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Un automóvil se detiene frente a una residencia. Tres hombres bajan del vehículo y uno se queda a bordo “siguiendo las instrucciones”: espera a que el equipo, vestido de civil y con flores usadas como anzuelo, ingrese y salga rápido de la casa para luego acelerar la marcha. Han viajado del Heroico Colegio Militar, armados, para despachar “un objetivo” sin precisar el porqué (“Órdenes de arriba”). La misión no es más que un acto criminal de cadetes adscritos al Ejército Mexicano, una de las instituciones más poderosas del país.
El cadete que conduce el auto en la huida es Luis (Santiago Sandoval Carbajal), un joven de 18 años de ascendencia indígena cuya madre (Mónica del Carmen) padece diabetes, enfermedad que lo motiva a alistarse dentro de las filas de las Fuerzas Armadas, pues éstas cuentan con seguro médico militar. Luis no es más que un novato que se topa con abusos sistemáticos, torturas psicológicas y físicas, formas violentas de someter a una persona en pro del servicio, para adaptarse al mecanismo que legitima la fuerza. Sufre a manos del oficial Sierra (Fernando Cuautle), apoyado por su séquito, un intenso curso de crueldad humana.
Con reminiscencias de Full Metal Jacket de Stanley Kubrick, la película Heroico de David Zonana retrata muy a su estilo, con un lenguaje cargado del neorrealismo cinematográfico, la formación militar en México, los pasillos oscuros del Heroico Colegio Militar, representado a través del Centro Ceremonial Otomí, lugar que goza de símbolos y que permiten al cineasta llevar el ritmo, en aumento escena tras escena, hasta llevar al protagonista al desgaste, cuando por fin es “doblado”, convertido en una máquina que recibe órdenes y las ejecuta.
En entrevista, en su casa en la colonia Condesa, el también director de Mano de obra (2019), habla de las resonancias temáticas que carga Heroico, su segundo largometraje que desfiló por el Festival Internacional de Cine de Berlín y el Festival de Cine de Sundance. Esta cinta contó con el apoyo del Eficine y en la actuación participaron jóvenes exmilitares.
El siguiente año el Ejército recibirá un aumento de 2% en su presupuesto. En la película es perceptible que es una institución con gran infraestructura y recursos. Pero al final, aun con dinero, existe la corrupción, ¿por qué?
La corrupción es un problema que existe en el país, que tiene muchas capas y se representa en infinidad de hechos dentro de las instituciones. La institución militar no está exenta de problemas de corrupción. Lo vemos en su relación con el narcotráfico: cuántos cárteles no han sido forjados por exmilitares que cambian de bando. La corrupción en las Fuerzas Armadas no solamente es de parte de aquellos miembros que venden información, sino hay una corrupción institucional (sobornos, encubrimientos), todo eso no es un secreto está documentado y expuesto por los medios a lo largo de los años y, en ese sentido, la película no expone nada nuevo.
A Luis lo interpreta un actor no profesional. ¿Cuáles fueron los retos para hacer la historia creíble?
Lo creíble y lo real justo ya lo tenían ellos, porque ellos fueron militares: el reto, más que hacerlo creíble o realista, era acostumbrar a estos jóvenes, con experiencia militar, a estar frente a una cámara, ser ellos mismos y desenvolverse en cada escena. Es la ventaja que te da trabajar con jóvenes que no son actores, pero que al mismo tiempo tienen experiencia en el mundo militar: le aportan ese realismo y esas dinámicas muy particulares del mundo que se retrata. Fue un trabajo de casting al que se le dedicó bastante tiempo y al final llegamos a jóvenes que, aunque no contaban con experiencia actoral, eran muy sensibles y talentosos.
¿Qué historia aportó a la cinta?
Son muchas historias, cada una tiene su propio contexto. Filmamos con 500 personas, contando a los militares que salieron del Ejército por diferentes motivos. Algunos de ellos son motivo de lo que se expone en la película: la violencia con la que son tratados.
¿De alguna manera nutrieron el guión?
Sí. El guión lo escribí tomando como referencia los testimonios de los jóvenes que habían tenido vivencias en los planteles militares, fue un proceso largo de escritura de casi dos años, y después cuando ya iba a empezar a filmar, tomé la decisión de trabajar con jóvenes excadetes, ellos aportaron un granito de arena a la historia y al realismo.
Heroico está cargada de simbolismo. Además, Luis aparece luego como un espectro que sigue a los demás y al que nadie escucha. ¿Qué representa?
Luis representa la individualidad frente a un sistema que no permite el desarrollo de ésta, que está diseñado para aniquilar cualquier aspecto personal de los jóvenes que ingresan, para eliminar su pasado, su identidad, para convertirlos en un eslabón dentro de una cadena de mando que debe estar al servicio de sus intereses. La de Luis es la lucha del individuo contra un sistema rígido y violento, que finalmente termina sometiendo a cualquiera, porque es demasiado fuerte, demasiado poderoso.
Se habló de una campaña de parte del Ejército contra la cinta.
Obviamente no querían que saliera la película . ¿Cómo crees que el Ejército va a querer que esto se muestre? Evidentemente no es una cinta que les guste, y no es una película que quisieran que saliera. Por debajo de la mesa se hablaba de la película. Incluso, como lo cuenta Santiago Sandoval, el protagonista, los jóvenes que actuaron recibieron amenazas; él las recibió.
En una entrevista, Luis Estrada habló de los obstáculos burocráticos que atravesó con ¡Que viva México!, ¿Hubo algo similar con el Eficine o el Imcine?
El Eficine no depende del Ejército ni del gobierno como tal. No hay un burócrata gubernamental decidiendo qué películas se aprueban o no. Si ves cómo funciona el Eficine te vas a dar cuenta que los comités que aprueban los proyectos son personas de la misma industria cinematográfica que se van rotando. No son los políticos los que les dan la luz verde, son profesionales de la industria que los van convocando. No sé exactamente qué pasa con películas como la de Luis Estrada, pero Imcine jamás dio una opinión de si esta película debía o no salir. Imcine está haciendo bien las cosas, en el sentido en el que los comités que aprueban los proyectos para sus fondeos son gente de la industria y no del gobierno, incluso tuvimos a Eficine para la distribución y para la producción, así que no vi por parte del Imcine tema de censura a través de ellos, o que ellos estuvieran velando por el poder militar. Me sorprendería que el Imcine tratara de censurar una película, lo digo con base en mi experiencia. Al final, la institución más fuerte del gobierno actual es la militar, y si el Imcine no metió las manos por ellos, se me haría raro que las meta por alguien más.
¿Qué opinas de las menciones honoríficas a Salvador Cienfuegos con este gobierno?
Lo hemos visto en los últimos años, la institución militar es la más fuerte y poderosa. No es un secreto que el gobierno ha trabajado en pro de la cúpula militar. La gente debería de cuestionar si realmente vivimos en una democracia o en un país controlado por ciertos personajes o instituciones que no velan por los intereses de la sociedad civil, y se protegen unos a los otros. Al final, va más allá de las temáticas que la película pueda tocar. La cinta habla específicamente de la formación militar. Lo que puede traer a la mesa es esta conversación: que la sociedad civil exija la rendición de cuentas, o que la información de parte del Ejército sea más transparente, pero, en ese sentido, la película está limitada: no puede hacer más que exponer.
Hay un encuadre: Luis viendo el horizonte; a su lado, un águila. ¿Qué significa?
Son una referencia a la patria y al nacionalismo, se puede ver como una crítica a estos sacrificios que nos exigen y que se nos inculca desde que somos jóvenes. Es cuestionar los cómos y los por qué, lo que conlleva, la complejidad de la vida de cientos de miles de jóvenes que se alistan a las Fuerzas Armadas para tener oportunidad de sostener a una familia. Por eso, en la película intenté abordar las relaciones, por un lado, dentro de la institución y fuera de ella, cómo altera las relaciones de los jóvenes cadetes cuando tienen oportunidad de visitar a sus familias, estos cambios de personalidad por el constante abuso y estrés al que son sometidos. Y eso tiene su espejo en lo social, repercute: cómo se conforman las familias cuyo integrante sirve a valores que están contrapuestos, porque el poder que transfiere la institución a su cuerpo de efectivos es usado no para proteger a los civiles, sino para intereses propios, en el caso de la película ves cómo aprovechan las tácticas para irrumpir en una casa sin autorización alguna.
¿Qué directores han marcado a David Zonana?
Kubrick sin duda: es un realizador que es importante y ha aportado bastante al lenguaje cinematográfico, hoy cualquier película de formación militar tiene a Full Metal Jacket de referente; Buñuel es otro de mis favoritos. La mayoría de los clásicos me han aportado, entre ellos Bresson, que tuvo un valioso peso en el cine neorrealista, del cual mis películas toman referencias.
¿Las críticas cómo te aportan?
A mí me gusta que se hable de la película, aunque sea a favor o en contra, cada que veo una crítica positiva, me da gusto, y cada que veo una crítica negativa, me da gusto también. Sé que cuándo alguien escribe sobre la cinta, para bien o mal, a alguien le va a llegar, alguien leerá la nota y le dará curiosidad; prefiero que escriban mal, a que no escriban nada de la película.
¿Por qué ver Heroico?
La temática que Heroico pone en la mesa es fundamental para entender al México de hoy. Habla de la institución más poderosa del país y eso no se había hecho antes, no hay alguna película que haya criticado de esta forma a las Fuerzas Armadas, desde adentro, desde su formación, el esquema bajo el que están concebidas, con desperfectos.