La crisis en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) no está próxima a resolverse, al contrario, por cuarta vez, la comunidad cideíta salió a las calles, pues María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), convocó a la Asamblea General de Asociados del CIDE para que modifique su Estatuto General, lo que representaría una “bomba atómica” para la vida colegiada y es incongruente con el discurso de “apertura al diálogo”, de acuerdo con académicos y alumnos.
“Es una bomba atómica (lo que pretende hacer Conacyt al CIDE). De aprobarse las reformas se terminaría con la vida colegiada en el CIDE y el nuevo equipo tendría todos los poderes para emprender la purga del personal académico. El CIDE no sólo perderá la dimensión colegial y la libertad, también la calidad, porque a la buena y a la mala, meterán a sus profesores”, señala en entrevista el historiador Jean Meyer, profesor emérito del CIDE.
Esta última parte del conflicto inició el martes, pues se dio a conocer el oficio con fecha del 7 de enero y firmado por José Alejandro Díaz Méndez, titular de la Unidad de Articulación Sectorial y Regional del Conacyt, en el que “por instrucciones” de Álvarez-Buylla “tengo el agrado de convocarlos a la Primera Sesión Extraordinaria 2022, de la Asamblea General de Asociados a celebrarse el 14 de enero, a las 09:00 hrs, por videoconferencia”.
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La intención es que la Asamblea General de Asociados —conformada por el gobierno federal, representado por el Conacyt, las secretarías de Educación Pública, Hacienda y Crédito Público; Energía y Economía; así como El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica y el Banco de México— apruebe las reformas a los artículos 29, fracción IV; 30, párrafo tercero; 34, fracción III; 36, fracción II; 37, fracción II; y 42, fracciones II, III, IV y V del Estatuto General del CIDE.
Sin embargo, la convocatoria ha sido calificada de ilegal, pues el Estatuto General del CIDE vigente establece en el artículo 42, fracción V, que entre las facultades y obligaciones del Consejo Académico está el “conocer y aprobar toda modificación a los Estatutos de la Asociación, previo a su sometimiento por el Director General al Consejo Directivo y a la Asamblea General”.
Pese a ello, Álvarez-Buylla llamó a la Asamblea General de Asociados para modificar el artículo 29, sobre las facultades “indelegables” del Consejo Directivo y que ya no diga “formalizar el nombramiento del Director General de la Asociación; asimismo formalizar la ratificación del mismo para un segundo periodo”, sino únicamente “tomar conocimiento del nombramiento del Director General de la Asociación, y en su caso tomar conocimiento de la ratificación del mismo para un segundo periodo”.
Otra reforma es la del artículo 34, sobre el puesto de Secretario Académico, que por ahora pide entre sus requisitos el “haber sido académico activo de la Asociación al menos durante los dos años anteriores al nombramiento”, pero se pretende modificar de la siguiente forma: “haber sido miembro activo del personal académico de la Asociación al menos durante los tres años anteriores al nombramiento, o haber sido miembro activo de una institución académica de enseñanza o investigación superior con amplio reconocimiento”.
Esa modificación se da porque José Antonio Romero Tellaeche nombró a Jordy Micheli como encargado de despacho de la Secretaría Académica, a pesar de que no cumple con los requisitos, situación que la misma Álvarez-Buylla reconoció el 7 de diciembre: “El doctor Jordy nos está ayudando de una manera transitoria, él no va a permanecer”.
Por ahora, en el artículo 42, sobre las facultades y obligaciones del Consejo Académico, en sus fracciones II, III, IV y V establece que deberá “conocer y aprobar” el programa anual de trabajo del director general, la creación o suspensión de programas docentes, los proyectos de todas las disposiciones académicas de aplicación general en el CIDE y toda modificación a los Estatutos; sin embargo, el Conacyt quiere que ese Consejo no pueda aprobar, sino únicamente “opinar”.
Crisis institucional
La crisis en el CIDE no es reciente, inició desde agosto, cuando renunció a la dirección Sergio López Ayllón, doctor en derecho por la UNAM, y Romero Tellaeche fue designado por el Conacyt como director interino, cargo en el que destacó por haber destituido a Catherine Andrews y Alejandro Madrazo Lajous de sus cargos administrativos, lo que llevó a los estudiantes a realizar una protesta el 19 de noviembre, aun así, 10 días después, Álvarez-Buylla lo ratificó como director del CIDE y la comunidad estudiantil decidió tomar las instalaciones.
Desde entonces han pasado 45 días y aunque Álvarez-Buylla ha declarado estar abierta al diálogo, ha ignorado el llamado de estudiantes y académicos en cinco ocasiones. En total, la comunidad cideíta ha salido a protestar en cuatro ocasiones. La última fue ayer, frente al Senado de la República, para pedir que los integrantes de la Asamblea General de Asociados no voten a favor de la reformas.
La comunidad estudiantil se reunió con un grupo de senadores, quienes les recibieron un documento en el que externaron su preocupación por las reformas que pretende Conacyt.
Javier Martín Reyes, doctor en derecho y profesor asociado del CIDE, explicó que debido a todas las irregularidades desde el nombramiento de Romero hasta esta última convocatoria de Álvarez-Buylla se han interpuesto entre 10 y 15 amparos.
Por su parte, Ximena, estudiante del CIDE, indicó que no hay congruencia entre los dichos y hechos de Álvarez-Buylla: “Desde diciembre ella no se ha puesto en contacto con nosotros. Nos había dicho que estaba para informar no para dialogar. Estas reformas demuestran eso y que incluso ella no ha tenido problema en saltarse normativas”.
Agregó que temen por su futuro, pues el semestre está programado para iniciar el 31 de enero y en comparación con otros años, no han recibido ninguna indicación.
Esa preocupación la comparte Jean Meyer: “Los estudiantes entraron a una institución de excelencia y el peligro es que dejaría de serlo. Ellos serán las víctimas. Los profesores podemos buscar trabajo en otra parte, pero los estudiantes apenas están empezando. Tengo confianza que en tres años ellos trabajarán para reconstruir no sólo el CIDE, sino este país después de varios desastres más allá del Covid”.