Más Información

EU lanza ataque contra objetivos del Estado Islámico en Siria; Trump dice que es "represalia muy seria"

Clinton, Jagger y Michael Jackson aparecen en archivos de Epstein; pesquisa no es sobre el exmandatario, dice vocero

Corte Interamericana responsabiliza a México por feminicidio de Lilia Alejandra García Andrade; su madre ha luchado desde 2001

"Queremos cerrar este capítulo", dice Salinas Pliego al SAT; esperarán a enero a conocer fundamentos legales de adeudo fiscal

Marco Rubio destaca labor de seguridad de México; "están haciendo más que nunca en su historia", afirma

Hallan cuerpos en finca que ya había sido cateada en Silao, Guanajuato; suman 7 personas encontradas en menos de tres semanas
Me enloquece pensar
que en este mismo instante,
para mí tan terso y llano,
el cuerpo de un niño,
o tal vez diez, o cientos,
explota en pedazos
junto con su sonrisa
su ternura y su futuro.
Me repugna que se pueda
tan siquiera esgrimir algún
pretexto, como si una vida
se pudiera canjear por canonjías
como si ese pequeño cuerpo
reventado, esa sonrisa cancelada
nada fueran, nada contaran
frente al hambre de despojo.
Me aterra el silencio y el estruendo
vacío al que han reducido nuestras
voces, las protestas como gritos
insensatos, esa inutilidad, parálisis
inducida, en la que respiro y vivo
mientras el regazo de las madres
queda hueco, sus gargantas no cesan
de invocar los nombres de los muertos.
Lee también: K., poema de Mauricio Montiel Figueiras
Me horroriza ver escenas de masacres
en directa como película cruenta pero
al fin ficticia y banal para un público
tan acostumbrado a la violencia que
ni reacciona ni se inmuta, comiendo
palomitas y bebiendo coca cola.
¡Vengan, pasen a asistir a la muerte
en vivo y a todo color, los actores
son de primera, no se van a arrepentir!
Me indigna presenciar al holocausto
de un pueblo por manos de otro que
lo padeció hace tan poco y aun así
es capaz de repetirlo con saña igual,
sin compasión ni remordimientos.
En nombre de su tan proclamada Shoa
¡paren de masacrar a inocentes que, como
los suyos, sólo son víctimas impotentes!
Este no es, no puede ser un poema,
no le atino a las metáforas ni quiero
embellecer las palabras: es un alarido
de horror y de impotencia por no tener
veinte años ni el valor, quizá, de defender
la causa de otro modo, no sólo con el verbo.
Aunque la experiencia, y tal vez el pesimismo,
insinúen que el sacrificio individual de nada sirve.
Noticias según tus intereses
[Publicidad]
[Publicidad]








