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Como siempre, es un verdadero placer tener oportunidad de conversar con Gerardo Jaramillo, quien cuenta con una notable trayectoria en la escena cultural de México.
Periodista, investigador y editor, Gerardo ha sido, entre otros varios cargos, responsable de Fomento a la Lectura en la Dirección General de Publicaciones de Conaculta, subdirector editorial y director de Difusión Cultural del INBA; coordinador Nacional de Difusión del INAH; director general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM; asesor editorial de la Secretaría de Educación Pública (SEP), gerente comercial del FCE y director general de Educal.
Actualmente Gerardo es director y vocero de la Asociación de Librerías de México, ALMAC. Me recibe con una sonrisa afable y con todo el ánimo de compartir sus experiencias en el sector.
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Hablamos de la manera en cómo se ha ido desarrollando la Asociación de Librerías de México.
“Mira, yo te diría que la ALMAC, como cualquier organización gremial, debe ir superando obstáculos para su funcionamiento. Primero, ponerse de acuerdo entre los integrantes, delinear un programa de trabajo común a todos los asociados y con objetivos a corto, mediano y largo plazo factibles de alcanzar. Establecer diálogos con todos los integrantes de la industria editorial”.
“La idea que rige las acciones de la ALMAC es una permanente preocupación para fortalecer al gremio librero en México, detectar a tiempo las fallas, intentar resolver los problemas y vislumbrar la manera de que los libreros realicen mejor su trabajo con mejores herramientas”, comenta.
En México, como en todo el mundo, hay librerías pequeñas, medianas y grandes; librerías de barrio y grandes cadenas de librerías. ¿Cuál es papel de las cadenas de librerías en México?
“Son fundamentales. Las cadenas de librerías son espacios que promueven, sin dudarlo, al libro y a la lectura; en segundo lugar, porque representan una opción cultural que hay que celebrar. Entre más librerías sean de cadena, individuales o independientes, siempre serán espacios que hay que celebrar. Para el público en general no importa si la librería ‘X’ es parte de una cadena o no, al público lector le interesa que el libro por el que entró a la librería esté, se encuentre y pueda llevárselo, o que lo sorprenda con otras opciones.
“Que una empresa o institución logren sostener el mayor número de librerías abiertas es un acierto de la empresa y de la institución. Cadenas de librerías en México se han dado a lo largo de la historia del siglo XX, por sólo citar a las más representativas: Porrúa, Cristal, Nuevos Horizontes, Gonvill, Péndulo, Un lugar de la Mancha, Gandhi, El Sótano, Hidalgo, El Fondo de Cultura Económica, Educal, Iztaccíhuatl, Dante, Proveedora Escolar, entre otras”, cuenta.
Hay estimaciones de que en México hay entre mil y mil 500 librerías, comparado con las 3 mil 200 librerías que existen en España. Aquí hay entre 0.75 y una librería por cada 100 mil habitantes, mientras que en España hay siete. España es una de las ocho potencias editoriales a nivel mundial, en buena medida gracias a las políticas públicas en favor del libro y la lectura que se tienen allá. ¿Qué hace falta en cuanto a políticas públicas para la creación de más librerías en el país?
“Claro que hacen falta políticas públicas, pero para todo el sector editorial. Y las existentes hay que revisarlas y actualizarlas, adecuarlas para propiciar mejora y crecimiento. Por lo menos desde la década de los 80 del siglo pasado se ha convertido en una preocupación del sector editorial y de las autoridades sexenales encontrar fórmulas que ayuden al desarrollo”.
“Lamentablemente no se ha logrado generar impacto en toda la cadena o pierde impulso y se diluye con el paso del tiempo. Tenemos una red nacional de bibliotecas en todo el territorio nacional y esa red debería de haber propiciado un impulso local y regional de lectores y al libro.
Esta red, que depende de la Dirección de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, cuenta con la impresionante cantidad de 7 mil 413 bibliotecas públicas que cubren el 93% de los municipios el país. El problema es que desde 2019 no se ha comprado un solo libro para la actualización de dichas bibliotecas, por lo que sus acervos se encuentran ya dañados físicamente, obsoletos y desprovistos de novedades.
“Hay que recuperar los programas de fomento a la lectura, hay que insistir en políticas de fomento a la exportación de libros, hay que insistir en la necesidad de inversión (privada y pública) con bases en datos, y la tecnología para que funcione el ISBN y, por consecuencia, el precio fijo”, detalla.
¿Por qué es tan importante resolver la injusta aplicación discrecional de la tasa cero del IVA en los libros, que excluye de manera inexplicable a las librerías?
“Para los libreros pequeños, medianos, grandes el que se obtenga la tasa 0 para librerías significa, en algunos casos: sobrevivir, continuar y/o ampliar la apertura de más sucursales”.
“Considero que en su momento fue un olvido o error no haber incluido a las librerías en tasa 0. Bueno, pues ahora si las librerías obtienen ese beneficio fiscal, muchas tendrían viabilidad y otras se consolidarían. Es muy desmoralizante que desde hace tres sexenios se explique a los legisladores la importancia y el por qué es fundamental la tasa 0 para librerías”, señala.
¿Qué opinas de la necesidad de un sistema robusto y compartido de metadatos para el mercado del libro en México?
“Es urgente la consolidación de un sistema robusto de metadatos. Fundamental para el desarrollo del mercado del libro y, en ello radica lo rápido o lento para que el mercado pueda moverse como sector, para enfrentar los problemas que ya están y afectan al más débil o dinamitan al más fuerte. El lector actual y el de anteriores generaciones requiere información certera del título que busca y en dónde está y poder adquirirlo. Eso sólo es posible con un sistema de metadatos robusto y compartido entre editores y libreros. Sin bases de datos de origen es imposible conocer, administrar catálogos nacionales, regionales, locales, particulares.
¿Cuál es la relación de la ALMAC con la Caniem (Cámara Nacional de la Industria Editorial) y de las cadenas de librerías con las editoriales mexicanas?
“La ALMAC, desde su inicio, ha estado abierta al diálogo y a la colaboración. Con la Caniem es franca la conversación para los temas comunes y con el acuerdo de impulsar para que la tasa 0 sea aprobada en beneficio de todos y con las cadenas de librerías que aún no se han integrado a la ALMAC con la mayor disposición para encontrar la fórmula que convenga a todos y podamos conversar, planear objetivos y programas de trabajo para llevarlos a cabo”.
“En síntesis, la relación con la Caniem, con editoriales y con otras asociaciones de librerías o librerías individuales se construye día a día y con objetivos comunes y apoyos mutuos y compartidos”, resalta.
Muchas gracias por este espacio, querido Gerardo Jaramillo. Desde la Caniem seguiremos trabajando hombro a hombro con las librerías, para mejorar el ecosistema del libro, que resulta fundamental para el desarrollo educativo, cultural y económico de nuestro querido México.