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Las palabras son corrosivas, impiden la presencia de la censura, se oponen a las dictaduras y otorgan libertad a los seres que se permiten la oportunidad de navegar entre sus mares de igualdad, imaginación y tolerancia.
Cicuta provine del griego Konas que significa girar sobre, haciendo referencia a la intoxicación que producen estas plantas. En Grecia se le daba a quienes violaban las leyes, al filósofo Sócrates se le suministró por “corromper a los jóvenes”. Él lo prefirió antes de ser exiliado de la ciudad, lo cual era convertirse en un animal sin derechos, alejado de la razón.
La poeta Beatriz Saavedra ha publicado una compilación de sus poemas en "Cicuta de tiempo" (UAM, 2023) donde ha construido una conversación con el cuerpo donde nacen y se desarrollan las emociones humanas: “Dialogo con los muertos / para ver al otro lado del ciego, / recorro la senda indescifrable / prisionera de mi cuerpo, / de esta sombra que me busca en la memoria”. ¿Qué es el cuerpo? Es el espacio de la memoria. El lugar donde la libertad se encuentra con la palabra dicha y escrita. Cada extremidad rompe con la censura, se impone a los machismos y parece decir: soy y existo. Me encontraba callado por la desigualdad de los tiempos. El cuerpo en la poesía de Saavedra es una construcción feminista, aunque no lo menciona está presente en cada poema.
El cuerpo es memoria, porque cada parte parece recordar al cerebro su función. En un acto de libertad, accede a posarse ante la palabra y tomar vida. El cuerpo es el territorio donde la poesía encuentra las palabras más finas y profundas. Es el lugar del olvido de un tiempo angustiante, el reposo ideal para el miedo de un tiempo de guerras. Se muestra y deja ver su fragilidad, puede ser destruido por un intruso nunca visto y llamado virus; es mutilado, sangrado, fragmentado para propagar el miedo entre los demás; el cuerpo es un medio de deseo y pasión en donde la razón se desvanece y el instinto aparece. “Es este cuerpo momentáneo / en que devoro mis nombres, la quietud misma en mi vacío”.
El cuerpo que vemos nos anuncia nuestra muerte, cada día, cuando al mirarnos al espejo nos percatamos que vamos muriendo de manera lenta frente a la cicuta del tiempo que nos es suministrada de manera paulatina. La poeta nos regresa al origen, haciéndonos ver que somos seres finitos, dialogamos con los Dioses con la intención de sobrevivir a nuestro presente, de prolongarnos en el futuro, pero vivimos en el error, indiscutiblemente todos dirigimos nuestra cabeza a la guadaña. Buscamos convertirnos en Dioses para vivir en la eternidad y solo algunos entienden que la palabra es el único medio de prolongar lo que somos en futuro donde no estaremos, lo pensamos y la poeta nos dice: “Sé que estoy viviendo aquí / mi muerte / y también el frío, / esa perfección de compartir los labios secos / cuando escondo / o acaricio el temor, / el cielo delirante / que desemboca en el acto / posible / de haber muerto”.
Nos percatamos que vamos muriendo de manera lenta frente a la cicuta del tiempo”
Jovany Hurtado García
Beatriz Saavedra ha conjuntado poemas que saben guardar silencio entre cada palabra, dando al lector el respiro para poder pensar la imagen proyectada. Esa pausa que tiene su poesía le permite construir puentes entre palabra y palabra. Armoniza sus frases que entrega como caricias del cielo, suaves y melodiosas que llegan a la mente y proyectan la imagen. Nos lleva a vivir la tradición griega y crea un vaso comunicante entre ese pasado y nuestro futuro, el presente deja de existir porque el lector descansa en la palabra y se olvida de los miedos de su tiempo. La palabra rescata al cuerpo y le da sentido a la piel que “es la otra seña / en el lenguaje cómplice / del margen / cuando se mide el monólogo entre sábana, / el atrevimiento / de la saliva a la carne, / del hálito / a la frase asignada / desanudando la fibra íntima, / húmeda, / inflexible, / alerta, / rodeada de meticulosidades, / bajo esta piel anticipada, / piel única, / piel que se crea…”. Su poesía es cuerpo que sobrevive, vence las locuras del tiempo y le da voz a quien nunca la tuvo y logra encontrar el valor de la palabra que es la libertad.