado a la casa y en seguida salió con cierta violencia.
Se puso la joven artista, en esa virtud, a localizar al que parecía tan enamorado y pudo al fin saber que éste habitaba en la casa número ocho, departamento dos, de la calle de la Palma.
Se presentó allí y encontró al ingeniero Felipe de Jesus Isunza, quien la recibió gentilmente. Le manifestó Nahuí Olín a lo que iba y el ingeniero Isunza le dio que el joven de quien se trata, no era ciertamente hijo suyo, sino un protegido que se había educado al lado de la familia. Mostró cierta indignación el ingeniero Isunza por lo hecho por el joven aquel y prometió a la muchacha que en cuanto llegara le echaría una reprimenda, lo amenazaría con la cárcel y lo obligaría a devolver lo robado.
Regresó a su azotea Nahuí Olín y dice que poco después la llamaron por teléfono a un estanquillo cercano. Se trataba del mismísimo Isunza que le daba una explicación. Le dijo que si acaso había robado, había sido obligado por circunstancias muy críticas; pero que sólo había vendido el medallón de oro y en cambio tenía en su poder el resto de las alhajas, las cuales iría a devolver desde luego.
Pero como no hizo lo prometido el pícaro, Nahuí Olín resolvió acusar a dicho sujeto por el delito de robo, habiéndose presentado, como hemos dicho, en la Comisaría.
Ya es buscado empeñosamente el autor de esta trastada para meterlo a la cárcel.
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