“Posiblemente sea la persona de mayor edad que los haya visitado jamás”, dice. Posiblemente también la más risueña y llena de un humor que deslumbra, de una lucidez que sorprende al auditorio cuando habla, con voz trémula, acerca de las mil y una anécdotas que la llevaron a entrevistar, recorrer, consignar y cronicar la realidad del México del siglo pasado. Con gracia e inteligencia que la caracteriza, Elena Poniatowska estuvo en la segunda sesión del círculo de lectura de EL UNIVERSAL.
La reconocida escritora y periodista celebra el lanzamiento de la nueva colección que editorial Planeta publica, en colaboración con el sello Seix Barral: Biblioteca Elena Poniatowska, que reúne 17 títulos, los más emblemáticos como Hasta no verte Jesús mío, La noche de Tlatelolco o Nada nadie. Las voces del temblor.
Ganadora del Premio Cervantes, Poniatowska rememoró a las figuras claves de la cultura, aquellas con las que creció, por ejemplo, como Jaime Torres Bodet, con quien aprendió el español mientras el ensayista y académico enseñaba desde la radio, siendo Elena de 10 años, edad a la que llegó a México en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial.
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También compartió sus hazañas periodísticas, esa labor caracterizada, según ella, por “cierta inconsciencia” que la llevó a entrevistar a grandes artistas de distintos ámbitos: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, María Félix, Jorge Negrete, Irma Serrano, Salvador Novo o Guillermo Haro, científico mexicano con quien Poniatowska contrajo matrimonio. De Haro, resaltó “su papel para impulsar la ciencia” en el país; “él siempre decía que México podía darle al mundo conocimiento”.
El editor de Cultura y Confabulario, Julio Aguilar, moderó el conversatorio, y guió el sentido de las preguntas para que Poniatowska externara esas memorias cargadas de perspicacia y datos relevantes, vivencias como el sismo de 1985, o la matanza de Tlatelolco de 1968. “Después de que escribí ese libro, perdí el contacto con Salvador Novo. Una noche le hablé, y como yo le decía tío, le contesté, ‘Oiga tío, soy yo, Elena’, ‘Elena ¿quién?’, respondió. ‘Yo, Elena Poniatowska’. Y él empezó: ‘Elena Potratoska, ‘Elena Poniatusca’… Es que Novo era amigo de Díaz Ordaz, quien ordenó la matanza de Tlatelolco”.
Y recordó su paso por Excélsior y Novedades, en este último, junto al artista Alberto Beltrán, elaboró el libro Todo empieza el domingo que consta de las columnas dominicales que escribió en el suplemento México en la Cultura, fundado de Fernando Benítez, sobre la gente de a pie, “esa a la que me debo, que más me dio vida”.
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A la pregunta expresa de qué cree que la falta a México para mantener esos aires de cultura y educación de su época, Poniatowska respondió, a manera de credo, que cree que “siempre serán importantes los grandes escritores, académicos, artistas, que hicieron a México grande. Creo en Juan Rulfo, que nos entregó una de las mejores obras de la literatura mexicana; creo en Carlos Fuentes, que escribió sobre cine; creo en Rosario Castellanos, que nos enseñó sobre la belleza y profundidad de Chiapas; creo en Miguel León-Portilla y en su filosofía”.
En este segundo encuentro con los suscriptores de EL UNIVERSAL, Poniatowska aprovechó para hablar sobre su apoyo a la presidenta Claudia Sheinbaum. “Confío en ella porque es una científica, una mujer muy preparada, tengo mis esperanzas en ella”.
Poniatowska agradeció el espacio y se dijo contenta por el recibimiento del público. “Estoy feliz de verlos a ustedes, escucharlos hablar también, ustedes siempre tienen algo que decir, por qué les interesó, por qué asistieron, uno va a una conferencia porque piensa que hay algo que te puede aportar”, les dijo a los lectores y suscriptores de esta casa editorial, quienes le mostraron su admiración.