"En México y en la Ciudad de México la programación artística, desafortunadamente, está conformada por grupos artísticos hegemónicos", dice la investigadora y catedrática Araceli Rebollo, quien, junto a Fernando Villa, es una de las dos cabeza del Festival Teatro Clásico MX, que celebra su cuarta edición bianual del 18 al 24 de septiembre en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).
Este año, en el festival se retoma un dicho popular en la época novohispana, "De chile, mole y manteca", para presentar seis puestas en escena, dos talleres, una conferencia, actividades académicas y la presentación del libro "La Commedia dell’Arte, una técnica antigua para el teatro del nuevo siglo", del director Mario Lage. Una agenda que se enfoca hacia otras latitudes porque "el Siglo de Oro también está conformado por su teatro y sus técnicas escénicas", detalla Rebollo.
"Los talleres son ´el chile´ porque le dan cierto sustento al festival, por decirlo de alguna forma; ´el mole´ viene de estas otras latitudes. La analogía es que, si bien, el moles es una comida tradicional mexicano, surge de una conjunción de especias que incluso llegaron de Asia".
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En ese sentido, la conjunción de elementos, que no necesariamente están relacionados con España, se representa con el libro de Lage, el anuncio de una conferencia sobre el teatro tradicional japonés y la puesta en escena de relatos tradicionales de la India
"La manteca es la programación artística de este año", afirma Rebollo y detalla: la mayoría de los grupos invitados son del interior del país. El objetivo del festival siempre ha sido un gran sueño: la utopía de que en algún momento se puedan hacer montajes de entremeses u obras novohispanas. "No lo hemos logrado porque cuando se habla de teatro clásico y del Siglo de Oro español, siempre se habla de Calderón de la Barca, Lope de Vega y, por allí, se cuela nuestra querida Sor Juana. Pero no miramos a muchos otros autores que, por supuesto, son anónimos o que tampoco tienen mucha difusión con respecto a estas obras que se comienzan a gestar en los conventos de la Nueva España".Si en algún momento logran tener el tiempo para desarrollar el proyecto, aunado a algún apoyo institucional, el plan será hacer un encuentro de escuelas en el que se monten piezas novohispanas.
Otro gran objetivo es alcanzar nuevas generaciones, no sólo de actores y dramaturgos, sino de públicos jóvenes. "El festival nace como una especie de símil con el de Almagro, certamen al que van muchos grupos de todo el mundo y presentan montajes modernos, contemporáneos y compiten por un premio". Por lo general, el Festival Teatro Clásico MX también tiene un certamen, que este año no se realizó porque no contaron con alguna beca que se los permitiera.
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"Estamos acostumbrados a que siempre que vemos estos montajes nos enfrentamos a grandes producciones y grandes vestuarios, con capotas y pelucas, pero poco nos preguntamos sobre lo que pasaría si sólo se monta el texto en una problemática más contemporánea. ¿Qué está diciendo la obra? ¿Qué valores resaltan en ella? Ese tipo de montajes los encontramos alrededor de la República Mexicana pero son poco vistos o no están en los grandes escenarios de la Ciudad de México".
En otras palabras, el concepto del festival es traer a grupos de todo el país; muchos de ellos, jóvenes que se acercan al teatro clásico desde otra mirada. "No son compañías hegemónicas, pero están haciendo un trabajo importante con relación a los clásicos", concluye Rebollo.
melc