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ssierra@eluniversal.com.mx
“El Presidente Andrés Manuel López Obrador calculó mal las cosas: el pueblo español no va a pedir perdón porque está orgulloso de lo que hizo; él tanteó mal el agua a los camotes porque ellos no tienen ningún remordimiento. La respuesta del gobierno español es de una altanería insufrible”, opina el historiador José María Muriá, investigador de El Colegio de Jalisco, quien en los años 80 fue Secretario Técnico de la Comisión Nacional Conmemorativa del V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, que presidía Miguel León-Portilla.
En entrevista telefónica, el doctor Muriá recuerda que en 1983, con miras a los 500 años del descubrimiento de América, se generó, como ahora, una polémica con España, pero que se consiguió que predominara la posición de México: hablar de conmemorar y no de celebrar.
“España hizo una convocatoria grande en 1983 para que los países de América nos juntáramos para celebrar el V Centenario del descubrimiento. La mayor parte de países estaban gobernados por militares, y respaldaban esa idea, solamente el gobierno de México salió con su domingo siete; dijo que no podía celebrar algo que le había causado tanto estropicio a la población originaria del continente, que no había que hablar de celebrar sino de conmemorar; conmemorar significa hacer memoria”.
Muriá relata que un año después la posición de México fue la ganadora. “Al punto —destaca— que el propio gobierno español agradeció a México que hiciéramos ese nuevo planteamiento, que iba más acorde con la visión democrática del gobierno de entonces (recién había caído el franquismo)”.
El discurso que hubo entonces fue que “no se podía cambiar lo que sucedió, pero la idea era utilizar la experiencia para entender mejor nuestro mundo actual. Desarrollar un trabajo, vamos a decir, histórico, en el sentido de explicar lo que sucedió”. Ahora, de acuerdo con el historiador, es el mismo caso: “No se trata de celebrar la Conquista, ni de zangolotearnos los unos a los otros por lo que sucedió en ese tiempo, pero sí tener plena conciencia de que el proceso de Conquista y, sobre todo, el proceso de Colonización, resultaron en una verdadera catástrofe para la población aborigen de este continente y de su cultura; no podemos partir de la base de la que parten muchos españoles de que lo que había aquí, antes de que ellos llegaran, no tenía valor”.
“No se trata de pedir perdón, de llegar de rodillas y decir ‘nos equivocamos’. Ahora, pudieron responder de otra manera, haber dicho que una cosa es lo que sucedió hace 500 años, que ahora no sucedería, que México les había abierto las puertas a los exiliados... contestar cualquier cosa, menos la mamarrachada que respondieron”, concluye Muriá.
Sus ideas contrastan con las de varios historiadores en España y con las del escritor Arturo Pérez-Reverte, quien después de sus tuits del lunes, ayer utilizó un capítulo de su libro Una historia de España para “disculparse”: “Esta es mi disculpa. Capítulo 20. Aquellos admirables animales”. En el texto, Arturo Pérez-Reverte habla sobre la Conquista, a la que describe como “el episodio más espectacular de nuestra historia”.