Sobre parte del suelo histórico de la Zona Arqueológica de Monte Albán, en Los Ibáñez, comunidad ubicada en Santa María Atzompa, Oaxaca, se colocó un pavimento que “parte” al sitio en dos, sólo beneficia a los automóviles y, de acuerdo con expertos, generará urbanización dentro de un área declarada como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Aunado a ello, las obras fueron catalogadas de irregulares por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos por sus siglas en inglés); sin embargo, los pobladores de esa región señalaron que la pavimentación se hizo incluso con la participación del INAH.
La noticia de que el camino puede provocar graves afectaciones en Monte Albán causó sorpresa y molestia a los pobladores de Los Ibáñez, porque lo han usado desde hace más de 30 años y fue abierto por las propias autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a finales de los años 80.
La obra que tuvo un costo de 3 millones de pesos (mdp), dicen los pobladores, fue abierta con maquinaria luego de que el gobierno federal trazara una nueva carretera exclusiva a la zona arqueológica, misma que inhabilitaba el camino original que los pobladores abrieron con pico y pala entre los años 60 y 70, y cuya ruta original aún se aprecia entre los árboles y la maleza que crece en la zona de la polignal de Monte Albán.
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Luego de más de tres décadas de transitar por una brecha de terracería, la comunidad, que administrativamente pertenece a la agencia Monte Albán y al municipio de Atzompa, en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, decidió en asamblea priorizar la mejora de su camino y el pavimento y se destinaron recursos federales que le otorga el municipio, pertenecientes al Ramo 33.
En total, las obras suman 715 metros. Se dividieron en dos etapas, la primera se realizó con adoquines durante 2020 y la segunda con concreto hidráulico, entre octubre y noviembre de 2021.
Fue por este segundo tramo, de unos 200 metros que Icomos, organización de la Unesco en México, pidió a la Secretaría de Cultura federal e INAH que actúen “urgentemente”, para “garantizar el respeto a los inmensos valores culturales” de ese sitio arqueológico, porque las obras que inician en el kilómetro 3.9 dentro de la poligonal de Monte Albán, “fueron realizadas sin el diagnóstico, autorización, ni supervisión del INAH”, como lo establece la Ley de Sitios y Monumentos.
Y sobre todo porque “son un factor de urbanización no planificada al interior de una zona de monumentos arqueológicos (…) que propicia el establecimiento de asentamientos irregulares, caos y contaminación vehicular, y usos de suelo no compatibles con la conservación del sitio”.
Esos factores, alertó el organismo, demeritan la inscripción de Monte Albán en la Lista de Patrimonio Mundial por la Unesco.
Rafael Vasquez Miguel, agente municipal e impuslor de la obra, dice que son sorpresivos los llamados de las autoridades culturales, en especial del INAH, porque niega que la pavimentación se halla realizado sin diagnóstico o autorización del Instituto, y asegura que, como autoridad de la agencia Monte Albán, estuvo en diferentes mesas con el INAH, cuyo personal realizó dictámenes para los trabajos del camino, por lo que afirma que se contó con autorización de la obra.
Explica que los dictámenes que realizó el INAH llegaron hasta la parte adoquinada y en el último tramo de 200 m, no se realizaron pues fue la propia autoridad federal quien abrió dicho camino a finales de los 80. Sin embargo, señala que el Instituto estaba enterado de la obra, tanto que a la comunidad se le prohibió usar chapopote para la pavimentación y se les condicionó al uso de concreto hidráulico, un material mucho más caro.
Además, rechaza que la pavimentación haya causado daños al suelo original, pues explica que el concreto está sobre una base de tierra y abajo hay suelo natural: “Me extraña mucho lo que anda haciendo el INAH, no hicimos ningún daño, no tocamos una estructura, no metimos maquinaria. Nos condicionaron que fuera adoquinado y en la segunda etapa, nos autorizaron concreto hidráulico”, dice Vasquez.
Agrega que su inconformidad se debe a que ellos no causaron ningún daño a estructuras o muros prehispánicos y tampoco realizaron cortes con maquinaria. El propio INAH autorizó abrir la carretera a la zona arqueológica de Atzompa, obras en las que asegura que atestiguó destrucción de muros e incluso se tapó un túnel prehispánico.
Detalla también que el camino pavimentado beneficia directamente a unas 800 personas que habitan en Los Ibáñez, así como a los pobladores de otras cinco agencias y 18 colonias de los municipios de Atzompa, Xoxocotlán y San Pedro Ixtlahuaca; pese a ello, revela que por dichas obras se abrió una carpeta de investigación en su contra en la Fiscalía General de la República.
“La gente está muy molesta con el INAH porque no se vale, es una obra en beneficio de la comunidad. Todos los procesos se han hecho informando a la gente, por eso hay mucha molestia de ellos; además contamos con el respaldo de las colonias y agencias”, indica Vasquez.
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La controversia
Aunque Vasquez Miguel sostiene que la pavimentación se hizo incluso con el aval del Instituto, Joel Omar Vázquez, antropólogo y director del Centro INAH Oaxaca, sostiene lo contrario: “Realizamos las actividades competentes como autoridad normativa para suspender la obra y para generar las denuncias correspondientes, es decir, quien resulte responsable al respecto de la hechura de este tramo carretero. Estoy por reunirme con la autoridad municipal para saber más al respecto del tema, porque en las audiencias que hemos interpuesto, a través de los procesos jurídico administrativos, no se ha presentado alguna autoridad. No creemos que sea de algún particular, sino que más bien debe estar involucrada alguna autoridad y esta tendrá que rendir cuentas”.
El antropólogo indica que ya se presentaron las denuncias correspondientes, pues insiste que la pavimentación se hizo sin los permisos correspondientes: “No hay como tal un daño; sin embargo, es algo que no está permitido. Lo preocupante no es la carretera sino lo que pueda venir. El acuerdo al que tenemos que llegar con las autoridades competentes —municipales sobre todo, comunales y ejidales— es que no vamos a permitir de ninguna manera que ese tramo carretero se convierta en una posibilidad de urbanización en la zona de monumentos arqueológicos”.
A esas críticas se suma Saúl Alcántara, presidente de Icomos México: “Aparte de que puede llevar generación enorme de desarrollo nuevos, la carretera parte en dos a Monte Albán. El patrimonio visual realmente se ha destrozado. Es una obra municipal, del municipio de Atzompa, el estado debió estar presente y se hizo con fondos de caminos rurales que da el gobierno federal. Esto pone en evidencia la ignorancia de las autoridades, porque deben de tener consciencia de que ya no es patrimonio de Oaxaca, de México, sino del mundo. Ya entregamos un documento a Unesco México y se remitió a la Lista de Patrimonio”.
El arquitecto explica que aún no puede decir si la carretera pone en riesgo la declaratoria de Monte Albán como Patrimonio Mundial, pues se debe “hacer una revisión técnica y después, si se atenta contra los valores universales y la integridad, entonces se manda otra misión reactiva, pero ya es el caso último”.
Pese a que la obra ya está terminada, Alcántara expresa que “lo ideal es retirar el pavimento, sólo que eso implicaría otra inversión y ¿quién la va a realizar? Si fuera un camino vecinal que hubiera sido con tierra y un poco de cal, hubiera estado bien, pero aquí es una vialidad hecha y derecha, en la que van taxis, camiones y de todo… Era una carretera que era de acceso exclusiva al sitio, pero ahora se autoriza en beneficio del vehículo y no genera beneficios para el sitio. Hay que mitigar esta situación para evitar lo más posible tanto vehículo”.
Por su parte, el director del Centro INAH señala que antes de determinar si se debe retirar el pavimento, “lo primero es buscar a los responsables y después de ello veremos cuál es el segundo paso. Lo medular es que no crezca alguna zona urbana”.