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Hace 100 años, la comunidad artística mexicana dejaba atrás la influencia artística europea y trabajaba en crear su propia identidad.
Pero, ¿cómo debe ser el arte mexicano? Esto reflexionaron los artistas Dr. Atl, Roberto Montenegro y Adolfo Best Maugard en un artículo para El Universal Ilustrado.
¿Cuál debe ser la fuente del arte pictórico?
8 de marzo de 1923
Óscar Leblanc
Se ha dicho que el oficio del arte estriba en educar la percepción de la belleza por los métodos de la exaltación espiritual; de allí que el arte preceptista que pluraliza el criterio genérico haya caído en desuso frente a las modernas teorías revolucionarias que simplifican la concepción de las cosas bellas.
Destruidas las viejas tendencias académicas inspiradas en la influencia del arte europeo, se inicia un renacimiento en el que sentimos la necesidad de hacer una obra propia, desarrollando una labor pictórica genuinamente nacional.
Muchas escuelas de pintura alegan derechos de primacía; y la diversidad en el tecnicismo y la deplorable confusión de motivos han suscitado discusiones y comentarios, que marginan una desorientación artística.
Éste es el objeto principal de nuestra encuesta: armonizar la diversidad de criterios sobre los motivos nacionales que deben servir de característica idiosincrática, que revela nuestro temperamento racial.
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Manuel Rodríguez Lozano es un pintor revolucionario
El pintor mexicano Manuel Rodríguez Lozano, que con Abraham Ángel y Fermín Revueltas dio el grito de rebelión artística en México, tiene una obra que acusa solidez en la construcción, simplicidad en el colorido y un gran ambiente nacional.
Conocí a Rodríguez Lozano en un estudio desolado, triste, un poco enfermo de abandono…
“La fuente del arte pictórico nacional debe ser nuestra tradición; y, encontrándonos en un periodo de resurgimiento en el que todos sentimos la necesidad de hacer arte mexicano, debemos marcar y de hecho marcamos las nuevas rutas evolutivas hacia la expresión verdadera de nuestra raza”.
Lo que nos dijo Adolfo Best Maugard
En un estudio silencioso y gris en que se ahogan las voces y los ruidos, Adolfo Best Maugard parecía una larga sombra indefinible. Varias estilizaciones llenas de originalidad ilustraban las paredes y en un rincón sonreía el esbozo de una carita de mujer.
Best habló con pasmosa verbosidad sobre arte, de su pedagógica, de sus grandes ideales…
“La pregunta es en extremo interesante y hace de una actualidad el eterno problema nuestro: si debemos hacer un arte de ambiente mexicano o debemos seguir las huellas de los grandes maestros europeos.
“Yo creo que la fuente del arte pictórico nacional es el motivo indio, motivo primordial que se fue desenvolviendo poco a poco, marginando más tarde los motivos criollos y coloniales. Por otra parte, nuestro aire primitivo, que debemos seguir fomentando, ha sido influenciado de una manera directa por el arte chino, debido al intenso comercio que, durante los siglos, tuvimos con Asia por nuestras costas tradicionales.
“El arte mexicano actual no es sino la evolución del arte indio básico de América a través del tiempo y de todos los demás elementos que se le han venido sumando.
“Yo como artista, persigo un gran ideal; encontrar cuál es el carácter típico de América, en el cual se reconozca el arte americano. Hallar una característica neta y exclusiva que pudiéramos titular ‘continental’, que sirviera de base a todas las grandes creaciones artísticas nacionales.
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“Resumiendo: Debemos tener en cuenta que la única fuente del arte pictórico nacional está en el arte primitivo indígena que a través del tiempo y por circunstancias especiales, ha sufrido una evolución sistemática que nosotros debemos fomentar y proseguir para engrandecerlo, ya que éste será el único arte propio que pueda armonizar en nuestro ambiente”.
Montenegro compendia en una frase su opinión sobre el arte mexicano
He aquí cómo expresa Montenegro su manera de pensar:
“La fuente del arte pictórico nacional debe ser la que cada artista mexicano lleve en sí a través de su visualidad y de su sentimiento”.
En esta opinión brevísima está toda la personalidad del pintor.
El Dr. Atl fue de un laconismo desconcertante
“Toda la potente naturaleza y toda la trágica inquietud del país”.
La nerviosidad del doctor Atl, la eterna inquietud del artista, está fielmente retratada en esta respuesta lacónica.
Lo encontramos en una discusión tormentosa, afirmando una vez más sus creencias artísticas, adquiridas a través de una constante práctica y de un estudio asiduo.
– Nada más…
– Sí. Quien sepa comprender el sentido de mi respuesta, quien tenga una visión artística y una finura de sentimientos, me dará la razón. Así como el arte propio de uno surge de la vida misma de uno, el arte nacional saldrá de los dolores patrios, de la naturaleza en que vivimos, de nuestras agitaciones revolucionarias, siempre que sepamos elevarlos y que los sintamos hondamente.
Una despedida. Un saludo, encargo para los amigos. Una promesa de colaboración. Y la frase cortante definitiva…
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