Pasados 178 años de su edición original, y con una nueva traducción al español de Siglo XXI, más fresca y actual, pero sobre todo directa del alemán, Cosmos. Ensayo de una descripción del mundo físico, la máxima obra del astrónomo, humanista, naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) ha sido reeditada por Siglo XXI en coedición con la UNAM, el gobierno del Estado de México, a través de su Consejo Editorial, y el gobierno de la Ciudad de México, mediante la SECTEI, en una edición de lujo, en pasta dura, divida en tres volúmenes —no en cinco tomos—, que en conjunto superan las mil 500 páginas ilustradas a todo color.
El primero de los tres volúmenes de la obra ya está en librerías y los dos siguientes se publicarán antes de la primavera, afirma el coordinador editorial de la obra, Adrián Herrera Fuentes, quien reconoce que Cosmos es una de las empresas literarias totalizantes, como las que ha habido desde el Renacimiento hasta la Ilustración, entre las que están Historia general de las cosas de la Nueva España, de Sahagún, y Ensayo sobre las costumbres y el Espíritu de las Naciones, de Voltaire.
“En Cosmos, lo que Humboldt nos intenta decir es que la naturaleza es extremadamente compleja y que la tenemos que mirar desde distintos ángulos, no solamente desde los ángulos de las ciencias naturales o ciencias exactas, sino desde las ciencias humanas. En este sentido, Humboldt es un prócer de la interdisciplinariedad, algo que considero desgraciadamente hemos perdido un poco”, afirma Herrera Fuentes.
En esta nueva traducción realizada casi por entero por Gonzalo Vélez, con apoyo de Sergio Martínez, Liliana Camacho y Luis Cuevas, está en todo su esplendor el científico, humanista y literato que fue Humboldt, “cuando uno intenta clasificar a Humboldt dentro de un género literario, es prácticamente imposible, porque él escribió tanto relatos narrativos de viaje, como ensayos que desarrollaban una idea central a partir de argumentos. También era capaz de escribir artículos de divulgación como los que leemos en cualquier revista y al mismo tiempo era consciente de la importancia de presentar la información en gráficas, acuarelas o grabados en cobre. Una de sus grandes innovaciones es que Humboldt fue el inventor de lo que hoy conocemos como infogramas, es decir, gráficos muy grandes con textos e imágenes donde se explican aspectos muy detallados”, indica Adrián Herrera Fuentes.
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Obra totalizante
Humboldt deseaba abarcar la totalidad de la naturaleza, contener todo lo que había estudiado y visto, desde las profundidades incandescentes de la Tierra hasta los confines hasta entonces conocidos del espacio exterior, como señala Herrera Fuentes. Pretendía mostrar el paralelismo entre los avances de la ciencia y la expansión de las civilizaciones, por ello Cosmos tiene el carácter de obra totalizante: es la obra de las relaciones entre artes y ciencias, literatura y naturaleza. La obra de un gran erudito, un humanista, un literatato, un viajero y un políglota. Es una obra que usa al menos cinco lenguas.
“Estamos hablando de tres volúmenes y que a pesar de todo, de esta longitud, no son para nada textos difíciles de leer ni aburridos, sino todo lo contrario, nos adentran en detalles curiosos de la historia de la humanidad, del desarrollo de las ciencias, de aspectos de disciplinas como la astronomía, la geología y la vulcanología, pero además, algo fascinante de Cosmos es que Humboldt entiende la historia universal, la historia humana como una serie de coincidencias entre la historia y la naturaleza. Este es un concepto bastante innovador, porque por lo general las ciencias naturales y las ciencias sociales se percibían como completamente separadas, como que el desarrollo de la política y la cultura no tenían nada que ver con los ríos, y los árboles y las montañas que estaban alrededor, y Humboldt dice: ‘Por supuesto que la geografía nos determina’”, apunta.
El editor de este magno proyecto que incluye textos del rector de la UNAM, Enrique Graue; del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo; de la secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI), Rosaura Ruiz; así como de Jaime Labastida y uno propio, asegura que Humboldt tenía muy claro que los seres humanos no somos absolutamente nada comparado con la grandeza del universo, y a pesar de ello tenía clara la fuerza destructiva de la mano de los humanos, de hombres y mujeres, y de lo que en esa época se entendía como progreso y civilización.
“Para Humboldt existe una gran paradoja en el hecho de que, por un lado, necesitamos avanzar en el conocimiento del universo para mejorar nuestra calidad de vida y cómo ese avance destruye nuestro entorno, ¿cómo resolver esta paradoja?, no sé, pero en Humboldt podemos encontrar ideas de que a fin de cuentas nosotros somos parte de un entorno, que tenemos que concebir el mundo de una manera circular, no horizontal que solo mira hacia adelante”.
Humboldt murió en 1859, antes de ver concluida su magna obra —el quinto tomo se publicó de manera póstuma—, pero lo muestra como un humanista y científico singular, un hombre consciente de que la ciencia tenía que ser también estética y que el lenguaje tenía que ser bello y claro. “Cosmos es una obra para disfrutarse y saborearse”, concluye Herrera Fuentes.
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