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Gracias a que el pasado domingo 30 de octubre derrotó a Jair Bolsonaro en la segunda vuelta electoral, Luiz Inácio Lula da Silva asumirá por tercera vez el cargo de presidente de Brasil el próximo 1 de enero de 2023.
Así, se convertirá en el undécimo presidente en funciones que encabece un gobierno de izquierda en América Latina (los otros 10 son Andrés Manuel López Obrador en México, Xiomara Castro en Honduras, Daniel Ortega en Nicaragua, Miguel Díaz-Canel en Cuba, Nicolás Maduro en Venezuela, Gustavo Petro en Colombia, Pedro Castillo en Perú, Luis Arce en Bolivia, Alberto Fernández en Argentina y Gabriel Boric en Chile).
¿Qué significa el triunfo de Lula da Silva dentro del proceso de reconfiguración de la izquierda en nuestro continente?
Marcos Cueva Perus, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, responde: “Creo que, en la medida en que la derecha ha demostrado con creces que no puede gobernar correctamente en América Latina, es una condición necesaria para alcanzar un cambio social profundo, pero no una condición suficiente, porque la izquierda ya no es la misma de antes. En varios aspectos, no en todos, se muestra como una versión local de las tendencias demócratas en Estados Unidos. Esto se ve ahora en el programa de Petro, en algunas acciones del gobierno de Boric y en el tipo de armonía que propone el mismo Lula da Silva. Es decir, la izquierda se ha corrido al centro y desde esa posición no se puede alcanzar un cambio social profundo.”
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De acuerdo con Cueva Perus, la izquierda ha olvidado su propia historia como ente político radical (radical en el sentido de ir a las raíces) y experimenta una especie de autofobia y rechaza sus propios reclamos.
“Es el caso del Partido de los Trabajadores de Brasil, que se ha vuelto electoralista y ha abandonado la organización de los sectores populares y, en particular, de los trabajadores. La izquierda está muy adaptada a determinadas reglas del sistema y no propone una ruptura con él. No es una izquierda realmente alternativa. Por ejemplo, está claro que, dada la cercanía de Lula da Silva con personajes como Henrique Meirelles, a quien podría nombrar ministro de Economía, la política económica del próximo gobierno brasileño seguirá siendo la del capital financiero. Es muy complicado presentarse como una alternativa cuando se quiere quedar bien con todos”, añade.
En opinión del investigador universitario, no existen motivos para echar las campanas al vuelo, ni mucho menos, porque Brasil es hoy en día un país profundamente dividido desde el punto de vista político. Además, Lula da Silva llega al poder con el apoyo de una coalición de partidos muy heterogénea, en la que hay de todo, incluso partidos de centro y de centroderecha.
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“Entonces, a Lula da Silva le resultará extremadamente difícil hacer cambios de fondo, suponiendo que se lo proponga. Por si fuera poco, la oposición bolsonarista le complicará también el ejercicio de su mandato. Ahora bien, debemos tomar en cuenta que, nos guste o no, quien en los años 90 del siglo XX empujó las cosas hacia cierta radicalización en América Latina no fue Lula da Silva, sino Hugo Chávez. Pero Hugo Chávez ya no vive. Por eso, Venezuela ahora es mucho más moderada. Y ya se abandonaron los ideales más radicales de esa época. Ya ningún gobierno de izquierda de América Latina menciona el ‘Socialismo del Siglo XXI’. El último que habló de él fue Hugo Chávez. Es más, ya casi nadie usa la palabra socialismo. Por ahí la ha llegado a usar Xiomara Castro en Honduras, pero sólo ocasionalmente. En resumen, como ya dije, la izquierda se ha corrido al centro, lo cual ha desencadenado un desdibujamiento de su perfil.”
Auténtica opción política
Para Lucio Oliver Costilla, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, formaciones y dirigentes políticos han llevado a cabo prácticas más o menos restrictivas que han condenado a la izquierda a representar solamente una parte de la sociedad, cuando de lo que se trata es que la represente en su conjunto y actúe en todas y cada una de sus partes.
“Sin embargo, Lula da Silva es un dirigente político que supo comprender que la principal contradicción social surge a partir de un proyecto autoritario, violento, militarista y fanático, por un lado, y una sociedad con una historia de lucha por los derechos, las libertades y una democracia civilizada, por el otro. Así pues, yo creo que el triunfo de Lula da Silva fue posible debido a que éste encarnó muy bien esa salida política para Brasil, pero como expresión no de una izquierda cerrada y sectaria, sino de una izquierda que entiende que su papel es dirigir al conjunto de la sociedad hacia un proyecto que implique un avance, un salto hacia adelante.”
Asimismo, el académico universitario está convencido de que la llegada al poder de Lula da Silva en Brasil cambiará para bien la noción de izquierda en América Latina.
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