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A la periodista y escritora francesa Clara Dupont-Monod le debemos la espléndida novela Adaptarse (Salamandra, 2024, traducción de Pablo Martín Sánchez), que se ha convertido en un éxito de ventas y le ha valido a su autora los premios Fémina y Goncourt.
La obra asume el tono de un relato ágil por la velocidad de los acontecimientos narrados, centrándose en el conflicto de una familia de Cévennes, una región montañosa ubicada entre Montpellier y Nîmes, que sufre un cambio drástico con la llegada de un bebé con discapacidad cerebral, lo cual altera sus relaciones cotidianas para siempre.
La novela se divide en tres partes y está narrada por las piedras, que actúan como testigos imparciales de las vivencias humanas a lo largo de los siglos. Las piedras, además, encarnan la sabiduría y la imparcialidad necesarias para presentar los hechos desde la perspectiva de los tres personajes centrales: el hermano mayor, la hermana y el hermano menor, quienes expresan el vínculo emocional que los une al niño discapacitado.
El hermano mayor se convierte en el ángel guardián de aquel pequeño cuerpo incapaz de ver, hablar o controlar sus movimientos; sacrifica su adolescencia y juventud por él y, tras su muerte, se convierte en una figura solitaria que ha jurado mantener viva su memoria. La hermana, por su parte, asume una actitud resentida ante la presencia de ese ser “vegetal” que le ha robado la atención de sus padres. El hermano menor, nacido después de la muerte del discapacitado, debe enfrentarse al fantasma de su leyenda, que se manifiesta en los rituales de una familia atrapada por la nostalgia. En cuanto a los personajes, la autora comenta: “El mayor es el amor sin límites, la hermana de en medio es la cólera, y el último en nacer es la reparación”.
La naturaleza también juega un papel destacado en la obra. El propio título implica la necesidad de “adaptarse” a las condiciones de un entorno hostil, donde predominan la majestuosidad de la montaña, las tormentas y las ventiscas que desbordan el río, elementos que forjan el carácter de los personajes.
La montaña, además, es símbolo de fortaleza y atemporalidad y representa el principio de la resiliencia familiar. La acción solidaria de la familia ilustra la capacidad humana de enfrentar situaciones difíciles y sobrellevarlas de manera que permitan la transformación personal y emocional. Así, los padres y hermanos encuentran dentro de sí la fuerza para adaptarse y continuar con sus proyectos de vida.
En esta novela, la resiliencia no sólo muestra la capacidad de resistir al dolor, sino que ofrece caminos para encontrar sentido y propósito en medio de la adversidad. Sin caer en el dramatismo del espléndido cuento de Horacio Quiroga, “La gallina degollada”, la novela aborda un tema que, aunque más frecuente de lo que se cree, sigue siendo un tabú cargado de prejuicios sociales. Se suele mirar a quienes enfrentan estos desafíos con indiferencia o conmiseración, cuando en realidad una discapacidad también pone a prueba el poder del amor como medio de sanación.
Adaptarse es una novela que reconoce a la familia como la base de la supervivencia humana, ya que los desafíos emocionales y las tensiones fortalecen los lazos más profundos entre sus miembros.