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En 2014, un cartón que mostraba un electrocardiograma “normal” bajo el título "Salud", y abajo otro electrocardiograma con la firma del presidente Hugo Chávez que se prolongaba en un latido plano y horizontal con las palabras "Salud en Venezuela" provocó el despido de la caricaturista Rayma Suprani del diario venezolano “El Universal” luego de 19 años laborando ahí; fue una salida “anunciada”, la periodista y caricaturista era considerada por el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, una traidora.
Pero no sólo fue echada del diario; también fue orillada, un año después, a dejar Venezuela y refugiarse en Estados Unidos. “Hice un trabajo crítico frente al poder, como siempre, pero obviamente con la intuición de que venía un gobierno totalitario, militarista, porque Chávez era un militar más allá que ganó con votos, y su mentalidad era muy totalitaria. Fueron años muy duros porque me tocó dibujar la destrucción de Venezuela, de todas las instituciones civiles y legales dentro de una república”.
“La prensa no es que quiera preguntar cosas incómodas, es que la prensa está para preguntar cosas incómodas, ese es nuestro trabajo”
En entrevista con EL UNIVERSAL, la ganadora del premio de Prensa de la Sociedad Interamericana en 2005 y del Premio Vaclav Havel en 2019, que es una de los protagonistas del documental "Caricaturists-Footsoldiers of democracy" (Caricaturistas-soldados de la democracia), de la directora francesa Stephanie Valloatto que en 2014 se presentó en el Festival de Cannes, asegura que la caricatura es el termómetro de las libertades de un país, y que desde esa trinchera periodística ha sido testigo de la evolución de la censura en Venezuela, “sentí en carne propia cómo se fueron asfixiando los espacios de comunicación y de prensa”.
Actualmente vives en Estados Unidos, ¿sigues haciendo una crítica puntual al poder en Venezuela?
Aunque vivo en Miami, en Florida, Sigo pensando en Venezuela, creo que nuestro país ahora tiene una nueva forma, está regado por el mundo, que ahora hay venezolanos en diferentes lugares donde nunca habíamos estado, en países remotos; y eso es Venezuela porque cada uno de esos venezolanos tiene una historia, tiene un recuerdo, tiene un aroma, tiene una música, tiene una tradición, eso es un país que existe y que late y que palpita dentro de la diáspora; y existe un país dentro de Venezuela que por supuesto también está luchando con los avatares de que se ha generado frente a eso y frente a las mafias que lo gobiernan.
Yo por supuesto siendo un ojo crítico, sigo haciendo mi trabajo desde la web, desde Internet, sigo participando en foros, sigo siendo voz activa en pro de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos. Creo que he ampliado mi perspectiva a un nivel mucho más amplio y trato de nutrirme para ayudar y crear memoria de lo que somos porque el tiempo pasa pero sigo siendo crítica con la estructura de las cosas que no hacen bien en Venezuela y en muchísimas partes del mundo.
Desfiguración del Estado.
¿La libertad de expresión vive bajo la constante amenaza?
El mundo está muy convulsionado y muy ligado con los extremos, con los fanatismos. Acabamos de ver en Francia cómo decapitaron a un profesor porque mostró unas caricaturas sobre Mahoma en la clase para hablar sobre libertad de expresión, eso me parece absolutamente gravísimo y penado, y por supuesto aquí en los Estados Unidos hay un quiebre, hay un fanatismo político rumbo a las elecciones. Pareciera que el mundo no la está pasando bien, se ha ampliado más el espectro de los totalitarismos.
¿Te llegaste a sentir amenazada, que tu vida estaba en riesgo?
Cuando recibía ataques de muerte sí, uno nunca se lo cree hasta que pasa, hay cosas que parecieran extremas pero que en estos tiempos generan este caos. Yo me sentí muy amenazada los últimos años que estuve en Venezuela y eso ayudo a mi decisión de irme, me sentía muy asfixiada, muy perseguida, ya no podía dar mi dirección, ya no podía decir dónde estaba, digamos que es una situación indeseable y eso me obligo a irme cuando nunca me quise ir de Venezuela. Ahora me siento un poco más útil porque puedo seguir desde donde estoy haciendo mi trabajo, sin sentirme tan perseguida como cuando estaba adentro de Venezuela.
¿Cuáles consideras que son los peligros para los caricaturistas ante sistemas totalitarios?
Yo nací en democracia y viví toda mi vida con un pensamiento democrático, creo que el que nace en dictadura quizás tiene una manera de pensar distinta al que nace en democracia. Siempre he pensado que la caricatura es el termómetro de las libertades de un país, es decir, es parte de la prensa que nos muestra lo que acontece y lo que sucede en un territorio.
Trump & Kim.
¿Fuiste relatora a través de la caricatura de la descomposición de un país?
Yo como periodista y caricaturista en todos estos años que me tocó trabajar en Venezuela vi cómo evolucionó la censura, sentí en carne propia cómo se fueron asfixiando los espacios de comunicación y de prensa; primero vi cómo la radio fue silenciándose con algunas estaciones que fueron compradas y también con otras que no se les renovó la concesión, fueron reduciéndose los espacios plurales de conversación y de pensamiento. Después vino la televisión, que también que fue más o menos el mismo modus operandi, comprar algunas televisoras y adoctrinar a otras emisoras para darle un solo sentido de pensamiento único a los mensajes que se generaban; y creo que la prensa quedó para el final, la prensa escrita fue como el postre para ellos y fue lo que se asfixio en el último momento.
¿Cuál es tu mirada de lo que está pasando en México, de lo qué dice el Presidente López Obrador cada mañana contra medios de comunicación y periodistas?
Por experiencia propia, por lo que vivimos los venezolanos con Chávez, cuando el presidente se vuelve un showman, un espectáculo, una persona que está haciendo cosas graciosas, o diciendo cosas impertinentes o que todo va alrededor de una personalidad conflictiva, donde siempre está amenazando o contestando o haciendo como la contra de los factores que imponen un país... cuando eso ocurre y los espacios gubernamentales se usan para eso hay una gran perdida, porque los presidentes están para hacer que el país funcione, para hacer las alianzas respectivas para que el progreso pueda llegar a todos y no para hacer de ese espacio un espacio egocéntrico hacia ellos mismos o hacia sus particularidades.
“Pareciera que la personalidad de AMLO es hacia esta especie de forma circense de gobernar, de buscar como esos show que uno veía de pequeño, que duraba horas y venían cantantes, payasos y animales... y uno dice: ¡Wow, pero esto no es un show, es un Presidente!”
En México pareciera que la personalidad de AMLO es hacia esta especie de forma circense de gobernar, de buscar como esos show que uno veía de pequeño, que duraba muchísimas horas y donde venían cantantes, y venían personas, y venían payasos y venían animales y venían cosas, uno dice: “¡wow, pero esto no es un show, es un presidente! Creo que esta personalidad mediática de los nuevos presidentes en el mundo contemporáneo está haciendo más daño a la república que cualquier otra forma de gobernar.
¿La prensa se vuelve un enemigo?
Al final la prensa no es que quiera preguntar cosas incómodas, es que la prensa está para preguntar cosas incómodas, ese es nuestro trabajo.
En el caso de Chávez se dio mucho el odio como discurso político y creo que eso es contraponer a unos contra otros y eso es un grave error y tiene consecuencias muy nefastas a largo o a corto plazo, creo que si algo es un país es la pluralidad y tratar de conciliar con todos los factores posibles una armonía necesaria no solamente para aceptar al otro como distinto sino para hacerlo parte y no dejarlo fuera.
¿Y la polarización se potencializa con las redes sociales?
Las redes sociales en la actualidad son un foco de polarización, no hay forma de que la gente quiera escuchar argumentos o que la gente quiera discernir, o que respete a quien piense contrario, sino que hay como un odio implícito en querer derribar al que piensa diferente y someterlo a ese linchamiento virtual diario que todos vivimos en las redes y eso me parece lamentable, me parece poco constructivo.
Liberty color.
¿A pesar de las amenazas la prensa debe seguir ejerciendo su libertad de expresarse y decir las cosas?
La prensa sigue haciendo su trabajo, creo que la labor dentro del periodismo está para mostrar lo qué se hace mal y esa es nuestra responsabilidad. En mi caso con la caricatura hago lo que sé hacer dibujar y utilizar las ideas como formas de combinación para poder expresar lo que muchas veces no se ve y está oculto. La caricatura es un espacio de encuentro, no es un espacio de conflicto, todo lo contrario, creo que invita más bien a pensar, a abrirse a nuevas formas de perspectivas de las cosas.
El trabajo del caricaturistas también tiene que ver con despojarse de sus propios tabúes y de su propia educación para poder tocar temas que realmente valgan la pena, temas que sean incómodos, temas que nos hagan creer que podemos quizás esbozar un mundo mejor dentro de las páginas de los diarios.
¿La caricatura siempre debe ser crítica e incómoda?
Yo creo que sí, creo que si la caricatura no toca los temas álgidos, si no toca los temas que realmente incomodan pierde su esencia, pierde su sentido, no llegaría a donde tiene que llegar, no llegaría a lanzar esa punta de mirada hacia lo más profundo de muchos temas a los que a veces es muy difícil llegar y que con un simple dibujo muchas veces se traspasa.
¿Se puede perder la crítica?, ¿caricaturistas de izquierda que cuando la izquierda llega al poder pierden la autocrítica?
Los caricaturistas no debemos aferrarnos a ninguna ideología; el caricaturista no debe aferrarse a nada, ni siquiera a su propios tabúes, ni a sus propios conceptos, creo que de alguna forma es saberse de izquierda pero constatar que si esa ideología que se expresa no respeta la libertad, no respeta la democracia y no respeta los derechos humanos, ya no me interesa. Creo que todo está en un cuestionamiento constante.
Pienso en el trabajo del maestro Quino con Mafalda, Mafalda una intelectual, una niña pensadora de izquierda que creció en los años 60 cuando la izquierda prometía muchísimas cosas maravillosas que no cumplió y creo que es interesante poder visualizar cómo en ese caso el maestro Quino pudo hacer un mundo plural no solamente de sus personajes tan diversos como iconográficos con una Mafalda tan filosófica; quizás nos preguntaríamos si Mafalda en este momento de la historia a esta edad, sería todavía de izquierda, estaría aferrada a los valores de una ideología de izquierda digamos sacrificando los verdaderos valores de los derechos humanos, de la libertad y de la democracia. Yo creo que no.
También Mafalda nació frente a un gobierno militarista de derecha, como todas las dictaduras que sufrieron en el sur de América y creo que los tiempos han cambiado mucho, quizás nos han vendido ideologías falsas, quizás ya no podemos pensar que el mundo se divide en izquierda o derecha, quizás tenemos que ampliar nuestro espectro y pensar que muchas veces nos están vendiendo ideologías falsas y los verdaderos valores de la civilización no están incluidos en ese mercado. Creo que todos esos valores los debe tomar el caricaturista para cuestionarse, para repensar y para entender cuál es el engaño y ver cómo hacer para desvelar esos espacios que están ocultos.